En una temporada sin títulos, el Barcelona vuelve la mirada a Wembley 1992
La referencia para el club azulgrana sigue siendo el Dream Team que hace 30 años conquistó la Champions y cuatro ligas, cuando Messi, ahora lejos del Camp Nou, todavía era un niño
Ha vuelto Joan Laporta, ha regresado también Xavi Hernández y, sin embargo, el Barcelona se ha quedado en blanco la temporada en que se fue Leo Messi. El desafío es evitar que la partida del 10 provoque la misma desazón que generaron en su día las salidas de Ladislao Kubala y de Johan Cruyff. La solución pasa precisamente por recuperar la figura del Flaco y retornar a Wembley. El estadio londinense fue el escenario en el que el equipo azulgrana consiguió hace 30 años la primera Copa de Europa. El cruyffismo se ofrece como religión en los momentos de duda de una afición barcelonista huér...
Ha vuelto Joan Laporta, ha regresado también Xavi Hernández y, sin embargo, el Barcelona se ha quedado en blanco la temporada en que se fue Leo Messi. El desafío es evitar que la partida del 10 provoque la misma desazón que generaron en su día las salidas de Ladislao Kubala y de Johan Cruyff. La solución pasa precisamente por recuperar la figura del Flaco y retornar a Wembley. El estadio londinense fue el escenario en el que el equipo azulgrana consiguió hace 30 años la primera Copa de Europa. El cruyffismo se ofrece como religión en los momentos de duda de una afición barcelonista huérfana de futbolistas que marquen la diferencia en el Camp Nou.
La referencia es el Dream Team que hace 30 años conquistó la Champions y cuatro ligas (1990-1994) cuando Messi era un niño de Rosario. Así que Los Amigos de Johan reunieron a los miembros de aquel mítico equipo para conmemorar el éxito de Wembley —20 de mayo de 1992— en un acto presentado por Jordi Basté y celebrado en el auditorio de Mediapro. El impacto de aquella victoria contra la Sampdoria en la prórroga por 1-0, gol de Ronald Koeman en el minuto 111, marcó la historia del Barça. El relato victimista del equipo se convirtió en ganador a partir de aquel tanto y de aquel partido y también de la dirección de Cruyff.
“Aunque ha habido equipos mejores, como el de Luis Enrique y el de Guardiola, el nuestro fue el más especial. Y es que fuimos los primeros en ganar la Copa de Europa”, resolvió Laudrup. “Nadie pensó en que podíamos perder”, añadió Amor. “Nos hacía falta, la necesitábamos”. Los jugadores se contagiaron de la mentalidad ganadora de Cruyff. “El deseo era tal que tenía que pasar lo que pasó. Johan nos lideró y arrastró a todos. Quitó todos los complejos pesimistas que había” insistió Guardiola, quien coincidió con Txiki Begiristain en señalar: “El Barça era uno y ahora es otro por mediación de Johan”.
La mística que rodeó la final quedó ilustrada en la expresión “Salid y disfrutad” de Cruyff. El partido, sin embargo, resultó muy difícil para la mayoría de los futbolistas del Barça. “No sé lo que dijo el míster en la charla porque yo me desconecté cuando me ordenó que tenía que seguir por todo el campo a Mancini”, explicó Chapi Ferrer, que solo llevaba 10 días entrenándose después de sufrir una grave lesión en noviembre en Logroño. “Tuve muchos nervios, exceso de responsabilidad y lo pasé mal hasta el 1-0″. Juan Carlos asintió: “A mí me mandó parar a Vialli y me pasé el partido preguntándome a quién le tocaba Lombardo”.
“A excepción de Zubizarreta y Koeman, que nos dieron el trofeo, los demás sufrimos en un partido muy igualado”, certifica Guardiola. “Nos contagiamos de la personalidad de Koeman y la manera de ser de Johan. El míster te convencía: somos los mejores y lo lograremos, nos decía”. A Julio Salinas le llamó el viernes para anunciarle que sería titular: “Te adelanto que vas a jugar para que no salgas el fin de semana”, contó el delantero vasco, el soltero del grupo. “Los jueves por la noche acostumbraba a pasarme por Fibra Óptica mientras los casados iban al Up&Down”, confesó. “No bebía”, aclaró. “Yo era un ganador; no me gustaba jugar, sino ganar”.
“Menos mal que Julito Salinas no marcó porque si llega a meter la ocasión que tuvo todavía estaría jugando en el Barça”, se sonrió Nadal, que esperaba salir al campo cuando marcó Koeman y Cruyff prefirió entonces sacar al campo al capitán Alexanco, quien comentó: “Johan siempre tenía razón; tarde o temprano admitías que había acertado. Anticipaba las cosas y procuraba que nos centráramos en nuestra tarea y que no nos preocupáramos del rival”. Tampoco reparaba en la estrategia y tanto Stoichkov como Bakero y Koeman coincidieron en que no habían ensayado la falta con la que el holandés sorprendió finalmente a Pagliuca.
Aunque Stoichkov y Koeman se quedaban a veces al final del entrenamiento para chutar y practicar, la jugada de Wembley fue ideada sobre la marcha a voluntad del héroe de Wembley. “Nada sucedió en cualquier caso por casualidad”, advirtió Txiki. “Una Champions y tres ligas no se dan porque sí. Johan fue decisivo para generar un ambiente increíble en el vestuario y acabar con aquella fatalidad que viví al llegar cuando solo se hablaba de la final de Sevilla”. Laudrup intervino: “Le bastaban 15 segundos para explicarte lo que otros entrenadores tardaban 15 minutos” y remató Zubizarreta: “Pasamos del no seremos capaces a vamos a ganar”.
“Arriesgaba, era valiente y confiaba en los jóvenes: les daba continuidad y confianza”, recordó Amor. Bakero recogió el guante: “Sabía cómo liberarnos para que pudiéramos concentrarnos en lo nuestro. Te ganabas su respeto con tu trabajo. A veces invitaba a su casa a tres o cuatro parejas, les servía el vino y hasta iba a por pan, pero a la mañana siguiente te reventaba en el entrenamiento. Hizo un clan con nosotros; aunque estuvieses enfadado con él, estabas con él”, prosiguió Bakero. Koeman añadió: “Fue muy exigente, pero también muy humano y familiar. Transmitía confianza en ganar. Era ideal para cambiar las cosas en el Barça”.
“Le conocí en el Ajax”, acabó Koeman. “Y en el Barça cambió mucho. Todos teníamos mucho carácter y, sin embargo, supo cómo dirigir a un equipo difícil de llevar”. El propio Cruyff, que siempre se consideró el mejor como futbolista y no tuvo miedo como entrenador, lo certificó en su día: “Fue un equipo formado, no comprado; se hizo poco a poco y logró jugar como una unidad por el respeto que se tenían los jugadores; los buenos sabían que para marcar la diferencia necesitaban del trabajo de los demás y los demás trabajaban porque sabían que los mejores resolvían”. Palabra de Cruyff, cuya obra se invoca hoy en el Camp Nou.
El Barça vuelve a mirar Wembley y al Dream Team después de una temporada cerrada sin ningún título después del adiós de Messi.
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