Alcaraz le roba tiempo al tiempo
El murciano, citado en las semifinales de California con Sinner, recorta plazos y recupera su versión más brillante pese a haber comenzado el curso con retraso
Un mes, tres torneos y 13 partidos han sido suficientes para que Carlos Alcaraz, descabalgado por culpa de la lesión que sufrió en la pierna derecha el 4 de diciembre, no solo haya recuperado el tiempo perdido sino también la esencia. De nuevo, el joven murciano compite al galope y deslumbra con un título más en el zurrón, 12 triunfos y una última exhibición –doble 6-4 a Félix Auger-Alissime, en dos horas– que le sitúa enfrente del italiano Jannik Sinner en las semifinales de Indian Wells, que dis...
Un mes, tres torneos y 13 partidos han sido suficientes para que Carlos Alcaraz, descabalgado por culpa de la lesión que sufrió en la pierna derecha el 4 de diciembre, no solo haya recuperado el tiempo perdido sino también la esencia. De nuevo, el joven murciano compite al galope y deslumbra con un título más en el zurrón, 12 triunfos y una última exhibición –doble 6-4 a Félix Auger-Alissime, en dos horas– que le sitúa enfrente del italiano Jannik Sinner en las semifinales de Indian Wells, que disputará esta madrugada (no antes de las 23.00, Movistar Deportes). Ha vuelto el de El Palmar como si no hubiera estado ausente, señal de grandeza, signo que acompaña a los fueras de serie.
Ahí están los retornos magistrales de Rafael Nadal –tantas y tantas veces–; los de Novak Djokovic –en 2018, tras una operación de codo y perderse en el limbo, o los que protagoniza tras cada parón–; inolvidable fue el de Roger Federer en 2017, por la puerta grande después de pasar por primera vez por el quirófano; y tan meritorio o más es el de Andy Murray, que hace tiempo que podía haberse retirado a sus dependencias y sigue empeñado en sacarle la última gota de jugo a su deporte. Ellos han sido, ellos son en realidad, la mejor referencia para el español, situado a solo dos victorias de retomar el mando del circuito y, por encima de todo, a un nivel difícilmente imaginable por la celeridad en el proceso.
Desinflado en la recta final de la temporada pasada, fruto del desgaste físico y la ansiedad que produce el estrellato prematuro, Alcaraz engarzó el trofeo en Buenos Aires, mantuvo el tono en Río de Janeiro –donde solo le detuvo una distensión en el isquio– y brilla en Indian Wells, donde saldó una deuda pendiente en su última aparición. Logró finalmente desarticular a Auger-Aliassime, ante el que había caído en los tres precedentes; lo consiguió además con un tenis fresco e imaginativo, con el cuchillo entre los dientes en cada resto y su característico repertorio de dejadas. Impresiona lo del español, no porque no posea facultades sino por la inmediatez. Recuérdese: 19 años.
“No me sorprende mucho, soy un tenista y un chico que aprende rápido”, afirma él, profundo admirador de Federer –con el que llegó a entrenar un par de veces sobre la hierba de Wimbledon, en 2019– y que acostumbra a invertir una generosa cifra de horas repasando vídeos de su deporte en YouTube. “Miro a los grandes como Djokovic o Rafa, y cómo cada vez que han vuelto de las lesiones consiguen tener muchas opciones de ganar un título. Me fijé en ellos cuando estuve lesionado y entrenando [con un paréntesis competitivo que se extendió casi cuatro meses]. Ellos me motivaron con su forma de jugar en sus primeros torneos. Me sorprendió cuando gané en Buenos Aires, pero ahora ya no”, prolonga el número dos de la ATP.
Sensaciones, por encima de resultados
Su reaparición en la tierra batida de Argentina ya dejó un poso muy positivo, pero no tanto por el premio, que también por ser el primero desde septiembre, como por las sensaciones que desprendió ante rivales de empaque como Dejre (57º), Lajovic (80º), Zapata (74º) y Norrie (12º). A la semana siguiente resolvió situaciones peliagudas en la arena brasileña –De Carvalho (556º), Fognini (86º), de nuevo Lajovic, Jarry (139º) y de nuevo Norrie– y estos días californianos su juego ha mantenido una línea ascendente, alcanzando el punto álgido contra un adversario que le había negado tres veces.
“Félix juega mejor en pista cubierta [le batió en Valencia y Basilea]. Esta vez aproveché mi oportunidad. Estuve muy centrado en el rest y eso fue muy importante para mí. Nunca había roto su saque hasta ahora, y eso es un buen dato para mí. Diría que el resto ha sido la clave de todo”, apuntaba este viernes, consolidando la progresión que ha descrito su trazado ante Kokkinakis (94º), Griekspoor (36º) y Draper (56º). “Creo que juego mejor en pista dura, por mis movimientos y por mi estilo de juego”, precisa; “pero parece que los resultados también son buenos en tierra batida. Sí, diría que no soy mejor tenista que hace un mes. Solo intento hacer mi juego en cada partido”.
Pese a haber comenzado el año con retraso, de haberse truncado la pretemporada –lesión en el semimembranoso de la pierna derecha– y de no haber podido competir en Australia en enero, Alcaraz ha recortado tiempo al tiempo y en un abrir y cerrar de ojos se ha resituado en primerísima línea, independientemente de lo que suceda en el doble episodio que sellará Indian Wells. Por su cabeza, no obstante, no hay otro pensamiento que Sinner, uno de los jugadores con mayor proyección y que en 2021 le superó dos veces, las mismas que se ha impuesto él al italiano.
“Me encanta jugar contra Jannik, me encanta jugar partidos duros, reñidos, de calidad, porque sacan lo mejor de mí”, desliza. “Sinner es un tenista fantástico, un gran pegador. Tiene un gran saque y se mueve muy bien, nos lleva al límite; con él es muy difícil estar centrado durante todo el partido, pero a la vez, ese reto me gusta”, cierra el murciano, tenista sin corsés ni amarre alguno: en cuanto ve luz verde, acelera. No entiende de plazos. Pese lo que lo que pese al dios Cronos.
REENCUENTRO SABALENKA-RYBAKINA
La número uno de la WTA, la polaca Iga Swiatek, se dio de bruces otra vez con la versión más arrolladora de Elena Rybakina, la última campeona en Wimbledon. La kazaja, de 23 años y décima del mundo, impuso su excelencia al servicio (82% de puntos con primeros) y abortó tres de las cuatro opciones de rotura que dispuso la gobernadora del circuito, a la que ya había derrotado este año en los octavos del Open de Australia. En esta ocasión, el marcador fue aún más contundente: doble 6-2.
De esta forma, ella y Aryna Sabalenka reeditarán la final de Melbourne, ya que la bielorrusa tampoco concedió ninguna opción a la griega Maria Sakkari: 6-2 y 6-3. La tenista de Minsk es la más fuerte esta temporada y, del mismo modo, con su último triunfo abundó en su jerarquía ante las top-10; desde 2018, fecha en la que logró su primera victoria contra una rival situada entre las mejores del ranking, suma 24 triunfos, más que cualquier otra jugadora. Le sigue, precisamente, Sakkari con 23.
Rybakina y Sabalenka se medirán por el título este domingo a las 21.00 (Dazn).
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