Charla entre Joan Cañellas y Gedeón Guardiola: “Nos perjudica haber normalizado luchar siempre por las medallas”
Dos de los supervivientes del último oro mundial, en 2013, conversan en la previa de la lucha por el bronce ante Suecia sobre el torneo, la evolución del equipo y el futuro que se vislumbra
Joan Cañellas (Santa María de Palautordera, Barcelona; 36 años) y el capitán Gedeón Guardiola (Petrer, Alicante; 38) son, junto a Jorge Maqueda (Toledo, 34), los supervivientes en la selección de balonmano del segundo oro mundial conseguido hace justo una década en Barcelona. Desde entonces, el equipo ha logrado siete medallas en grandes campeonatos y este domingo (18.00, Teledeporte) busca la octava, de bronce, en el Mundial que se cierra en el Tele2 Arena de Estocolmo (20.000 espectadores). Su rival es Suecia, la anfitriona, que en el Europeo de 2022 le ...
Joan Cañellas (Santa María de Palautordera, Barcelona; 36 años) y el capitán Gedeón Guardiola (Petrer, Alicante; 38) son, junto a Jorge Maqueda (Toledo, 34), los supervivientes en la selección de balonmano del segundo oro mundial conseguido hace justo una década en Barcelona. Desde entonces, el equipo ha logrado siete medallas en grandes campeonatos y este domingo (18.00, Teledeporte) busca la octava, de bronce, en el Mundial que se cierra en el Tele2 Arena de Estocolmo (20.000 espectadores). Su rival es Suecia, la anfitriona, que en el Europeo de 2022 le ganó el título con un penalti con el tiempo cumplido. Esta vez, no obstante, no cuenta por lesión con su estrella, Jim Gottfridsson. Cañellas y Guardiola charlan en el hotel de concentración, en medio del revuelo del día previo, sobre el campeonato, estos 10 años de éxitos y lo que se adivina en el futuro.
Pregunta. Después de la semifinal, el calendario les obligó a volar de Gdansk (Polonia) a Estocolmo y a acostarse casi a las tres de la madrugada después de dos semanas jugando cada dos días. ¿Abusan de ustedes?
Guardiola. Más que abuso es poca comprensión. Nosotros somos los que debemos rendir en la cancha y los que sufrimos físicamente, así que poner dos semifinales en países distintos y viajar después de toda la tensión acumulada es no tenernos en cuenta. El perjudicado es este deporte.
Cañellas. Yo soy más duro. Es una vergüenza. También para los aficionados y las familias. Si hubiera habido un día más, no nos quejaríamos tanto. Cenar en el bus un táper de arroz y pollo, llegar al hotel y que no haya fruta ni agua, esto no lo habíamos vivido antes. La organización es un desastre. No hay tiempo de prepararse física ni tácticamente, y el espectáculo se resiente.
P. ¿Qué capacidad tienen de gritar?
G. Muy poca.
C. Cuanto más lo intentas, más te tachan de llorón, pero si fuéramos otro deporte la gente se alarmaría. ¿Por qué ocurre en el balonmano? Hace unos años hablamos de las lesiones que causaba la acumulación de partidos, y no ha cambiado nada. También recuerdo un Europeo reciente [2020] en tres países. No se pueden hacer así las cosas.
G. Si se hiciera todo de otra manera y en otras fechas, el balonmano crecería mucho más.
C. Como ejemplo solo diré que el miércoles tengo un partido con mi club [Kadetten, de Suiza].
La organización del Mundial es una vergüenzaJoan Cañellas
P. Pero ahí sigue España, de nuevo en la lucha por las medallas. De todas las razones que explican la capacidad para permanecer en la élite, ¿alguna que no se haya dicho?
G. Entrenamos bien, el método de los técnicos es muy bueno y encaja con nosotros. Otras selecciones queman a los jugadores mucho más. Nuestro sistema prima lo colectivo.
C. Sumo a eso que nuestra generación heredó una dinámica de juego y resultados, pudo hacerse su sitio, y la nueva se ha adaptado gracias al trabajo que veníamos haciendo. Cuando vives en varios países, ves que hay muchos detalles que nos enseñan y que otros no controlan. Por eso hay tantos técnicos en el extranjero, lo cual no nos beneficia a largo plazo porque el resto puede aprender aspectos que nosotros tenemos interiorizados. La forma de ver el juego es lo que más nos ayuda. Además de saber competir y la ambición.
P. Dentro de su larga trayectoria, ¿en qué lugar sitúan el encuentro contra Noruega?
G. Fue de los más sufridos y tensos. No recuerdo otro con dos prórrogas en unos cuartos. Son días que nos ayudan a crecer como equipo.
