El alegre ‘déjà vu’ del Madrid y los sudores fríos por Benzema
Ancelotti rebaja la alarma por Karim, pero pide esperar a las pruebas médicas en la pierna derecha. Hazard, el sustituto del francés, toma aire con un gol y una asistencia. “La segunda parte fue un recital”, proclama el italiano
El You’ll never walk alone explotando en las gargantas de los aficionados del Celtic, como lo hacía en los del Liverpool en la final de la Champions en Saint-Dennis. Valverde y Vinicius produciendo otra victoria, como en mayo en París. El brasileño continuando en modo killer (por primera vez, cuarto partido seguido anotando), como nadie lo hubiera pronosticado hace un año. Los blancos escapando de otro acoso inicial, como ...
El You’ll never walk alone explotando en las gargantas de los aficionados del Celtic, como lo hacía en los del Liverpool en la final de la Champions en Saint-Dennis. Valverde y Vinicius produciendo otra victoria, como en mayo en París. El brasileño continuando en modo killer (por primera vez, cuarto partido seguido anotando), como nadie lo hubiera pronosticado hace un año. Los blancos escapando de otro acoso inicial, como desde marzo en Europa. El exterior de Modric, como siempre. Y, al fin, una jornada reconfortante para Hazard, como casi nunca con la camiseta merengue y como a menudo en el Chelsea. Pero ni con esas el Madrid fue capaz de sacudirse el susto y la preocupación por el físico de Karim Benzema, retirado a la media hora por molestias en la rodilla derecha. Una extraña mezcla de alegre déjà vu y sudores fríos en Glasgow.
“En la primera evaluación no parece algo particularmente serio, pero hay que esperar a mañana [por este miércoles]. No sabemos todavía si es muscular”, adelantó Carlo Ancelotti en sala de prensa.
Con el Celtic sacando fuego por la boca en la primera parte, de repente, el vacío en el Madrid. Y no fue por la insistencia de Abada, que para el segundo 30 ya había apurado a Courtois; ni por el disparo violento de Hatate desde la frontal; ni por el sartenazo al palo de McGregor con el portero belga haciendo la estatua. Muy pocos abismos mayores en el Madrid de estos tiempos que ver con el físico lastimado a Benzema, cuya ausencia obliga a un remiendo.
Ocurrió en el minuto 26. A la vuelta de otra carga local, el francés se llevó la mano a la rodilla derecha, torció el morro y se desentendió prácticamente del juego en los cuatro minutos que todavía continuó en pie. El nueve blanco, en cuanto siente molestias, no suele demorarse en la retirada a los vestuarios. Tampoco en Glasgow, ante la ovación de la grada. El delantero galo, de 34 años, que el año pasado se apuntó 15 goles de camino a la 14ª Champions del Madrid, era el jugador de campo con más minutos esta campaña: 450, todos los posibles.
No hay Madrid sin Karim y, cuando no está, la crisis ha sido en varias ocasiones sistémica. Sus tres peores derrotas del curso pasado ocurrieron sin él o tras una acelerada puesta a punto del galo: ida de los octavos de Champions en París (1-0), cuartos de Copa en Bilbao (1-0) y Barcelona en casa (0-4). En total, se perdió por lesión o precaución el doble de partidos (10) que la campaña anterior. El segundo susto de la noche fue el de Militão, retirado por una sobrecarga en el isquio de la pierna izquierda. “Él quería seguir, pero he preferido no correr riesgos”, apuntó Ancelotti.
Esta vez, el relevo de Karim fue Hazard, que el pasado sábado ante el Betis, en otro encuentro a cero para él, le pillaron rumiando en el banquillo por los cambios de Carletto. Tres días después, en la Champions, fue un ahí lo llevas. Aunque el técnico italiano había anunciado en pretemporada que iba a probar en esa posición al belga, en estos momentos se esperaba más a Rodrygo como el primer relevo de Benzema. Sin embargo, el dedo señaló al ex del Chelsea, que apenas sumaba 39 minutos sobre el césped.
El envido de Ancelotti resultó balsámico para Hazard, que se marchó del Celtic Park con una necesaria ración de mimos para su castigada autoestima. Después de fallar una ocasión en el minuto 41, participó en la cocina del 0-2 con una conducción que recordó a Hazard y con un gol a placer, el 0-3, tras 33 pases seguidos de los blancos. Una sonrisa dentro de un escenario personal tan negro y prolongado, como lo ilustran dos datos: este fue apenas su séptimo tanto con el Madrid en 69 partidos y no marcaba en Champions en jugada desde octubre de 2017, con el Chelsea a la Roma. En la otra vida; la suya y la de todos.
“El penalti fallado contra el Celta le pudo afectar. Luego tampoco jugó los dos partidos siguientes. Hoy [por este martes] le demostró al míster que puede tener más oportunidades”, le defendió su compatriota Courtois, que admitió el sufrimiento inicial de los suyos y que la noche hubiera tenido muchas más curvas si llegan a encajar al principio.
Ancelotti también valoró el despliegue del belga, pero sin un gran entusiasmo aparente. “Le ha costado en la primera parte, pero ha sido determinante en la segunda. Ojalá pueda seguir así. Él no es un delantero centro-centro, aunque sabe moverse y eso nos ayuda porque les quita la referencia a los dos centrales”, explicó serio el italiano, que sí fue más generoso en el halago a la hora de analizar la segunda mitad. “Ha sido un recital”, proclamó.
Puedes seguir a EL PAÍS Deportes en Facebook y Twitter, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.