El maestro se revela

La edición en tres volúmenes de los Cuentos completos de Henry James en castellano (el primero apareció el año pasado) es una aportación cultural de primer orden para el lector español. Los cuentos se habían venido editando hasta ahora de forma más o menos aleatoria, incompleta o repetitiva en nuestro país. La edición ordenada de los cuentos completos es un trabajo extraordinario, con tintes heroicos, de...

La edición en tres volúmenes de los Cuentos completos de Henry James en castellano (el primero apareció el año pasado) es una aportación cultural de primer orden para el lector español. Los cuentos se habían venido editando hasta ahora de forma más o menos aleatoria, incompleta o repetitiva en nuestro país. La edición ordenada de los cuentos completos es un trabajo extraordinario, con tintes heroicos, de la editorial Páginas de Espuma, que hay que saludar como se merece.

Henry James es (como, en otra línea bien distinta, Samuel Beckett) la imagen prototípica del “escritor”. Su aportación a la novela, el gran salto del modelo victoriano a la modernidad y la creación de la teoría del punto de vista, ha sido esencial para la evolución del género “novela” del siglo XIX al XX, y hoy día sigue siendo el maestro para escritores y lectores y lo seguirá siendo mientras exista la literatura. Sus cuentos forman un corpus impagable para adentrarse en su obra; no solo son piezas de muy alta calidad (y muchos de ellos geniales): forman el basamento de donde se asienta, se apoya y que acompaña su obra novelesca. El editor los introduce uno a uno relacionándolos con el conjunto de su producción narrativa.

Este segundo volumen recoge lo publicado entre 1879 y 1894, años de maduración que comenzó con un presalto (Los europeos) y continuó con Washington Square, La vuelta de tuerca, Los papeles de Aspern y Retrato de una dama, verdaderas obras maestras acompañadas de otros títulos que aún se deben a formas más tradicionales (La princesa Casamassima, La musa trágica, Las bostonianas). El volumen señaliza y acota el campo narrativo donde se asientan un estilo y una idea personal que no cesarán de dar obras maestras.

Este tomo II da un juego extraordinario porque los hallazgos narrativos se multiplican, se aúnan y se enriquecen en diferentes estados del pensamiento literario de James, que ha ido emanando de su propia creación, con la vista puesta en el Retrato de una dama que abre la puerta a los años más gloriosos de su obra. Un ejemplo: dos relatos en el mismo volumen. El titulado ‘El punto de vista’ es un primer encuentro con este feliz hallazgo, aún en estado silvestre, y el autor manifiesta así su entusiasmo: “Descripción de una situación o incidente, escritas desde el punto de vista aristocrático unas y desde uno democrático, ambos iluminadores y sinceros”; el camino que va desde este primer paso a la consecución teórica y literaria completa del hallazgo se muestra en ‘El alumno’, un prodigio donde la sinuosidad, el valor de lo implícito tan propio de James y el refinado y magistral empleo del punto de vista como recurso literario van de la mano.

Aquí aparecen ya los grandes cuentos de escritores, utiliza la figura del narrador no fiable en ‘El mentiroso’ (técnica que utilizaría después Ford Madox Ford en su célebre El buen soldado) o se acerca al mundo del teatro como motivo dramático (‘Nona Vincent’, ‘La vida privada’…). El teatro será la gran frustración de James en esta época de su vida. Se cuenta que el día del estreno de su Guy Domville, no pudiendo soportar la espera, se echó a las calles de Londres para calmar su ansiedad; entonces pasó por delante del Hymarket Theatre, donde se representaba a Oscar Wilde, se quedó a ver la obra, jaleada por un público entregado… y regresó a tiempo de recoger el rotundo rechazo a su propia pieza.

Celebremos la gran literatura en estas fiestas. Un regalo insuperable.

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