La burbuja de LeBron James
“Mis espaldas son anchas para llevar este peso”, afirma la estrella ante su doble reto en su décima final: su cuarto título con tres equipos diferentes y el 17º de los Lakers
LeBron James se sienta en la grada, vacía como lo ha estado siempre durante los atípicos playoffs de la NBA en la burbuja del complejo deportivo de Disney World, en Orlando. Llueve el confeti. Los magos de la tecnología recrean un ambiente de euforia, como si 20.000 espectadores estuvieran congregados en el Staples Center de Los Ángeles celebrando la clasificación de su equipo para la final de la NBA.
El Rey se toma su tiempo. A sus 35 años domina la escena antes, durante y después de cada partido. Acaba...
LeBron James se sienta en la grada, vacía como lo ha estado siempre durante los atípicos playoffs de la NBA en la burbuja del complejo deportivo de Disney World, en Orlando. Llueve el confeti. Los magos de la tecnología recrean un ambiente de euforia, como si 20.000 espectadores estuvieran congregados en el Staples Center de Los Ángeles celebrando la clasificación de su equipo para la final de la NBA.
El Rey se toma su tiempo. A sus 35 años domina la escena antes, durante y después de cada partido. Acaba de clasificarse para la décima final de su carrera y de devolver a la cita postrera a los Lakers, diez años después de que la ganaran con Kobe Bryant, Pau Gasol y Phil Jackson. La 32ª final del equipo de Los Ángeles conlleva una doble motivación: ganarla y sumar así el 17º título que les emparejaría con los Celtics en lo más alto del palmarés. El rival de los Lakers en la final será Miami, que eliminó a los Celtics (2-4) en la final de la Conferencia Este.
LeBron desvela lo que pasaba por su mente minutos después de haber firmado 38 puntos, 16 en el último cuarto, 16 rebotes y 10 asistencias para finiquitar (117-107 y 4-1 en la final del Oeste) el espléndido recorrido de los Denver Nuggets de Nikola Jokic y Jamal Murray, el primer equipo que ha remontado dos veces un 1-3 en los playoffs, ante Utah y los Clippers.
“Esto es por lo que vine aquí. Escuché todo lo que se dijo cuando decidí recalar en Los Ángeles, lo que dijeron mis detractores. También entendí que echaran más leña al fuego después de la temporada pasada y de mi lesión”, relata en referencia a su primer curso allí, el 2018-2019, y a las acusaciones por no defender con intensidad y no ser competitivo en una Conferencia más exigente que la del Este. Los Lakers no se clasificaron siquiera para unos playoffs en los que él estuvo ausente por primera vez después de 13 temporadas. “Eso nunca detuvo mi viaje, ni mi forma de pensar”, sentencia.
Los Lakers han renacido ahora, después de haber encadenado cinco de las peores temporadas de su historia y haber sufrido una crisis que, tras la etapa de Phil Jackson, se llevó por delante a otros cuatro entrenadores, Mike Brown, Mike D’Antoni, Byron Scott y Luke Walton, y a dos directores deportivos, Mitch Kupchak y Magic Johnson. Esta temporada ha sido clave la llegada de Frank Vogel y la de una estrella como Anthony Davis, el número uno del draft de 2012, campeón olímpico ese mismo año y campeón del mundo dos años después. Davis alcanza su primera final con 27 años tras haber sumado solo dos presencias en los playoffs en las siete temporadas que compitió con Nueva Orleans. También han sido importantes las aportaciones de jugadores veteranos como Danny Green, Dwight Howard y Rajon Rondo y la progresión de jugadores que vivieron los malos tiempos como Caldwell-Pope, Kuzma y Caruso.
LeBron es uno de los contados jugadores en activo que compiten con el presente y con la historia. Afronta su décima final, como Kareem Abdul Jabbar, y se acerca a las 12 de Bill Russell y a las 11 de Sam Jones, los que más han disputado en la historia de la Liga. Solo ha conseguido tres títulos, muy lejos de los 11 de Russell y por detrás de los seis de Michael Jordan o los cinco de Kobe Bryant. Sus carreras han sido muy diferentes. La de LeBron ha sido más nómada: jugó en Cleveland en dos etapas, en Miami y ahora en los Lakers. Jordan jugó 13 temporadas en los Bulls, Kobe Bryant toda su carrera en los Lakers, como Magic Johnson, o como Larry Bird en los Celtics o Tim Duncan en los Spurs.
“A mi manera”
“Nunca me he querido presentar como una superestrella o lo que quieren que sea”, afirma LeBron. “Solo quiero hacer mi propio viaje. Aprecio todo lo que ha sucedido en el camino, los altibajos en la cancha, los inconvenientes, las victorias y las derrotas. Supongo que, como diría Frank Sinatra, lo he hecho a mi manera. Al final del día y al final de mi carrera, solo espero inspirar a que la gente juegue de la manera correcta, y tener el respeto de mis equipos y de mis rivales”.
Si gana el título, tras los dos que logró con Miami (2012 y 2013) y el que obtuvo con Cleveland (2016), y gana también el cuarto premio MVP de las finales con los Lakers, será el primero que lo consigue con tres equipos diferentes. También ganaron títulos con tres equipos pero no el MVP Robert Horry (Houston, Lakers y San Antonio) y John Salley (Detroit, Chicago y Lakers). LeBron no cerró la fiesta sin antes advertir: “Es genial disfrutar de momentos buenos como este y saber apreciarlos, pero, para mí, el trabajo no está hecho. Mis espaldas son suficientemente anchas para sobrellevar todo este peso. Estoy fuerte mentalmente y contento de asumirlo”.