Aliassime, el azote de Alcaraz
El canadiense, inabordable bajo techo esta temporada, se impone por 6-3 y 6-2 en las semifinales de Basilea al español, al que ya había batido en los dos precedentes
Camina Carlos Alcaraz por el St. Jakobshalle (la casa del gran Roger Federer, ya un aficionado más) cabizbajo en busca de la solución, pero no hay remedio que valga. No ante Felix-Augger Aliassime, un rival que empieza a convertirse en un incordio para el español, que le da vueltas y más vueltas al tarro, pero que choca con la fría realidad numérica: tres duelos, tres derrotas. El año pasado el canadiense lo frenó en el US Open, lesión mediante; hace mes y medio volvió a toparse con él en ka Dav...
Camina Carlos Alcaraz por el St. Jakobshalle (la casa del gran Roger Federer, ya un aficionado más) cabizbajo en busca de la solución, pero no hay remedio que valga. No ante Felix-Augger Aliassime, un rival que empieza a convertirse en un incordio para el español, que le da vueltas y más vueltas al tarro, pero que choca con la fría realidad numérica: tres duelos, tres derrotas. El año pasado el canadiense lo frenó en el US Open, lesión mediante; hace mes y medio volvió a toparse con él en ka Davis en La Fonteta de Valencia, pero acusó sobremanera el agotamiento de su trazado triunfal por Nueva York y también perdió; y llega ahora un tercer encontronazo resuelto de la misma forma, con una derrota (6-3 y 6-2, en 1h 21m) que volatiliza la posibilidad de disputar la final del ATP 500 de Basilea.
“En Canadá hace mucho frío, así que la mitad del año jugamos bajo techo y parece que está dando sus resultados”, bromea Aliassime, gobernador de principio a fin de un partido de una sola dirección. Manda sin discusión la derecha del canadiense y chirría la del murciano, rey actual del circuito pero desentonado ante un adversario que parece haberle cogido la medida y que le pega a la pelota casi tan fuerte como él. En términos de velocidad, uno y otro viajan un par de marchas por encima de los demás, y en el cara a cara, Aliassime descorcha su mejor tenis, ese que le señala como otro de los protagonistas de la nueva era y como el mejor de la temporada (23 triunfos, cuatro derrotas) bajo el formato indoor, a cubierto.
Desde que engarzase su primer grande y ocupara por primera vez la poltrona del circuito mundial, Alcaraz no termina de disfrutar. Acumula el español una fatiga considerable, pese a los bríos de su edad (19), y se hace también palpable el desgaste anímico de un curso plagado de emociones fuertes. Desde que alcanzase la cima, al chico de El Palmar se le ha encogido ligeramente el brazo y el balance (4-3) refleja un recorrido post-US Open a volantazos e irregular. Antes de aterrizar en Basilea cedió ante David Goffin en la primera ronda de Astaná, pero a su llegada a Suiza recuperó el buen rumbo con las victorias sucesivas ante Kack Draper, Botic van de Zandschulp y su amigo Pablo Carreño. Sin embargo, el vertiginoso Aliassime volvió a actuar como cepo.
El canadiense aprovechó el desinfle de su rival en la recta final del primer set –ocho puntos consecutivos– y continuó negándole el ritmo en el segundo. Así le derribó, así reforzó su candidatura a jugar al Masters de Turín –es séptimo en la carrera anual, con más de 500 puntos sobre Taylor Fritz, su perseguidor– y así se subrayó otra vez, incontestable en el servicio y demoledor con el drive: tras los títulos de Florencia y Amberes, además de los 12 triunfos que ha encadenado, Aliassime se presentará en la final de este domingo (15.00, #Vamos) como el tercer jugador con más victorias –52, solo por detrás de Stefanos Tsitsipas (57) y Alcaraz (55)– y como el gran favorito ante el danés Holger Rune.
En el turno posterior de semifinales, el nórdico, otro joven (19) con buena pinta, cercenó en un doble desempate la otra opción española, representada por el castellonense Roberto Bautista: 7-6(1) y 7-6(6), en 2h 01m. Tras el episodio en Basilea, el calendario propone las citas del Masters 1000 de París-Bercy (la próxima semana), el Masters (del 13 al 20 de noviembre) y el colofón de las Finales de la Copa Davis (22-27).
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