El Real Madrid sigue sin red para Benzema
El equipo blanco, con más forro en todas las líneas, no mueve ficha para auxiliar al delantero francés tras el no de Mbappé
Hace tres meses, la inmensa mayoría daba por descontado qué haría el Madrid este verano: fichar a Kylian Mbappé, la operación que lo debía cuadrar todo. Sería el gran póster del nuevo Bernabéu y la solución para el relevo más peliagudo al que se enfrenta el equipo, el de Benzema, que a la vuelta del Mundial cumplirá 35 años. Pero no, eso no ocurrió. Así que este martes, cuando la primera plantilla aterrizó en Los Ángeles para continuar l...
Hace tres meses, la inmensa mayoría daba por descontado qué haría el Madrid este verano: fichar a Kylian Mbappé, la operación que lo debía cuadrar todo. Sería el gran póster del nuevo Bernabéu y la solución para el relevo más peliagudo al que se enfrenta el equipo, el de Benzema, que a la vuelta del Mundial cumplirá 35 años. Pero no, eso no ocurrió. Así que este martes, cuando la primera plantilla aterrizó en Los Ángeles para continuar la pretemporada, todos abrazaron a Karim con más delicadeza todavía, con el trato reverencial que solo se dispensa a las estrellas indiscutibles, recién incorporado al grupo tras un permiso de vacaciones extra para proteger la carrocería más preciada del vestuario.
Por el lujoso hotel de Beverly Hills paseaba también Antonio Rüdiger, otro forro defensivo, y la nueva batería de medios jóvenes y fibrosos, a la que se sumó Aurélien Tchouameni (80 millones fijos). Las combinaciones y alternativas a la hora de abrigarse atrás se han multiplicado con estas dos adquisiciones; sin embargo, la gran ecuación en el diseño del futuro sigue, de momento, pendiente de resolver. El estruendoso plantón del jugador del PSG ha dejado el ataque como estaba, con los mismos pies, y mimar al soldado Benzema se ha convertido más que nunca en innegociable en Valdebebas, especialmente con la distorsión de un Mundial en mitad de curso.
La primera aparición del Madrid tras las vacaciones, ante el Barcelona en Las Vegas en la madrugada española del sábado al domingo (5.00, La 1), llega con apenas tres sesiones de entrenamiento de Karim, lo que le servirá probablemente a los blancos para volver a probarse duranpartido, o al menos un largo tramo, en ese vacío sin el francés, el único agujero en su camino la temporada pasada a los títulos de Liga y Champions.
El disgusto por el gatillazo con Mbappé, en cuya cesta se pusieron todos los huevos, no ha variado, de momento, el guion de la zona ofensiva: dar salida a lo ya juzgado y sentenciado, como Jovic a la Fiorentina (a Mariano le queda un curso y hace tiempo que se impuso la resignación); y no ofrecer la renovación a Marco Asensio, que también cumple contrato en 2023. Según aseguró Carlo Ancelotti, no habrá fichajes (el mercado termina el 31 de agosto) y el nuevo experimento para cubrir las ausencias de Benzema es Eden Hazard, más fino físicamente en apariencia y con la promesa pública de, al fin, ser útil. Un nuevo empleo para el belga empujado por las circunstancias tras la negativa de Kylian: el estatus de Vinicius en la banda izquierda (la natural del ex del Chelsea), el intento de sacar algo de agua del pozo más caro de la historia del club, y la necesidad de seguir moviendo la ruleta en una posición donde nadie ha logrado siquiera parchear a Karim. Las tres peores derrotas de la pasada campaña ocurrieron sin él o tras una apresurada puesta a punto del galo: ida de los octavos de Champions en París, cuartos de Copa en Bilbao y Barcelona en casa. “Yo soy muy feliz de depender de Benzema”, concluyó sin problemas Carletto en primavera.
La alteración de un calendario con Mundial
El intento con Hazard abunda, en realidad, sobre un camino ya trillado: la figura del falso nueve. Desde febrero, por ahí pasaron Asensio, Isco, Rodrygo y Modric, además de Bale. Ninguno arregló nada e, incluso, en la probatura con el croata en el clásico (0-4) el desaguisado táctico resultó colosal. De Hazard, como de todos los anteriores, se busca retener parte de la capacidad de asociación de Benzema. El belga tampoco fue nunca un justiciero del gol: en el Chelsea metió 110 en 351 partidos, con un máximo en una campaña de 21 tantos, en 2018-19.
La temporada oficial que arranca para los blancos el próximo 10 de agosto en la Supercopa de Eurocopa contra el Eintracht, en Helsinki, presenta además un peligro extra en la administración del francés: el Mundial de Qatar, torneo que el delantero no disputa desde 2014 por su expulsión durante un lustro de Les Bleus. Para pocas estrellas tendrá un significado mayor esta cita que para él, por la oportunidad de desquite personal y reivindicación profesional. Pero vista desde la orilla blanca, una alteración.
El año pasado se perdió por lesión o precaución casi el doble de partidos (10) que el anterior, circunstancia que resulta difícil de desligar del estrés extra al que sometió su carrocería tras el regreso a la selección. Y la lógica invita a pensar que el peligro crece con el paso del tiempo, por mucho que lo mime. “En vacaciones, descansaba un día y entrenaba otro”, comentó al unirse al resto de sus compañeros en Los Ángeles.
Se espera que Vinicius mantenga el estirón, se confía en que Rodrygo salte de los picos de épica al rendimiento sostenido, Asensio y sus espasmos continúan en nómina, no se descarta a Borja Mayoral en la sala de espera del suplente silencioso, y el equipo se ha recubierto atrás con Rüdiger y Tchouameni. Sin embargo, todos imploran por la buena salud de Benzema, el jugador que multiplica lo suyo y lo ajeno. Mbappé dijo no, Haaland ya había volado al City y el club no da el paso, de momento, con un perfil medio para auxiliar al francés. Los últimos de esta especie fueron Mariano (21,5 millones en 2018 para siete goles) y Jovic (63 millones en 2019 para tres tantos y acabar vendido por solo el 50% de una posible venta). El Madrid sigue sin red con Karim.
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