Angeliño, un trotamundos con morriña
El codiciado carrilero del Leipzig, rival de la Real Sociedad, quiere volver a España
En la camiseta con el número 3 del Leipzig, que corresponde a José Ángel Esmoris Tasende (Coristanco, A Coruña; 25 años), hay un error ortográfico, debido tal vez, a que la “ñ” no se contempla en el alfabeto alemán, así que pone Angelino, y no Angeliño, que es como siempre se conoció en el mundo del fútbol al jugador criado en la cantera del Deportivo y que se convirtió en un trotamundos. Ha competido en Inglaterra, Estados Unidos y Holanda, se ha afincado en Alemania, pasó fugazmente por ...
En la camiseta con el número 3 del Leipzig, que corresponde a José Ángel Esmoris Tasende (Coristanco, A Coruña; 25 años), hay un error ortográfico, debido tal vez, a que la “ñ” no se contempla en el alfabeto alemán, así que pone Angelino, y no Angeliño, que es como siempre se conoció en el mundo del fútbol al jugador criado en la cantera del Deportivo y que se convirtió en un trotamundos. Ha competido en Inglaterra, Estados Unidos y Holanda, se ha afincado en Alemania, pasó fugazmente por el Girona de Pablo Machín en Segunda División y por el Mallorca, en la misma categoría. Ahora tiene morriña y le gustaría regresar a España, donde no consiguió debutar en Primera.
Angeliño es indiscutible en los planes de Domenico Tedesco y, salvo sorpresa, jugará hoy frente a la Real en Anoeta (21.00, Movistar). Llegó a la ciudad alemana como cedido por el Manchester City, y después de varias prórrogas de cesión acabó firmando por un equipo poco querido de Alemania, nacido prácticamente de la nada, desde regional hasta la Bundesliga a golpe de talonario de la empresa de bebidas energéticas que lo mantiene. En el Leipzig hay otros tres españoles: el internacional Dani Olmo, el guardameta valenciano Josep Martínez y el delantero Hugo Novoa, el goleador más joven en la historia del club, y coruñés como Angeliño.
El lateral, convertido ahora en carrilero, que marcó su primer gol de la temporada —también lleva siete asistencias— en la última jornada ante el Colonia, comenzó a jugar en el campo de As Eiroas, en la escuela de fútbol Luis Calvo Sanz. Tenía cuatro años. Con diez fue reclutado por el Deportivo y jugó durante seis temporadas en sus equipos inferiores, hasta que apareció, en 2012, un cazatalentos del Manchester City que se lo llevó a Inglaterra. Residía con una familia y aprendía inglés mientras jugaba en los equipos inferiores de los citizens. En 2015, con 18 años, debutó con la camiseta celeste en un duelo de la FA Cup con el Aston Villa.
Barcelona, Bayern... y Deportivo
Luego se marchó a Estados Unidos, como cedido en el New York City. Allí coincidió con David Villa y Andoni Iraola. Empezaba a acumular un currículum interesante sin llegar todavía a los 20 años. En 2017 recaló en Girona y después en Mallorca. “Nos llegó un pedazo de futbolista”, comentan en Son Moix. Luego jugó dos temporadas en Holanda, en el Breda y el PSV, para llegar por fin al Leipzig, donde comenzó de lateral, hasta que Julian Nagelsmann, ahora entrenador del Bayern, le colocó de carrilero, jugando más adelantado. Relegado por Guardiola, es uno de los puntales del equipo, clasificado en zona Champions. “Pep me mató. En Leipzig me dieron confianza desde el primer día”, confesaba en una entrevista en Bild.
Ahora, expansivo como es en sus manifestaciones, apunta que le gustaría regresar a España. “Siempre estuve acostumbrado a que el fútbol fuera mi prioridad. Pero cuando se tiene un hijo pequeño, las cosas cambian. Echo de menos a mi hijo, quiero verle crecer”. Aunque tiene contrato hasta 2025, en Barcelona toman nota, su hijo vive allí, pero el sueño de Angeliño, expresado medio en broma, medio en serio, es otro. Lo contaba cuando le hablaron de un posible interés del líder de la Bundesliga: “¿Fichar por el Bayern? A mí me gustaría que me llamara el Depor”.
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