El Betis es de Romualdo Bautista, un funcionario sevillano con el “veneno” verdiblanco inoculado desde la cuna, que compró acciones del club en 1992 y en 2017 porque sentía que era su “obligación moral”. No le pide a su equipo que gane siempre, pero sí “que compita, que lo dé todo”. El Betis es de Joaquín Sánchez, capitán e ídolo del Benito Villamarín, que se hizo una estrella en Heliópolis y regresó para ayudar deportiva y económicamente al equipo de su vida cuando más lo necesitaba. Ayer volvía a reivindicarse, a sus 37 años, con partidazo y gol en la victoria ante el FC Barcelona en el Camp Nou (3-4). Es de Lorenzo Serra Ferrer, un mallorquín que entendió como nadie lo que significa el beticismo y que todavía se emociona al recordar la gloria de ser el último entrenador bético en levantar un título (la Copa de 2005). El Betis es de Ángel Haro y de José Miguel López Catalán, sus mayores accionistas, con un 10% cada uno, empresarios sevillanos de éxito que tratan de aplicar sus conocimientos a la gestión del club, y que han devuelto el poder de decisión a los béticos. El Real Betis Balompié es hoy de casi 14.000 personas. Más de la mitad de la sociedad está en manos de pequeños accionistas, con menos de un 1% de las participaciones (casi todos con mucho menos). Y todos tienen derecho a voto. El Betis es de ellos.
Y si hubiera que expresarlo con una palabra, podría usarse un término típico sevillano, tan polisémico y socorrido en el imaginario de todos los béticos que resume un sentimiento prácticamente indescriptible: el Betis es arte. Se expresa en su juego, su plantilla, su afición, sus empleados y su directiva. Quizás por eso resulta un club atractivo, hasta el punto de ser el quinto con más seguidores de España (con mucha presencia fuera de Sevilla o Andalucía, como se comprueba en cada partido que disputa como visitante), con casi 1,5 millones de aficionados verdiblancos, según datos de LaLiga, y el cuarto en afluencia de espectadores al estadio. "Una leyenda que recorre el mundo", como dice su himno y como se lee en la grada del Villamarín.
Ángel Haro (Sevilla, 1974) dice, medio en broma medio en serio, que está “de luto”. El equipo venía de perder (con el Getafe, 2-0) en el momento de la entrevista, “y eso es un drama, pero está dentro de lo que es el Betis”. Poco ha durado el duelo. Desde que fue nombrado presidente en febrero de 2016, han sido más los días felices que los tristes. Su proyecto junto a José Miguel López Catalán (Sevilla, 1970) había arrancado antes. El 23 de septiembre de 2015, tras levantarse parcialmente las medidas cautelares que imponía la administración judicial en la que estaba inmerso el club, su candidatura venció en la junta general extraordinaria de accionistas con el apoyo masivo de los béticos.
El conjunto verdiblanco acababa de volver a la máxima categoría. El Betis manejaba entonces un presupuesto de 50 millones de euros. Su plantilla rondaba los 60 millones de valor de mercado. Tres temporadas después, el club de Heliópolis juega en Europa, gestiona 130 millones y su escuadra vale casi 200. “Al margen de los resultados puntuales, en general el mensaje que vemos en la calle es de gratitud por el paso que dimos, por el crecimiento deportivo y en infraestructuras. Y por hacer un Betis de los béticos en el que los accionistas pueden decidir quién les gobierna, quién les gestiona y cuál es el futuro del club”, valora el presidente.
Haro, ingeniero industrial, y López Catalán, economista, entraron en el consejo del Real Betis a finales de 2014, con el equipo en Segunda, intervenido judicialmente y en concurso de acreedores. Béticos desde la infancia, ambos eran ya empresarios de éxito por entonces. El presidente dirige el holding Wingenia, que a través de sus participadas está presente en sectores como el de las energías renovables o la inspección técnica de vehículos. El consejero delegado es fundador y presidente de Genera Games y otras compañías del sector del videojuego, con sede en Sevilla. “Yo no conocía a Ángel hasta que entramos en el consejo. Inmediatamente congeniamos y tuvimos claro que para poder reflotar el club había que comprar más acciones, incluso arriesgar tu patrimonio, para tener voz y voto y emprender un proyecto de cambio”, rememora López Catalán.
