“Diego se escapó del cielo y nuestra misión es acompañar su regreso con alegría”

Con fuegos artificiales y banderas colgadas de los alambrados como si se jugara un partido de fútbol, miles de argentinos se reunieron enfrente de uno los habituales lugares de concentración de la capital argentina

Un hombre ondea una bandera con el rostro de Maradona, en Buenos Aires.Victor Caivano (AP)

Acorde a la condición de los dioses, Diego Maradona también hace milagros después de su muerte: tras un día marcado por el dolor, una vigilia festiva irrumpió en Buenos Aires este miércoles por la noche.

En el cierre de una de las jornadas más tristes de Argentina, un carrusel de gritos, cantos y bocinazos marcaron la antesala del velatorio que comenzará este jueves por la mañana en la Casa Rosada, que se espera multitudinario y durará hasta el fin de semana.

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Acorde a la condición de los dioses, Diego Maradona también hace milagros después de su muerte: tras un día marcado por el dolor, una vigilia festiva irrumpió en Buenos Aires este miércoles por la noche.

En el cierre de una de las jornadas más tristes de Argentina, un carrusel de gritos, cantos y bocinazos marcaron la antesala del velatorio que comenzará este jueves por la mañana en la Casa Rosada, que se espera multitudinario y durará hasta el fin de semana.

“Diego se escapó del cielo y nuestra misión es acompañar su regreso con alegría y cantos”, dijo Walter Rotundo, integrante de la Iglesia Maradoniana, tan fanático que bautizó a sus hijas como Mara y Dona, ambas de 9 años. “Tenemos que ser egoístas y dejarle la tristeza a los familiares. Diego, a nosotros, solo nos dio alegrías y debemos despedirlo así. La primera sensación fue de dolor: ahora es de gratitud”, agregó el hincha, uno de los organizadores del encuentro en el que miles de fanáticos se congregaron en el Obelisco.

Con fuegos artificiales de fondo, banderas colgadas de los alambrados como si se jugara un partido de fútbol y la permanente entonación del himno nacional, miles de argentinos se reunieron enfrente de uno los habituales lugares de concentración de la capital argentina. En el apogeo del homenaje, los hinchas ensayaron además una vuelta olímpica alrededor del monumento, mientras las pantallas gigantes del centro porteño mostraban los goles de Maradona a Inglaterra en el Mundial 86.

“Voy a repetir lo que dijo [el escritor] Roberto Fontanarrosa: ‘No me importa lo que hizo Diego con su vida, me importa lo que hizo con la mía. Por eso estoy acá y me voy a quedar toda la noche hasta que comience el funeral”, sintetizó Nicolás, otro integrante de la Iglesia, con un tapabocas ilustrado por una fotografía de Maradona convirtiéndoles su segundo gol a los ingleses.

Aunque también había hinchas llorando a lágrima viva, la mayoría de los manifestantes despidió el día en el que Maradona entró en la inmortalidad con canciones de emoción y pertenencia. “Diego no se murió, Diego vive en el pueblo”, fue el tema más repetido, una combinación reiterada en otras canciones, como “Diego, querido, el pueblo está contigo”.

“Maradona es el deportista más carismático de la historia junto a Muhammad Ali”, sintetizó Emiliano Goggia, uno de los autoconvocados, al lado de una bandera que unía al exfutbolista con el Che Guevara y la palabra “revolución”. “Ahora voy a dormir un par de horas a casa así estoy listo para el funeral: pedí licencia en el trabajo para llegar bien temprano a la Casa Rosada”, agregó Goggia.

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Mientras miles de fanáticos también se juntaban en otro rincón de la ciudad, el estadio de Argentinos Juniors, la cuna futbolística de Maradona, Buenos Aires y el resto del país se entregaron a otro tipo de saludo: a las 10 de la noche, en honor a su número, los automovilistas tocaron las bocinas de sus vehículos y la gente salió a la calle para aplaudir la memoria de su gran fabricante de felicidad.

“El Diego es Argentina”

La prohibición de pisar las canchas de fútbol en Argentina por la pandemia de covid-19 no resistió a la muerte de Maradona. “Es un milagro del Diego”, exclamó una mujer con un bebé en brazos cuando las persianas del estadio de Argentinos Juniors, en el barrio porteño de La Paternal, comenzaron a subir después de permanecer ocho meses bajas. Cerca de las diez de la noche, el club con el que la leyenda del fútbol argentino llegó a Primera dejó entrar a los miles de hinchas que se concentraron toda la tarde en el exterior del estadio para depositar flores, encender una vela, dejar una camiseta, una pelota o cualquier otro objeto que les recordase a Maradona. La tristeza con la que llegaron los primeros aficionados dio paso con el correr de las horas a una fiesta popular inédita desde que el coronavirus paralizó el fútbol argentino.

“El Diego es el país, el Diego es Argentina, para Argentina lo es todo. Solo tengo palabras de agradecimiento”, decía Matías, de 29 años, después de dejar una camiseta de Argentinos Juniors a los pies de un altar improvisado “El Diego es inmortal, no se murió hoy. Sigue vivo y va a seguir vivo mil años más”, agregaba, mientras a su alrededor los presentes cantaban “Maradó, Maradó”.

María Inés, de 83 años y vecina de La Paternal, no imaginaba que sobreviviría a ese joven al que vio hacer gambetas prodigiosas antes de convertirse en un ídolo nacional. “Voy a la cancha desde los siete años y nunca disfruté tanto como con el Diego. Lo vi anotarle cuatro goles a Boca”, recordaba, en referencia al histórico partido de 1980 en el que Argentinos Juniors venció al equipo xeneize por 5-3. “Lloré dos horas, la tristeza me impedía hablar, pero después llamé a mi nieto y le pedí que me acompañara a encenderle una vela”.

“El que no salta es un inglés”, cantaban los aficionados, para quienes es imborrable el recuerdo del partido que Argentina ganó a Inglaterra 2-1 en los cuartos de final del Mundial de México gracias a dos goles históricos de Maradona. “Brasilero, brasilero, que amargado se te ve, Maradona es, es más grande que Pelé”, era otro de los cánticos más escuchados de la noche, en referencia a la clásica rivalidad con el vecino Brasil.

El alcohol y los bombos acrecentaban el ambiente festivo y la sensación de que el fallecimiento del Pelusa es irreal, una pesadilla más de este 2020 distópico. “Es un pedazo de la patria. Como si se pudiese morir el queso y dulce o el mate”, decía Sebastián, de 38 años. Más y más gente entraba en el estadio. Nadie se quería ir.

Cerca de la medianoche, otras decenas de fanáticos recibieron con saltos y más canciones la llegada del cuerpo de Maradona a la casa velatoria en la que el exfutbolista sería despedido por sus familiares durante la madrugada.

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