La nueva era de la natación artística española: buenas maneras, misma exigencia y muchos metales
El equipo español logró siete medallas en el Mundial de Fukuoka e igualó así su mejor resultado desde Barcelona 2013. Txell Mas, Paula Ramírez e Iris Tió hablan con EL PAÍS mientras se preparan para la próxima temporada
Rompieron la barrera y el techo. Años de trabajo, esfuerzo y pasos pequeños para alcanzar lo más alto y dejar atrás fantasmas de épocas doradas. El de Anna Tarrés y sus métodos, por ejemplo. El equipo de natación artística español volvió del Mundial de Fukuoka este verano con sabor a oro: siete medallas en total para una nueva generación de veteranas y jóvenes promesas. Regresaron como ...
Rompieron la barrera y el techo. Años de trabajo, esfuerzo y pasos pequeños para alcanzar lo más alto y dejar atrás fantasmas de épocas doradas. El de Anna Tarrés y sus métodos, por ejemplo. El equipo de natación artística español volvió del Mundial de Fukuoka este verano con sabor a oro: siete medallas en total para una nueva generación de veteranas y jóvenes promesas. Regresaron como campeonas del mundo en la modalidad de equipo técnico con ‘Olé Fukuoka’, la prueba reina. Era la primera vez que España se hacía con la victoria. Aseguran Txell Mas (Granollers, 28), Paula Ramírez (Barcelona, 27) e Iris Tió (Barcelona, 20) que son como hermanas y que, junto a todo el staff, se apoyan dentro y fuera del agua. Reina el buen rollo, el respeto y el cuidado psicológico. Incluso en sus momentos de estudios: seis de las 14 integrantes del equipo están matriculadas en la Universidad Internacional de la Rioja. Ahora se preparan para el Mundial de Doha en febrero de 2024 y los Juegos Olímpicos de París del próximo verano. Tendrán que volver a demostrar agallas. Para ellas, no es un problema. “En el futuro de la sincro podemos ganar medallas. Todo puede pasar. Estamos en subida, y sin miedo”, asegura Paula en el Centro de Alto Rendimiento (CAR) de Sant Cugat, donde entrenan.
A pesar de las medallas que cuelgan en sus cuellos, aún no se creen campeonas. “Esto nos ha dado muchísima energía. Ha sido un año bastante duro”, explica Txell Mas. Iris Tió, bronce en solo y dúo junto a Alisa Ozhogina, recuerda el gran esfuerzo del equipo: hacía diez años que España no subía al podio de los dúos. El triunfo, en parte, responde al nuevo reglamento y a una buena estrategia: las españolas se centraron en las rutinas técnica y libre y descartaron la acrobática, algo que no hizo el resto de países; estrategia, por otro lado, que no les serviría en los Juegos de París 2024, pues las tres rutinas contarán para el resultado por equipos. En Fukuoka, además, compitieron sin llegar al límite de las nadadoras. Se sumaron al oro en solo libre de Dennis González, la plata en dúo mixto técnico con Emma García y el bronce en dúo mixto libre con Mireia Hernández, y también el oro en solo técnico de Fernando del Río. En total, 12 nadadoras y dos nadadores convocados en el mejor Mundial de España desde hace una década.
El camino, sin embargo, ha sido largo. Sobre todo, después de la no clasificación para los JJOO de Río 2016. Pero años antes la natación artística española vivía una época dorada, a codazos con la hegemonía rusa y china. Gemma Mengual, Ona Carbonell y Andrea Fuentes, con Anna Tarrés al mando, eran los nombres que resonaban sobre el medallero. Roma 2009, los JJOO de Londres 2012 y Barcelona 2013 -el que hasta ahora había sido el mejor mundial para España- fueron el colofón de una época gloriosa. Txell Mas, actual capitana desde 2017, lo recuerda: “Todos estos años, sobre todo cuando no nos pudimos clasificar para Río 2016, han sido muy duros. Pero desde 2017 se nota un cambio brutal de madurez. Todo el equipo está muy unido. Lo hemos construido poco a poco”.
Fue en 2012 cuando todo se torció. La salida de Gemma Mengual como nadadora tres años antes, su intento fallido de regresar y la atropellada destitución de Anna Tarrés fueron el inicio de un muro que la sincro no podía superar. La entrenadora conquistó 55 metales con España. Pero sus métodos quedaron en entredicho cuando fue acusada por 15 exnadadoras de tratos vejatorios, disciplina autoritaria y denigrante en sus entrenos. Ahora, bajo el mando de Mayuko Fujiki, lejos quedan aquellos métodos. “Las entradoras intentan que haya mucha unión de equipo. Mayu es muy profesional, y siempre recalca que está orgullosa de nuestra dinámica. Ella misma la fomenta”, explica Iris.
Eso sí, la exigencia, sigue presente. Entrenos de jornada completa -que pueden traspasar las ocho horas diarias-, fuera y dentro del agua, soporte psicológico grupal y nutricional. Todo un equipo volcado en llevar la sincro a lo más alto. De nuevo. La coreografía, mecanizada, repetida hasta la saciedad para evitar errores y no ser penalizadas con el nuevo reglamento. Centradas en una coreografía conservadora y con una estrategia clara enfocada al nuevo reglamente: no fallar.
Comenta Paula que, siempre, teniendo en cuenta la salud mental: “Somos un equipo que cuidamos nuestra mente, y tenemos una dinámica muy buena con todo el staff técnico. Antes de llegar a tener un problema, lo hablaríamos”. “La salud mental hay que cuidarla igual que la física. Y no cuando haya un problema, sino desde el principio”, desarrolla Mas, ya no solo como nadadora, sino también como licenciada en psicología por la UNIR, donde Iris estudia comunicación y Paula ADE.
Las tres ya se preparan junto a su equipo para el Mundial de Doha de 2024, una cita en la que deben cerrar su clasificación para los Juegos Olímpicos de París. “Este mundial nos dio un empujón enorme. La mayoría, casi todas, hemos vivido unos JJOO, y los vamos a disfrutar más y con más madurez. Estos años complicados nos han hecho disfrutar más de las medallas. Las que llevamos mucho tiempo hemos trabajado como hormiguitas”, recuerda Paula. Al grupo ahora solo le queda mirar hacia adelante. Han logrado superar el abismo de medallas, quitarse el polvo y pisar lo más alto del medallero. Quieren demostrar que una segunda parte de la era dorada de la natación artística está por llegar. Y con los límites, ahora sí, bien definidos. Demostrando que no es necesario traspasarlos para conseguir buenos resultados.
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