¿Cómo se reconstruye un deportista de élite tras siete semanas de parón?

Javier Gómez Noya está al 85%; Carolina Marín hace ejercicios como cuando llegó al CAR con 13 años y Saúl Craviotto tiene problemas en el codo por trabajar con una máquina

Saúl Craviotto, el pasado mes de julio en Trasona.©PACO PAREDES

Dice Carolina Marín, la vigente campeona olímpica de bádminton, que nunca desde los 8 años que cogió por primera vez una raqueta, había estado tres meses sin ella. Ahora, en su vuelta al CAR (Centro de Alto Rendimiento), está haciendo los mismos ejercicios que cuando aterrizó con 13 años. Saúl Craviotto, el abanderado en Tokio, sí paró después de Río2016 cuando se tomó un año sabático. Sus compañeros en el K4-500, sin embargo, lo máximo que habían estado sin entrenarse fue dos semanas. El grupo de piragüistas, que en condi...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Dice Carolina Marín, la vigente campeona olímpica de bádminton, que nunca desde los 8 años que cogió por primera vez una raqueta, había estado tres meses sin ella. Ahora, en su vuelta al CAR (Centro de Alto Rendimiento), está haciendo los mismos ejercicios que cuando aterrizó con 13 años. Saúl Craviotto, el abanderado en Tokio, sí paró después de Río2016 cuando se tomó un año sabático. Sus compañeros en el K4-500, sin embargo, lo máximo que habían estado sin entrenarse fue dos semanas. El grupo de piragüistas, que en condiciones normales levanta unos 150 kilos, pasó a quedarse confinado en casa con mancuernas de 40. Javier Gómez Noya, que antes del confinamiento nadaba una media de 25 kilómetros a la semana, rodaba 450 en bicicleta y corría entre 95 y 100, se conformó con una hora de cinta y entre dos y tres de rodillo. Los tres taekwondistas españoles clasificados para los Juegos de Tokio –Jesús Tortosa, Javier Pérez Polo y Raúl Martínez- competían cada tres-cuatro semanas y se encontraron a tener que pelear con un muñeco en el salón de casa. Sandra Sánchez y Damián Quintero llevaban en el último ciclo olímpico una media de 12 torneos de karate al año (más unos cuantos más que no puntuaban para el ranking olímpico) y este año estarán sin competir diez meses. El confinamiento les obligó a parar durante siete semanas. ¿Cómo les ha afectado el parón a nivel muscular, físico, técnico y táctico? ¿Qué implica interrumpir la preparación durante casi dos meses? ¿Cómo se vuelve a empezar de cero?

“Han perdido masa muscular y tono muscular. Son tíos acostumbrados a levantar en pectoral y dorsal 150 kilos… y en casa tenían un par de mancuernas de 40 kilos y gomas… Eso te sirve las primeras semanas para mantener un poco el tono, pero cuando pasa tanto tiempo pierdes a nivel físico. En el agua han perdido mucha falta de tacto porque estuvieron muchas semanas trabajando en una máquina (el ergometro) que simula el paleo pero que no se parece en nada”, cuenta Miguel García técnico de Craviotto y del K4-500. Se entrenan en Trasona (Gijón) y han vuelto a la normalidad –doble sesión de agua sin restricción de horario y acceso al gimnasio- el pasado lunes. “Saúl tiene una sobrecarga importante en el codo de tanto trabajo en el ergometro”, añade García.

El K4-500 no compite desde el Mundial de Hungría de agosto de 2019, donde se hizo con la plata. El confinamiento les pilló en Asturias, en fase de pico de rendimiento, una semana antes de competir en los selectivos nacionales que habrían conformado el equipo para los Juegos de Tokio. “Han sido siete semanas en las que el estado anímico también fue cayendo. Las primeras semanas, a pesar de ser engorrosas y con poco material, se superaron porque estaban motivados para sacarlas adelante, con la idea de que volverían pronto al agua y no podían perder mucho. Pero cuando llevas 4-5-6 semanas... el trabajo en un piso se te hace duro. Sin querer se te va cayendo la motivación cuando físicamente dejas de sentirte eficaz” explica el técnico que ahora trabaja para que sus chicos recuperen el patrón motor del paleo y pueden terminar la temporada (septiembre) aunque no tengan alicientes de competición.

Gómez Noya, a recuperar los ritmos de natación

Carlos Prieto, técnico de Javier Gómez Noya, asegura en cambio que el triatleta ya está en un 85% y que podría competir incluso en cuatro semanas. Noya, que trabaja en el centro de tecnificación de Pontevedra, volvió a las instalaciones el 4 de mayo. “No he tenido que empezar de cero con él porque ha estado entrenando en casa. Correr en la cinta o hacer bici en el rodillo no es lo mismo, medíamos el tiempo en horas más que en kilómetros, pero sí te permite mantenerte. No para estar al cien por cien, pero sí al 70% y poder ponerte al cien por cien a la vuelta. Simplemente reforzamos la natación porque esa no la pudo hacer. Ha perdido sobre todo los ritmos de intensidad máxima; los ritmos medios y bajos los coges pronto porque no olvidas en siete semanas lo que has hecho durante 20 años todos los días de tu vida”, analiza Prieto. En principio el calendario mantiene el Campeonato Europeo de finales de agosto.


