Djokovic disimula menos de lo que debería

No dudo de su dolor, pero es sorprendente que le sobrevenga tan repetidamente y que luego le desaparezca de la noche a la mañana

Djokovic, durante el partido contra Raonic en Melbourne.WILLIAM WEST (AFP)

Escribo unas horas antes de que Rafael dispute su partido contra el siempre difícil Fabio Fognini. En su último partido, mi sobrino sintió ya el efecto positivo del tratamiento que ha recibido por sus problemas en la espalda, que le impidieron jugar la ATP Cup. Espero que siga la tónica y que pueda enfrentarse al italiano con garantías.

Quien también parece haber superado sus problemas físicos es Novak Djokovic, quien ha logrado clasificarse para la ronda de cuartos de final después de derrotar al canadiense ...

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Escribo unas horas antes de que Rafael dispute su partido contra el siempre difícil Fabio Fognini. En su último partido, mi sobrino sintió ya el efecto positivo del tratamiento que ha recibido por sus problemas en la espalda, que le impidieron jugar la ATP Cup. Espero que siga la tónica y que pueda enfrentarse al italiano con garantías.

Quien también parece haber superado sus problemas físicos es Novak Djokovic, quien ha logrado clasificarse para la ronda de cuartos de final después de derrotar al canadiense Milos Raonic. En el caso del serbio, es sorprendente que tan repetidamente le sobrevengan molestias, hasta el punto de sembrar dudas sobre su permanencia en el torneo, y que luego le desaparezcan de la noche a la mañana.

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No seré yo quien ponga en duda la veracidad de sus dolores, algo muy común en un deportista de élite. Probablemente los disimula menos de lo que debería, una práctica normal en el circuito. Más de una vez, algún jugador pierde por molestias que se guarda para sí mismo para que no suenen a excusa.

Y esta es, precisamente, la sensación que me ha causado la sorprendente derrota de Dominic Thiem ante el búlgaro Grigor Dimitrov. En realidad, lo desconozco, y quizás solo ha pagado el cansancio por el intenso partido que disputó en la ronda anterior contra Nick Kyrgios. Evidentemente, el austriaco era uno de los favoritos a llegar a las rondas finales, si no a la final. Sin duda, una decepción para los aficionados.

El dato más desalentador para la afición española ha sido la derrota de Garbiñe Muguruza y encajar que ninguna de nuestras representantes pasará a la segunda semana de la competición. En el tenis femenino nos vemos obligados a depositar todas las esperanzas en lo que hace ella, al ir mucho más mermados en cuanto a relevos que en el cuadro masculino.

Y ha sido una verdadera lástima. Garbiñe ha caído derrotada en un magnífico partido ante Naomi Osaka, probablemente la jugadora más en forma del circuito de la WTA. Ha sido un partido de gran intensidad y ajustados golpes de fondo, en el que todo se ha decidido en el último momento. Se han anotado ajustadamente una manga cada una. Y en el tercer set, a pesar de que nuestra tenista se ha adelantado con un esperanzador 5-3, llegando a disponer de dos bolas de partido, la falta de un pelín de suerte y el acierto de su rival con el saque en los momentos clave le han impedido mantenerse en el torneo. Una ocasión perdida, pero un esperanzador curso por delante.

Y así iniciamos la recta final y nos disponemos a disfrutar de la última semana del primer grande del año, otra vez con las gradas vacías y con la esperanza de que sea solo cuestión de unos pocos días para que desde el resto del mundo envidiemos a los aficionados que, sentados en las gradas, arropan a los tenistas dándoles mucha más fuerza de la que se imaginan. Ojalá los veamos a todos ellos también. Bueno, a todos, menos a la de la peineta.

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