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Coordinado por Juan Carlos Galindo

Pierre Lemaitre confiesa sus pasiones (y algunas fobias) sobre la ficción negrocriminal

En el ‘Diccionario apasionado de novela negra’ (Salamandra), el autor francés mezcla la erudición como lector con su juicio como escritor para crear un libro inclasificable, lleno de hallazgos y muy divertido

El escritor francés Pierre Lemaitre, en marzo de 2019.François Deladerriere

Pierre Lemaitre (París, 70 años) lo tiene claro y no quiere dejar lugar a dudas: “Los amantes de las definiciones rigurosas, las monografías exhaustivas, los análisis temáticos, etcétera, se llevarán una decepción (por suerte, disponen de otras obras excelentes que satisfagan sus expectativas), pero la editorial le encargó este diccionario a un escritor, así que hablaré en él como novelista y como lector”.

Pocas veces una declaración de intenciones realiz...

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Pierre Lemaitre (París, 70 años) lo tiene claro y no quiere dejar lugar a dudas: “Los amantes de las definiciones rigurosas, las monografías exhaustivas, los análisis temáticos, etcétera, se llevarán una decepción (por suerte, disponen de otras obras excelentes que satisfagan sus expectativas), pero la editorial le encargó este diccionario a un escritor, así que hablaré en él como novelista y como lector”.

Pocas veces una declaración de intenciones realizada en la introducción o el prólogo se cumple tan a rajatabla como en el Diccionario apasionado de novela negra (Salamandra, traducción de José Antonio Soriano). ¿El resultado? Apasionado, irregular, magnífico, con ausencias clamorosas y descubrimientos extraordinarios, consejos, polémicas (qué buen esgrimista verbal es Lemaitre)... una apuesta personal por un género que ama y que a mí me ha proporcionado largos y sugerentes ratos de lectura.

La manera de leer un diccionario temático depende de cada uno. Yo siempre empiezo por el final, en un caos absoluto, buscando con ahínco los primeros nombres que quiero leer. De ahí voy a otro y a otro, ya sea guiado por las sugerencias del final de cada entrada (delirante la de Premio Goncourt, por ejemplo, que nos lleva a Blanca, Esnifar) o porque es la entrada siguiente y me apetece. Y, si no, vuelta al índice onomástico con una única regla: prohibido leer en orden.

Lemaitre no aguanta a James Ellroy, pero lo admira como novelista, y a eso hemos venido aquí, así que le dedica una de las entradas más extensas y prolijas. Por mis debilidades manifiestas, seguí con David Peace, A sangre fría, Javert, Fred Vargas, Simenon (al que llama El eterno), Seven, y más. El espacio dedicado a Laidlaw termina con un párrafo que da idea de cómo está escrito este diccionario apasionado:

“Cuando coincidí con McIlvanney en un festival celebrado en Bristol, me acerqué para estrecharle la mano y también me eché a llorar. Él, un hombre delgado de ojos azules y rostro anguloso, me miró preocupado y me sugirió que me sentara. Yo debía tener toda la pinta de un lector desequilibrado capaz de clavarle un cuchillo en el estómago, pero se sentó a mi lado y charlamos en el salón vacío del gran hotel. Se parecía tanto a Laidlaw que me fue imposible contener la emoción: en mi mente, el autor y el personaje aparecían fusionados, como me había ocurrido antaño con Proust y Swann. McIlvanney murió en diciembre de 2015 y de nuevo me eché a llorar”.

James Ellroy en febrero de 2018 en Barcelona, donde recibió el Premio Pepe Carvalho de la BCNegra.Carles Ribas

Ya ven que en esta obra caben igual autores que películas o personajes. También pequeños espacios dedicados al género en sí, deliciosos en su voluntad transgresora y su sinceridad. Novela negra, Realidad, Simplificar, Violencia… son algunos de los títulos de esos pequeños artefactos metidos en medio de un constante y ágil ejercicio de erudición.

¿Hay españoles? Se estará preguntando más de uno. Los hay, pero pocos. Una entrada sobre Arturo Pérez- Reverte (por una novela no negra, pero ya saben, aquí el autor es el dictador); otra sobre Un millón de gotas, de Víctor del Árbol, lo que vuelve a probar el éxito del autor en Francia y, por último, la dedicada a Manuel Vázquez Montalbán, considerado por el autor francés como un maestro.

Se trata, en definitiva, de un libro que se puede leer a muchos niveles, pero en el que incluso el más experto va a encontrar sorpresas. Una apuesta personal de uno de los mejores autores de género en Europa en las últimas décadas pero, más aún, de un lector exquisito y, como todo lector de verdad, apasionado. Pasen, lean y disfruten. Esta vez, más que nunca, Vive le noir!

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