Viviendas de lujo sostenible
Con materiales locales como piedra de marés o enlucidos de cal, el estudio Ohlab ha construido en Palma de Mallorca un edificio de viviendas de lujo que acumulan un 90% de la energía que precisan para funcionar
La sostenibilidad es una necesidad. Pero también un lujo. En su mejor versión despliega conocimiento de las tradiciones, cuidado de los materiales, control del gasto energético e ingenio con el diseño. Es el caso del edificio construido en Palma de Mallorca por el estudio Ohlab y que es capaz de acumular el 90% de la energía que necesita para funcionar.
Local y cosmopolita, el inmueble que ...
La sostenibilidad es una necesidad. Pero también un lujo. En su mejor versión despliega conocimiento de las tradiciones, cuidado de los materiales, control del gasto energético e ingenio con el diseño. Es el caso del edificio construido en Palma de Mallorca por el estudio Ohlab y que es capaz de acumular el 90% de la energía que necesita para funcionar.
Local y cosmopolita, el inmueble que Jaime Oliver, Paloma Hernaiz y su equipo han concluido en el Paseo Mallorca de Palma es a la vez mundano y mallorquín. Es difícil ponerle fecha a simple vista, por eso es un lujo para la ciudad y, a su vez, el propio inmueble considera la sostenibilidad el mayor lujo de los que ofrece. Y ofrece muchos.
Refinadamente mediterráneo, se anuncia con la sombra, pero se cimienta en un consumo energético casi nulo. Los paneles correderos de lamas de madera de la fachada hacen jugar las luces y las sombras en el interior. Pero también reducen el soleamiento o lo aumentan para lograr una mayor eficiencia energética. Las necesidades de caldeamiento y refrigeración están reducidas en este edificio un 90% (15kWh/m2a).
Jonathan Bell se ha encargado del paisajismo del inmueble, en su patio y sus terrazas. En el vestíbulo, esa vegetación convive con una lámina de agua que refresca por evapotranspiración y con un muro de caña de bambú típico del Mediterráneo que guía hasta el interior del patio, generando un microclima donde el propio patio funciona como pulmón. Ese patio es un conector vertical pero escalonado de los apartamentos, sus albercas y su vegetación. Una piscina común y un gimnasio quedan visibles en un sótano que no quiere serlo.
La madera convive con la piedra en este inmueble. Dibuja la fachada exterior, pero también cubre la interior “como un velo orgánico, permeable y cambiante”, cuentan los arquitectos. Y es cierto que es móvil, está modulada y remite a la tradición de las celosías que controlan el calor y la sombra con eficacia y belleza. En las terrazas, las persianas mallorquinas y las pérgolas contribuyen al sombreado, al igual que otra envolvente, en las medianeras, proporciona hermetismo para las zonas de noche.
El arbolado exterior se cuela por las grandes cristaleras con vistas al paseo y se suma a la vegetación interior. La madera de roble, nogal y cedro, la piedra natural, los enlucidos tradicionales de cal, los lavabos macizos de piedras locales, las griferías de bronce envejecido construyen cercanía, texturas y colores de kilómetro cero que reivindican la cultura, la tradición artesana y clima local. El gasto energético, o mejor dicho su ahorro, le habla al planeta con respeto, cuidado y humildad.