Carolina Marín, a su vuelta a los entrenamientos en el CAR de MadridBallesteros (EFE)

Carolina Marín también tenía herramientas en su casa de Huelva para hacer trabajo físico: una bicicleta y máquinas para la musculación. Pero no volvió a pisar la pista hasta principios de junio . “Carol no ha perdido tanta masa muscular, la hemos mantenido bien. Ha bajado sí, porque no ha tenido pista y la pista es lo que le da esa musculatura tan específica y esa explosividad, pero ha hecho preparación física casi como si estuviese en el CAR”, cuenta Fernando Rivas, el técnico que la sigue desde que llegó al CAR en 2005 y que ahora ha concentrado al equipo en Sierra Nevada. “Incluso en el toque del volante no ha perdido tanto como yo pensaba. Hemos empezado a hacer algunos ejercicios muy sencillos, incluso ejercicios que hacíamos cuando llegó a la Blume, muy fáciles, con un vínculo técnico-táctico muy claro, con poca incertidumbre, con algunas variantes y algunas correcciones técnicas. Incluso ella se ha sorprendido de que tampoco está tan mal”, añade.

El plan ahora es controlar las cargas de trabajo. “Hacemos series más cortas porque conforme avanza el entrenamiento la fatiga hace que la técnica sea peor y eso antes no pasaba y hay que ir regulando. Yo le doy mucha libertad, las series son de un minuto, pero si ve que cuando llevamos una hora de entrenamiento esa serie se le hace larga y ve que su calidad no está siendo buena, que pare y descanse. Lo importante es que todo lo que hagamos que lo hagamos el tiempo que lo podamos hacer perfecto. No me importa que sean diez segundos o un minuto”, detalla Rivas. Las competiciones internacionales, en principio, volverán a mediados de septiembre.

Los miedos por la falta de competición

Sandra Sánchez, la campeona mundial de karate, se entrenó como si estuviera en el CAR. En su casa de Talavera tiene un tatami, por lo que no notó cambios. Sí Damián Quintero que no tenía hueco suficiente para hacer un kata en casa. “Damián sólo tenía un par de mancuernas. En ese sentido lo ha llevado peor y sí ha perdido masa muscular. Pero no me preocupa mucho, primero porque los dos ya están clasificados, segundo porque no va a haber campeonatos creemos hasta enero”, explica Jesús del Moral, el seleccionador. “Lo que he intentado ha sido mantenerlos con el aliciente de la competición. Me he inventado campeonatos virtuales para que no pierdan las sensaciones. Se notará mucho esa falta de competición cuando cuando vayamos al primer torneo internacional. Cuando llevas tiempo sin pisar un tatami no tienes la misma seguridad; la mayoría de los competidores tienden a embrutecerse, quieren hacerlo tan fuerte que lo que hacen es todo lo contrario porque el cuerpo se te tensa mucho y pierdes soltura. Hace falta competir para que te relajes”, apunta. Su grupo volvió al CAR el pasado lunes.

Es la misma preocupación que tiene desde hace meses Miguel Ángel Herranz, seleccionador de taekwondo, que hizo pleno al clasificar de forma directa a tres deportistas en categoría masculina (la femenina se jugará una plaza en el preolímpico). “Que a un taekwondista de élite le sujete el golpeador su madre en el salón de casa… pues no se asemeja en nada al trabajo diario. Ni con el muñeco. Yo prefería que se centraran en un buen trabajo de core y de re-adaptación”, explica Herranz que empezará a trabajar con todo el grupo la semana pasada. La anterior, no tenían acceso ni a las duchas ni a los vestuarios. Se limitaron a sudar un poco. “Han cumplido con el régimen estos meses, pero en unos deportistas tan delgados, a poco que bajen tono muscular se nota mucho y todos ha perdido un poco. Estas primeras semanas nos estamos centrando en eso”, añade.

“Al mes de confinamiento empecé a preocuparme por el aspecto psíquico, por esa desconexión que vas teniendo de tu rutina de trabajo habitual y de tu rutina de objetivos inmediatos. Es gente que competía cada tres semanas. Así que ahora, aunque vayamos retomando los ritmos poco a poco y sin excesiva carga, meteré doble sesión para que mentalmente nos acostumbremos de nuevo a que nuestro trabajo exige eso: dos sesiones diarias, fisio etc”, concluye el seleccionador de taekwondo. Para su grupo no habrá vacaciones este verano.

Sobre la firma

Archivado En