Los dos principales accionistas del Betis no superan el 20% de la propiedad, un caso bastante anómalo en las Sociedades Anónimas Deportivas (SAD) españolas, solo comparable en LaLiga Santander a la Real Sociedad y la SD Eibar. Podrían haber tenido más participación tras el acuerdo al que llegaron con los anteriores directivos del equipo, Manuel Ruiz de Lopera y Luis Oliver. El pacto suscrito en julio de 2017 establecía que más de la mitad del accionariado pasaría a manos del propio club. Haro y Catalán decidieron no pasar del 10% de la propiedad, respectivamente: “Tras un acuerdo sano y generoso por ambas partes, hemos conseguido una situación accionarial en la que al final los béticos deciden. En el momento en el que las cosas vayan mal, querríamos que viniesen otros a coger el testigo. Nosotros no somos salvadores, nos gustan los equipos de personas y también en ese sentido preparamos un futuro”, asegura el consejero delegado.
La venta de acciones entre los béticos se produjo a finales de 2017. Se dividió en dos tramos distintos, uno para los aficionados de a pie y otro para aquellos con más capacidad económica. “El primer tramo era a un precio muy barato, 120 euros la acción, y fijando un máximo de 10 títulos por persona, que al final solo pudieron ser cuatro o cinco por la alta demanda”, explica López Catalán. También se limitaba la transmisibilidad de las participaciones para que no se pudiese comerciar o especular con ellas.
Miles de béticos respondieron a la llamada. Sacaron sus ahorros de donde pudieron para apoyar a su equipo y sentir que formaban parte de él. Romualdo Bautista, presidente de la Peña San Bernardo, fue uno de los más de 13.000 verdiblancos que participaron en el proceso: “Yo soy un trabajador, tengo un sueldo normal y corriente. Pero apoyo al club en lo que pueda. Y así son todos los de mi peña y casi todos los béticos que conozco”. Su peña también tiene acciones. Y su hija. “Tengo el 0,00 algo del Betis, pero el esfuerzo por mi equipo está hecho”.
Cada acción del segundo tramo costaba cuatro veces más que las del primero, y se compraban en grandes bloques. “Había que ponerlo a un precio mayor para costear el acuerdo al que habíamos llegado con los anteriores accionistas. Intentamos que los béticos con mayor capacidad entrasen en lo máximo posible. Con 200.000, 500.000, un millón de euros. Ellos también han ayudado a construir este Betis de futuro”, sostiene López Catalán.
Joaquín, que había regresado en 2015 (presentado en el Villamarín ante 20.000 fans), decidió adquirir un 2% del club: “Yo me pasé nueve años fuera y aquí seguía siendo Joaquín del Betis. Este equipo me lo ha dado todo y por eso intento aportar mi granito de arena. Estoy encantado de ayudar y de sentirme parte de esta familia. Solo he intentado devolver todo lo que he recibido aquí”.
Lorenzo Serra Ferrer, don Lorenzo en Heliópolis, vicepresidente deportivo del club y el último entrenador en levantar un trofeo con el Betis, entró con un 1%: “Lo hice por el respeto que siempre se me ha profesado y porque esta institución me dio la oportunidad de realizarme profesionalmente. El calor de la afición bética es único. Cada día me he sentido como en casa”.
Cada accionista, por pequeño o grande que sea, puede votar en cada punto de las juntas del Real Betis para expresar hacia dónde quiere que vaya el club. En la próxima junta de accionistas anual, la del 20 de noviembre, se instaurará por primera vez el voto telemático.
El presidente y el consejero delegado basaron su candidatura para dirigir el Betis en un decálogo de medidas que presentaron a la afición antes de la junta extraordinaria. Tres años después, se ha cumplido prácticamente al completo. Haro va más allá: “Podríamos incluso decir que hemos avanzado con mayor rapidez de lo que era el plan inicial, gracias al crecimiento deportivo por habernos clasificado para competiciones europeas”. Las acciones incluían la consolidación del club en la élite con un plan financiero responsable.
