Jornada de puertas abiertas en el gremio del guion
Lo novedoso de esta convocatoria ha sido el anonimato. El anonimato absoluto es imposible. Aun así, es el más justo de los sistemas
A principios de año se anunció que el ICAA (dependiente del Ministerio de Cultura) destinaría ocho millones de euros al desarrollo de guiones de largometraje. No se convocaban desde hacía catorce años. Son 30.000 euros (un poco menos si es documental) para escribir desde casa. El sueño de todo escritor: la tranquilidad.
Lo novedoso de esta convocatoria ha sido el anonimato. El no saber ...
A principios de año se anunció que el ICAA (dependiente del Ministerio de Cultura) destinaría ocho millones de euros al desarrollo de guiones de largometraje. No se convocaban desde hacía catorce años. Son 30.000 euros (un poco menos si es documental) para escribir desde casa. El sueño de todo escritor: la tranquilidad.
Lo novedoso de esta convocatoria ha sido el anonimato. El no saber quién está detrás de la historia a evaluar debería ser el primer pilar de una subvención de este tipo. En las bases se pedía eliminar los metadatos del PDF para garantizar dicho anonimato (quiero pensar que todo el mundo lo ha hecho) y evitar situaciones como que, por ejemplo, gane un guionista que convive con una de las lectoras asignadas por el comité. El anonimato absoluto es imposible, y saltárselo es tan sencillo como comentarle a un evaluador que tu proyecto tiene tal título. Aun así, es el más justo de los sistemas.
Se han presentado más de 4.200 proyectos de largometraje, y un 7% de esos proyectos ha resultado agraciado. Entre los ganadores hay muchos nombres desconocidos o sin créditos de guion previos. He buscado algunos al azar y me he encontrado con licenciados en grados variopintos, con gente de marketing, fotografía, producción, y otros. Gente joven, en su mayoría (dentro de mi selección aleatoria), que trabaja en el sector audiovisual, pero no en guion. Gente que pudo entrar en un departamento que no le entusiasmaba y a la que ya no se concibe haciendo otra cosa. Esto es, sin duda, lo más positivo de estas ayudas: abrirle las puertas a quien las tenía cerradas.
El guion es, de largo, el más hermético de los gremios del audiovisual. No hay anuncios de “se busca guionista” y, cuando sale alguno, es una estafa siempre. No hay más atajos que ser hijo o hermano de alguien, y la especialización depende casi siempre de un golpe de suerte o de poder pagar viajes y asistencias a encuentros y simposios que no están al alcance de todo el mundo. Si entre esos 285 premiados se encuentran 120 desconocidos, estupendo. La mayoría de los guiones financiados no se hará nunca, pero serán la primera piedra de carreras que de otro modo nunca empezarían. Ni sabemos ni sabremos las buenas historias que han quedado fuera de la selección o, incluso, fuera del corte mínimo, pero el hecho de que haya una vía de entrada para tanta gente capacitada es ya una cuestión de justicia social.