Lucy Bronze: “Sería muy triste un mundial sin Putellas”
La inglesa, mejor jugadora del mundo en 2020 y campeona de la Eurocopa en 2022, conversa con EL PAÍS de la evolución del fútbol, del conflicto de España, de la Champions y del potencial del Barcelona
Mejor jugadora del mundo en 2020, campeona de Europa en 2022, Lucy Bronze (Berwick-upon-Tweed, Inglaterra; 30 años) llegó al Barcelona con un solo objetivo: ganar la Champions. Y para eso el Barça primero deberá sortear a la Roma en los cuartos de final (la ida, este martes, a las 21.00, en DAZN). La inglesa aparece en la Ciudad Deportiva antes que cualquier otra azulgrana y, sin titubeos, se arranca a hablar en castellano. “¿Tú hablas catalán?”, pregunta; “yo sé algunas palabras...
Mejor jugadora del mundo en 2020, campeona de Europa en 2022, Lucy Bronze (Berwick-upon-Tweed, Inglaterra; 30 años) llegó al Barcelona con un solo objetivo: ganar la Champions. Y para eso el Barça primero deberá sortear a la Roma en los cuartos de final (la ida, este martes, a las 21.00, en DAZN). La inglesa aparece en la Ciudad Deportiva antes que cualquier otra azulgrana y, sin titubeos, se arranca a hablar en castellano. “¿Tú hablas catalán?”, pregunta; “yo sé algunas palabras: ‘Bon dia, si us plau, merci”. Es desacomplejada, buena conversadora y tiene claro cómo tiene que ser el futuro del fútbol. “Vivo aquí cerca. No me gusta nada conducir”, suelta la inglesa.
Pregunta. ¿Por qué no le gusta conducir?
Respuesta. Cuando era niña, y tuve que dejar el equipo de mi pueblo, tenía una hora y media de viaje en coche desde mi casa hasta mi nuevo club. Era el fútbol femenino de aquellos tiempos, era el único equipo que había cerca. Después hice la universidad en Leeds, pero jugaba en Liverpool. Otra hora y media. Por eso, en cuanto me convertí en profesional, pensé: “No voy a conducir tanto nunca más”.
P. ¿Tuvo que dejar el equipo de su pueblo?
R. Cuando cumplí 12 años ya no podía jugar más con niños. Había una norma en la FA (federación inglesa) que impedía el fútbol mixto. El entrenador le dijo a mi mamá: “Tienes que encontrarle un equipo a Lucy. Si lo haces, esta niña jugará para Inglaterra”. Entonces, como ella no sabía nada de fútbol, llegó a casa y escribió en Google: women football. Lo primero que le apareció fue una escuela en Carolina del Norte. Y, a las siguientes vacaciones, toda la familia se puso rumbo a Estados Unidos. Creo que fue lo mejor que me ha pasado en la vida.
P. ¿Por qué?
R. Siempre había sido la única niña que jugaba al fútbol. Y, cuando llegué allí, me encontré con miles de niñas. ¿Sabe lo que significa eso? Darte cuenta de que no estás sola, de que puedes ser futbolista si así lo deseas. El entrenador en Carolina del Norte le dijo a mi madre que regresara a las cinco de la tarde. Y eso hice.
P. ¿Cree que los diferentes problemas de lesiones que ha tenido en su carrera han sido consecuencia de no tener un cuidado profesional desde pequeña?
R. Sí, estoy 100% segura.
P. ¿Nos perdimos a una mejor Lucy Bronze?
R. Puede ser… Mire el caso de Alexia [se rompió los ligamentos el pasado junio]. Tiene un fisio que le realiza tratamientos todos los días y puede ir al gimnasio del club. Cuando yo me rompí a los 18 años, estuve un año sin jugar y solo iba al fisio una vez por semana. Si hubiese ido todos los días… Pero intento quedarme con lo positivo. Tener que entrenar sola, durante tanto tiempo, me dio una mentalidad que otra gente no tiene. ¿Sabe que es lo más importante? Cuando estaba en la universidad trabajé en el Domino’s Pizza para poder pagar la gasolina para ir a entrenar a Liverpool. Necesitaba el dinero. ¿Hubiese preferido no hacerlo? Claro. Pero eso me dio la visión de mi vida: quería jugar al fútbol más que cualquier otra cosa. Y, cuando miro para atrás, estoy muy contenta. Estuve en el inicio de todo, cuando teníamos que estudiar, trabajar y viajar en coche para entrenar, pero también estoy ahora cuando las jugadoras viajamos en aviones privados.
