La bienal de Venecia muestra al mundo la arquitectura africana
La sudafricana Sumayya Vally gana el concurso para levantar en Bélgica un puente peatonal que altera la historia de los puentes... ¿y la de la arquitectura?
La XVIII Bienal de Arquitectura de Venecia, comisariada por la anglo-ghanesa Lesley Lokko, reveló que se iniciaba una salida de la arquitectura africana hacia el planeta, no una diáspora de profesionales, una salida de otra manera de entender la arquitectura. También dejó claro que entre los arquitectos africanos había un ranking: los más poderosos tenían un pie puesto en Occidente. Es el caso de ...
La XVIII Bienal de Arquitectura de Venecia, comisariada por la anglo-ghanesa Lesley Lokko, reveló que se iniciaba una salida de la arquitectura africana hacia el planeta, no una diáspora de profesionales, una salida de otra manera de entender la arquitectura. También dejó claro que entre los arquitectos africanos había un ranking: los más poderosos tenían un pie puesto en Occidente. Es el caso de Sumayya Vally (33 años), la sudafricana diseñó en 2019 el Pabellón de la Serpentine en Londres. Poco después, en 2022, fue elegida como Young Global Leader por el Foro Económico Mundial. También la revista Time la identificó como alguien capaz de cambiar el futuro de la arquitectura. Es la socia principal del estudio Counterspace con sedes en Johannesburgo y Londres. Ella y su equipo defienden una arquitectura híbrida, con referencias africanas e islámicas —asentadas y de su diáspora—. Hace unos días ganaron el concurso internacional para levantar un puente peatonal en Vilvoorde (Bélgica).
Más allá de atravesar un canal, el puente busca rescatar el legado de Paul Panda Farnana, el primer congolés que recibió un título universitario —ingeniero agrónomo— en Bélgica. Para el estudio Conterspace, rescatar historias como las de Farnana aporta luz a la historia de Vilvoorde y, por lo tanto, a la de Bélgica y a la de la inmigración.
Es significativo, y mérito de Vally y su equipo, que para hablar de un puente, se revele el pasado de quien abogó por los derechos de los inmigrantes en el primer congreso panafricano celebrado en 1919. Ese fue el origen de la Unión congolaise. ¿Cómo se traduce esa memoria en arquitectura?
Vally opina que celebrando la diversidad. Y ha tratado de demostrar que un puente puede hacerlo. Agrónomo y horticultor, Farnana defendió los derechos de las personas y abogó por la diversidad de especies en el campo belga. Los arquitectos han barajado esas referencias vegetales y también las de los palafitos en la arquitectura congoleña levantada junto al agua. No solo eso. En el río Congo es habitual que las canoas sirvan de tienda, de plataforma y que, como ocurre en Venecia y en muchos lugares donde el agua es una vía de unión, acumulen mercancías. Y usos: con frecuencia se atan para construir un puente.
Vally ha recurrido a esa metáfora, la de sembrar en algo que está de paso, como un puente. Y la de unir canoas. Así, su puente estará formado por una serie de barcas unidas para atravesar el canal.
Este es un proyecto funcional y metafórico. Habla de memoria, pero también de comunidad y de unión de las partes. Cada canoa será una jardinera: un plantel de semillas que repoblarán vegetalmente el lugar. Se trata de repolonizar el lugar, de renombrarlo, de convertir un lugar de paso en una puerta para recuperar la memoria.