Columna

Todos los amigos varones del presidente

Un columnista es un pececillo en el acuario de la actualidad, y 'Manual de resistencia', de Pedro Sánchez, es un cebo tan sabroso como incomprensible

Pedro Sánchez, en la sesión de control del 20 de febrero.Daniel González (GTRES)

Da rabia comentar cosas del libro de Pedro Sánchez porque solo pueden apostillarse desde la hilaridad, y no quiero reírme de lo mismo que Ignacio Cosidó, porque la risa hermana, y hay afinidades que prefiero no explorar. Pero un columnista es un pececillo en el acuario de la actualidad, y Manual de resistencia es un cebo tan sabroso como incomprensible, que no puede dejarse pasar sin mordisquearlo un poco. Que los dioses me perdonen. No tengo la resistencia ni el autocontrol del presidente, y cuando leo que Sálvame mola porque Sánchez tiene “amigos varones, profesionales de r...

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Da rabia comentar cosas del libro de Pedro Sánchez porque solo pueden apostillarse desde la hilaridad, y no quiero reírme de lo mismo que Ignacio Cosidó, porque la risa hermana, y hay afinidades que prefiero no explorar. Pero un columnista es un pececillo en el acuario de la actualidad, y Manual de resistencia es un cebo tan sabroso como incomprensible, que no puede dejarse pasar sin mordisquearlo un poco. Que los dioses me perdonen. No tengo la resistencia ni el autocontrol del presidente, y cuando leo que Sálvame mola porque Sánchez tiene “amigos varones, profesionales de reconocido prestigio en sus ámbitos, que ven ese programa”, tengo que recoger los ojos que se me han caído al suelo, volvérmelos a poner y redactar unas líneas para quitarme el susto.

Escribe que los políticos no iban a Sálvame por un prejuicio “elitista e incluso clasista”, porque su público son “mujeres mayores e incultas”. Sin embargo, para convencerse de que está bien ir a Sálvame, alude a sus amigos varones. Yo también me cuento milongas para justificarme. Ayer me zampé una palmera de chocolate, y para no sentirme gordo y débil, me dije que el público de las palmeras de chocolate no solo son obesos mórbidos al borde del infarto, sino que muchos amigos varones, profesionales de reconocido prestigio, comen palmeras de chocolate.

Es bien conocida la afición del presidente a la tele y que le gusta rodearse de estrellas del medio (presentaron su libro Jesús Calleja y Mercedes Milá). Cada cual tiene sus vicios y salir en Sálvame no es, ni de lejos, la peor artimaña que un político ambicioso ha hecho para llegar al poder, pero sí creó un precedente. El medio es el mensaje, decía McLuhan, y en este caso quiere decir que se legitima un tono de debate impropio de una democracia que se respeta a sí misma. De Sálvame a Aló, presidente no hay tantos pasos, por eso hay puertas que es mejor no abrir.

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