P. ¿En qué punto está el fútbol de mujeres hoy?
R. Voy a hablar de lo que sé. Durante mucho tiempo, en Inglaterra, los clubes y las jugadoras estaban satisfechos con crecer poco a poco. Pero entonces, pasó lo que pasó en el mundial de 2019 [Inglaterra alcanzó la semifinal y perdió por un ajustado 1-2 ante Estados Unidos]. Nos dimos cuenta de que teníamos que cambiar. Pero, para hacerlo, necesitábamos el apoyo de todos. Y, si lo alcanzábamos, estábamos convencidas de que podíamos ganar. El verano pasado, ganamos la Euro en casa y demostramos que no hay diferencia entre lo que siente la gente respecto del fútbol masculino. Solo es fútbol.
P. ¿Su Federación las apoya?
R. Sí, nos apoya mucho. Después de cada torneo o de cada desplazamiento importante, los responsables de la federación se juntaban con las capitanas y nos preguntaban qué necesitábamos para mejorar. Entonces, nosotras les decíamos, por ejemplo, que necesitábamos otro miembro en el staff o realizar los viajes de otra manera, o entrenar diferente, o comer determinada comida.
P. ¿España o Francia tienen que ir por ese camino?
R. Ser una futbolista profesional implica un enorme estrés. El compromiso emocional y físico durante un partido es muy grande. Necesitas dormir bien, viajar bien, comer bien y, por supuesto, entrenar bien. Imagínese que después de un partido, cuando llegas a casa ya cansado y de noche, tienes que ponerte a escribir mails y a llamar por teléfono para reclamar cosas. Pelear y pelear. Cuando estoy con Inglaterra, llego a la habitación y me voy a dormir. Cada día jugamos más partidos y necesitamos tener esa energía. Es la única manera de desarrollar y evolucionar el juego.
P. ¿El fútbol necesita más voces como la de usted, la de Megan Rapinoe o la de Ada Hegerberg?
R. No, no creo que necesite más voces. Lo que necesita es cambiar para que esas voces no sean necesarias. Y eso es muy diferente. Es otra perspectiva. La gente debería entender que las futbolistas no tienen que estar siempre peleando. Cuando en el pasado, en distintos deportes, aparecieron voces como las de Mohamed Ali o Martina Navratilova, ya no fue necesario que otras personas lucharan. Si hoy puedes cambiar el juego, en el futuro otras no lo tendrán que hacer.
P. ¿Se imagina un mundial sin Putellas, Paredes, Mapi León y compañía?
R. Sería muy triste que esas jugadoras no estén en el mundial. Seguramente sería mejor para Inglaterra, pero yo quiero el mejor mundial posible. Y el mejor mundial solo se puede dar con las mejores jugadoras.
P. Jugó el Lyon, hábleme de este equipo, posible rival del Barça en semifinales, el gran coco del fútbol [ha ganado ocho de las últimas 12 Champions].
R. Este proceso del que estamos hablando, ellas lo empezaron antes que nadie. Se pusieron serias hace 10 años, mientras que otros equipos lo hicieron hace cinco. Jugadoras como Renard, Le Sommer y Henry tienen esa mentalidad en la que solo conciben ganar. Es lo que han hecho durante los últimos 10 años. Para los otros equipos, en cambio, es algo nuevo.
P. ¿Y el Barcelona?
R. Me recuerda al Lyon. La ambición de ganar que tiene este equipo es increíble. Quieren y pelean por el éxito. Pierden una final de Champions y solo piensan en cómo pueden hacer para volver a ganarla. Empujan y empujan. El club quiere eso, las jugadoras quieren eso y se nota. Piensan en cuánto invertir, en qué jugadoras hay que fichar, en cómo mejorar lo que tienen. No se ven tantos equipos en el fútbol como el Lyon y el Barcelona.
P. ¿Eso hace peligroso el partido ante la Roma, rival en cuartos antes del hipotético duelo con el Lyon?
R. Sabemos que somos las favoritas. Y eso es evidente por las jugadoras que tenemos y por los resultados que estas jugadoras han conseguido en el pasado. La Roma es un equipo prácticamente nuevo en Champions, pero en la liga italiana se están haciendo las cosas bien. Será un buen partido. Sabemos que, si jugamos bien, le podemos ganar a cualquier equipo.
Puedes seguir a EL PAÍS Deportes en Facebook y Twitter, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.