El chico de los recados

James Milner ha entrado en la historia de la Champions pese a su aparente poca destreza con el balón

Milner, en el partido contra la Roma.Clive Brunskill (Getty)

James Milner ha entrado en la historia de la Champions por una puerta pequeña, pero entra. El futbolista del Liverpool puso el córner que Firmino remató a gol para el quinto contra la Roma. Era la novena asistencia del inglés: nadie puso tantas desde que la Copa de Europa es Liga de Campeones. Impensable antes de que comenzara esta edición, sobre todo teniendo en cuenta su aparentemente limitada destreza con el balón.

Milner lleva media vida en esto. Literalmente. Fue un niño prodigio que debutó con 16 años con el Leeds de Kewell, Viduka y Fowler. Hoy tiene 32. Su entrenador era Terry V...

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James Milner ha entrado en la historia de la Champions por una puerta pequeña, pero entra. El futbolista del Liverpool puso el córner que Firmino remató a gol para el quinto contra la Roma. Era la novena asistencia del inglés: nadie puso tantas desde que la Copa de Europa es Liga de Campeones. Impensable antes de que comenzara esta edición, sobre todo teniendo en cuenta su aparentemente limitada destreza con el balón.

Milner lleva media vida en esto. Literalmente. Fue un niño prodigio que debutó con 16 años con el Leeds de Kewell, Viduka y Fowler. Hoy tiene 32. Su entrenador era Terry Venables, y le puso por las nubes. Inglaterra necesitaba jóvenes, ilusión. Milner ocupó entonces portadas que ahora rara vez protagoniza.

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Se ha sentido víctima de su enorme polivalencia, siempre muy alejado de la brillantez. En el City, Pellegrini lo imaginó como solución a todos los problemas físicos que tuvo el equipo. Jugó como lateral derecho e izquierdo, como mediocentro, volante por ambos flancos, incluso como referencia de ataque cuando Sergio Agüero, Dzeko y Jovetic estaban fuera de combate. Un mareo. Costó 31 millones de euros en su día, y dicen que no vio con malos ojos recalar en el Liverpool de Rodgers con la promesa de estabilizarse como un trabajador en el centro del campo. Al City le debe, eso sí, todos los títulos que ganó hasta el momento.

La selección siempre se le hizo bola. Sobre todo después de jugar tres minutos en su última Eurocopa. No era el plan. Lo dejó. Southgate ha intentado recuperarle como soldado. Pero recibió una negativa.

Klopp ama el vértigo, pero sabe que sin un mínimo equilibrio no hay éxito. En este Liverpool que revitaliza la idea del tridente, dos son los llamados a tapar las vías de agua. El especialista es Jordan Henderson. El capitán es lento, necesita tres toques para pasar el balón, por momentos duele verle con el 14 que en su día llevó Xabi Alonso. Pero cumple, a su forma. No pierde la posición, sabes que estará ahí. El segundo es Milner, un chico para todo. No hay recado que no pueda cumplir con un 6. Milner se dedica en cuerpo y alma al equipo. Siempre lo hizo, en el Newcastle, Aston Vila, en Manchester y ahora como red. No hay nada de atractivo en su juego. Parece que no llega, que no la pondrá bien, que no rematará como debe. Que no sabe, pero lo hace. Milner te engaña.

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