C. Creo que solo habíamos jugado una prórroga contra Polonia y no nos salió bien. En mi carrera, fue la segunda vez que me he emocionado. La otra, cuando gané la Champions [en 2017]. La única pena es que no te da ninguna medalla directamente. Esa euforia no puede ser disfrutada al máximo.
Lo que hace la selección no sirve nada para el reconocimiento y que la Liga mejoreJoan Cañellas
P. En esta década, desde el oro de Barcelona, ¿qué balance hacen del balonmano español?
C. Con la selección, increíble. Se habla mucho de otros equipos, pero hay que mirarnos a nosotros, lo tenemos que valorar. Mikkel Hansen es muy bueno, pero España también tiene muy buenos. Lo negativo es que todo lo que hacemos con la selección no sirve nada para el reconocimiento y que la Liga mejore. Ese punto siempre me quedará. Los jóvenes se van fuera y los que estamos hartos de estar en el extranjero no hay manera de regresar. La visibilidad que nos ganamos con Noruega desaparece al caer en semifinales, aunque consigamos el bronce. Otras selecciones sí gozan de ese reconocimiento en portadas. Es una cultura del deporte que no vamos a cambiar. Por nuestra parte es complicado hacer más.
G. Hemos conseguido algo que nos perjudica: la gente ha normalizado que siempre estemos en las semifinales. Y eso es muy difícil de conseguir.
P. ¿El hecho de que nunca se les incluya entre los grandes favoritos y siempre lleguen, les cabrea o les libera?
G. Nos motiva. Esa fue la clave, por ejemplo, del Europeo del año pasado [subcampeones]. Nadie apostaba por nosotros después del cambio generacional.
C. Es querer demostrar que somos igual de buenos que las selecciones de las que se hablan maravillas.
P. ¿Cómo se imaginan el balonmano español dentro de 10 años?
C. Espero que la liga sea profesional de verdad. Ahora no lo es por salarios y condiciones. Y en la selección, los resultados de la cantera invitan a pensar en un buen futuro.
G. Tiene más futuro la selección que la liga. El papel de España en estos campeonatos es bueno para que los chavales se interesen por el balonmano. Y también la escuela de entrenadores ayuda a que salgan más chavales.
C. Las redes también contribuyen. A veces los medios convencionales no informan y ahí los jóvenes pueden ver más a sus jugadores. Ahora se puede seguir un campeonato de comunidades autónomas, un Mundial juvenil o júnior. Nosotros, que hemos hecho el curso de entrenador, vemos que hay mucha gente implicada desde abajo. La pena es que la pirámide debería ser más sólida en la base, con más gente, y más fuerte arriba.
El balonmano vive del gol. Cuantos más, mejorGedeón Guardiola
P. Más allá de España, exjugadores de otras épocas lamentan que ahora el balonmano es demasiado rápido, que no da tiempo a seguirlo. ¿Qué opinan?
C. Hay muchos detalles que igual se pierden por la velocidad y tienes que controlar más para identificarlos. Pero a nivel táctico es mucho más rico. Es vibrante, más estético. Ha evolucionado mucho.
G. Antes era más lento, pero es un deporte que vive del gol. Cuantos más, mejor, más atractivo. Se puede enganchar a más gente. Si aumenta la velocidad es más vistoso en el campo. Quizás en la televisión no se ve tanto. Y tácticamente existen más recursos. Para el jugador es más difícil porque dependes más del físico. Quizás lo técnico lo puedes suplir con otros aspectos, pero sin físico estás perdido. Con el paso del tiempo es lo que pierdes, aunque también han mejorado mucho los cuidados.
La misión histórica de Dinamarca, frente a la Francia del eterno Karabatic
Resuelta la pugna por el bronce entre España y Suecia, llegará la cita con la historia de Dinamarca, que busca su tercer título mundial consecutivo (ante Francia; 21.00, Teledeporte), una cima que nadie ha escalado todavía en el balonmano. Suecia, Rumania y Francia (estas dos últimas en dos ocasiones) se quedaron a uno, aunque ninguna de ellas disputó la final en esa tercera edición, como sí lo harán los daneses. El equipo liderado en la pista por Mikkel Hansen (35 años) y bien respaldado por dos jóvenes como Mathias Gidsel (23 años y 54 goles en el torneo) y Simon Pytlick (21 y 42 tantos) lleva sin perder en un Mundial desde 2017 (27 duelos invicto).
Enfrente, y con permiso de la anfitriona Suecia, se cruzará el otro gallo del campeonato, Francia. Allí todavía rema otro de los grandes que resisten, Nikola Karabatic (38), excompañero de Hansen en el PSG y a la caza de su undécimo oro en un gran torneo (sería el quinto mundial). A su vera tendrá a Dika Mem (su duelo con Gidsel en el lateral diestro será uno de los puntos calientes de la tarde), Nedim Remili y Ludovic Fabregas, entre otros.
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