La protección de Ansu Fati
Luis Enrique mima al atacante azulgrana con vistas al Mundial de Qatar
Existe un convencimiento ciego en Luis Enrique y en la dirección deportiva de la federación de que Ansu Fati es el futbolista que puede paliar uno de los defectos que lastran el rendimiento de la selección española en ataque cuando los rivales se encastillan en su área. El delantero del Barcelona es tenido por el cuerpo técnico como un jugador único en España por su capacidad para asociarse en los últimos metros por dentro y por fuera, para conducir transiciones en velocidad y por su buena relació...
Existe un convencimiento ciego en Luis Enrique y en la dirección deportiva de la federación de que Ansu Fati es el futbolista que puede paliar uno de los defectos que lastran el rendimiento de la selección española en ataque cuando los rivales se encastillan en su área. El delantero del Barcelona es tenido por el cuerpo técnico como un jugador único en España por su capacidad para asociarse en los últimos metros por dentro y por fuera, para conducir transiciones en velocidad y por su buena relación con el gol.
Recuperado ya de la rotura de menisco y de las lesiones musculares que le han tenido dos años fuera de los terrenos de juego, Luis Enrique se ha dedicado a mimar al futbolista que puede elevar el nivel de la calidad del equipo nacional en el lugar del campo más complicado, el área y sus inmediaciones. “Después de no jugar ningún partido como titular con su club, ni siquiera en el amistoso de Australia, le he llamado para que entrara en dinámica de selección, escuchar el mensaje de las cosas que hacemos con y sin balón. Quería simplemente verlo entrenarse con la selección y ver su nivel”, ha explicado Luis Enrique.
Los entrenamientos de la selección española durante estas dos semanas de concentración han tenido una secuencia común. En los minutos finales, Ansu Fati se apartaba de sus compañeros y se dirigía hacia una portería acompañado de miembros del cuerpo técnico. En varias ocasiones, con Rafa Pol, preparador físico y, a la par, segundo de Luis Enrique. En otras, fue el propio seleccionador, como en la sesión realizada en Ginebra, quien supervisó de cerca el trabajo individualizado del atacante del Barcelona. La mayoría de esos ejercicios en solitario con balón han respondido a la repetición de su movimiento más natural y determinante: control, giro y remate. También ha tenido sesiones de fortalecimiento muscular del tren inferior para evitar posibles lesiones derivadas de la rotura meniscal. Incluso se le ha visto correr por un parque de Praga anexo al hotel donde se alojaba el equipo.
Hasta ahora, Luis Enrique ha aplicado parte del plan que Ansu Fati ha seguido en el Barça desde que reapareció el pasado abril. No le ha concedido ninguna titularidad, pero a diferencia de Xavi Hernández, no le ha dado minutos en los tres partidos disputados. Al calor de un buen resultado y de la afición malacitana, para la que es el mayor reclamo de esta selección por lo visto en la puerta del hotel, esta noche podría retomar su carrera como internacional. “Después de ver su nivel, estoy convencido de que está muy bien, que se ha recuperado, que la lesión forma parte del pasado, pero de ahí a estar a un nivel que yo considero necesario para competir con nosotros, ahí no le he visto. Ha ido mejorando con los entrenamientos, que juegue va a estar en función de las necesidades”, advirtió el gijonés.
Sin prisas
La sobreprotección de Luis Enrique con Ansu Fati responde a la de un entrenador consciente de que ahora mismo maneja un talento delicado por juvenil y por haber vivido la peor de las experiencias de un deportista de élite: problemas posoperatorios que derivaron en recaídas. Tanto que el seleccionador no dudó en conminar a la prensa a no recordar su lesión “porque se le puede crear una patología”. La mirada del seleccionador está puesta en el Mundial de Qatar, en poder contar en plenitud con un futbolista diferencial. “En su relación con el gol es único, por eso nosotros fuimos los primeros en traerle a la selección convencidos de su nivel. No hay que tener prisa, viene de un año muy difícil, superado, pero hay que estar en los ritmos necesarios que yo creo”, insistió el técnico gijonés.
“Aún le queda, ha pasado por una temporada muy difícil. Yo también he tenido lesiones complicadas y al principio vas con miedo de esprintar, de hacer gestos técnicos. No es fácil entrar de golpe. Está con ganas, pero también él sabe la situación por la que ha pasado. Si le toca jugar, bien; si no, la temporada que viene. Es un chico trabajador y humilde”, le ensalza Jordi Alba.
Durante estas dos semanas, el chico ha convivido mucho con Eric García y Gavi, sus compañeros en el Barcelona. En la mezcla de los entrenamientos, principalmente en los rondos, es uno de los animadores y también donde no es ajeno a la mayoría de jugadores que se sienten especiales. No hay balón que le llegue en la que no trate de hacer una virguería que le distinga del resto con la pelota. Justo lo que pretende Luis Enrique.
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