Narrativa en español

Tesoros que trae la marea editorial

Ana Cañellas y Paco Goyanes, de la librería Cálamo de Zaragoza, recomiendan cinco libros de narrativa en español

Los libreros no somos críticos, solo surfistas que navegamos sobre las olas de una inmensa producción editorial que no da respiro. Cada semana lanzamos —literalmente— un sinfín de novedades sobre las mesas de nuestras librerías. Nos asomamos a ellas a pecho descubierto. Y no porque las editoriales no hagan el esfuerzo de informar sobre sus libros, que lo hacen. Simple y llanamente por saturación: estamos desbordados por un mercado en el que prima la velocidad.

Un mercado también en el que la traducción se impone de manera descarada, en el que los espacios para la producción literaria au...

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Los libreros no somos críticos, solo surfistas que navegamos sobre las olas de una inmensa producción editorial que no da respiro. Cada semana lanzamos —literalmente— un sinfín de novedades sobre las mesas de nuestras librerías. Nos asomamos a ellas a pecho descubierto. Y no porque las editoriales no hagan el esfuerzo de informar sobre sus libros, que lo hacen. Simple y llanamente por saturación: estamos desbordados por un mercado en el que prima la velocidad.

Un mercado también en el que la traducción se impone de manera descarada, en el que los espacios para la producción literaria autóctona son cada vez más limitados tanto en grandes grupos editoriales como en la edición independiente. Aun así, el número de libros escritos y editados en lengua española es enorme, y eso que nos perdemos la inmensa mayoría de los editados en América Latina, todo un mundo… o varios. Nos pide Babelia que destaquemos algunos de ellos, lo que hacemos sabedores que toda selección es injusta de raíz. No hablamos ni de Vilas ni de Marta Sanz para no ser redundantes. Perdón por las ausencias.

Somos fans: Ricardo Menéndez Salmón publicó a comienzos de año Homo Lubitz (Seix Barral). Las críticas fueron dispares, pero a nuestro entender sus obras siempre arriesgan y recorren caminos no trazados. Caminos por los que también discurre la porteña Mariana Enríquez, que deslumbró con dos extraordinarios libros de relatos “neogóticos” (Las cosas que perdimos en el fuego y Los peligros de fumar en la cama, ambos en Anagrama) y lo hace de nuevo con Éste es el mar (Literatura Random House), breve novela tan macabra como rompedora.

Lo macabro y la nota roja son del gusto de Bernardo Esquinca, autor de una dilatada obra no editada en nuestro país, ausencia que Punto de Vista Editores comienza a paliar publicando Carne de ataúd, divertidísimo relato policiaco ambientado a comienzos del siglo XX en Ciudad de México. Mucho oficio al servicio del entretenimiento.

Leer a Eduardo Halfon es una adicción. Si en agosto del año pasado nos regaló Duelo (Libros del Asteroide,) ahora presenta Biblioteca bizarra (Jekyll & Jill) y Oh gueto mi amor (Páginas de Espuma, con ilustraciones de David de las Heras). El primero reúne seis crónicas literarias de temática diversa mientras que en el segundo —texto corregido del publicado en Signor Hoffman por Libros del Asteroide— vuelve a la Polonia de sus ancestros. No es novedad, qué nefasta palabra, pero sí una maravilla que no paramos de recomendar desde su aparición en octubre del año pasado: El nervio óptico, primera novela (o libro de relatos más bien) de María Gainza (Anagrama). Literatura y pintura en fascinante amalgama. No se la pierdan, nos lo agradecerán.

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