El presidente ensalza la iniciativa de LaLiga en ese sentido para establecer el control económico en todos los clubes: “La labor de LaLiga es muy positiva. Antes había una política de gastarte todo lo que tuvieras. Esto da sostenibilidad a medio y largo plazo y también deportivamente. Nosotros aplicamos además un plan a cinco años con una política de cashflow que garantiza que las inversiones que realizamos se pueden pagar. Sigo pensando que es lo mejor que ha podido pasar”.
El decálogo proponía también la profesionalización de todas las áreas de gestión del club, la remodelación del Benito Villamarín (especialmente de la grada Gol Sur), una política de entradas y abonos asequibles, mejorar los medios de comunicación propios del Betis o fortalecer la cantera. “Lo único que nos ha faltado es poner el servicio de guardería en los días de partido, pero es que los niños no querían quedarse ahí. ¡Quieren ir a ver al Betis!”, bromea López Catalán.
La buena gestión institucional ha venido acompañada de réditos deportivos para felicidad del beticismo. La pasada campaña el equipo terminó entre los seis primeros de LaLiga Santander, algo que no se producía desde la 2004/05, la última época de gloria verdiblanca, cuando terminaron terceros y ganaron la Copa del Rey. Serra Ferrer era el entrenador entonces, y hoy es el vicepresidente deportivo del club: “Nosotros jugamos para el beticismo, buscamos un equilibrio entre el talento, el esfuerzo y el compromiso. Cómo se consigue la victoria también cuenta, porque el bético no es un apasionado ciego. Le gusta el buen juego y en definitiva el arte en el fútbol, esto está muy pronunciado aquí. Y hay que sopesarlo al elegir a los futbolistas y al cuerpo técnico”.
De esa idea nace la elección de Quique Setién como entrenador, o los fichajes de jugadores como Andrés Guardado, Marc Bartra, Sergio Canales, Takashi Inui o Giovani Lo Celso. Las incorporaciones han potenciado en buena medida la imagen internacional del club, que trata de darse a conocer cada vez con más hincapié en redes sociales. “El fútbol es un actor más dentro de la industria del entretenimiento y, por tanto, hay que generar los contenidos. Estamos realizando un trabajo muy importante en esa área, en la línea de modernización del club”, asegura el presidente Ángel Haro.
El Betis fue la temporada pasada el cuarto equipo de España en arraigo en redes sociales, solo por detrás de Barcelona, Real Madrid y Atlético, y con más del doble de usuarios que el siguiente, el Valencia. En Youtube el impacto es incluso mayor: fue el tercer club de LaLiga en visualizaciones, con 27,4 millones, y el décimo de Europa. Buena parte de la culpa es de Joaquín y su vis cómica: “Vayas donde vayas, en cualquier equipo, yo creo que es bueno crear buen ambiente y un clima agradable, pero aquí la simpatía y la alegría es una seña de identidad. Creo que eso tiene un impacto en la plantilla”, sostiene el capitán bético.
Joaquín tiene 37 años y asegura que teme el momento de colgar las botas: “No quiero ni pensar en lo que puede ser dejar de pisar el verde el día de mañana”. Lo único que sabe es que en ese momento quiere seguir ligado al club. “Yo espero seguir ligado a este club hasta que pueda, donde me dejen”, manifiesta el portuense, que vaticina un futuro brillante para el Betis: “La afición siempre estará con nosotros y hay que buscar su felicidad. El optimismo ahora es brutal porque crecemos cada año”.
Ángel Haro marca los retos del futuro: “Uno de nuestros anhelos es terminar la remodelación del estadio. Para ello necesitamos estar muy estables en competiciones europeas, que te den los ingresos necesarios. También trabajamos en nueva ciudad deportiva porque la que tenemos se nos ha quedado pequeña. Ese proyecto verá la luz en pocos meses”. El objetivo del presidente es corresponder a una afición “que siempre ha sido de las mejores”.
Si lo logran, será una buena señal. Romualdo Bautista lo repite: “Si alguna vez conseguimos, que aún no se ha conseguido, que el club esté a la altura de la afición, estaremos luchando por LaLiga. Porque lo de la afición no tiene nombre”. Con arte.
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