Columna

Serieadicto

Netflix hace sus series descargables, y ya no podremos huir de ellas ni en la soledad del metro

Ya podré apuntarme al gimnasio para hacer bicicleta mientras veo una serie. No tendré que abrir un libro en el metro nunca más. Ni bajo tierra podré escabullirme de las series. La semana pasada Netflix dio el mayor salto desde que se convirtió en productora y distribuidora online: Ahora su catálogo podrá descargarse en móvil y tableta. Se verá sin Internet y sin gastar un mega de datos. ¿Facilita esto la vida a los seriéfilos?

Esta actualización, que ya incluía Yomvi hace años, er...

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Ya podré apuntarme al gimnasio para hacer bicicleta mientras veo una serie. No tendré que abrir un libro en el metro nunca más. Ni bajo tierra podré escabullirme de las series. La semana pasada Netflix dio el mayor salto desde que se convirtió en productora y distribuidora online: Ahora su catálogo podrá descargarse en móvil y tableta. Se verá sin Internet y sin gastar un mega de datos. ¿Facilita esto la vida a los seriéfilos?

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Esta actualización, que ya incluía Yomvi hace años, era una petición antigua de sus clientes, pero alguien debería plantear si era necesaria ¿Necesitamos seguir viendo series aunque no tengamos Internet? Casi parece el último clavo del ataúd del serieadicto. Ahora sí que no hay excusa para despegarnos de nuestra adicción ¿Cómo tomarnos un respiro?

Hola, me llamo Eneko y soy adicto. Las series me han convertido en hijo predilecto de la generación del déficit de atención. Es la droga que me satisface y con la que disfruto, pero me han hecho bajar escalas en el organigrama social. Desde que devoro cualquier serie que se cruza en mi camino, leo muchos menos libros, artículos e incluso cómics, mi otra gran afición. Es una realidad que me preocupa y me entristece.

No acaban nunca, siempre hay algo sorprendente por probar y, cuando menos te lo esperas, llega un nuevo éxito desde Islandia o Palestina. Todo el mundo te perjura que debes verlo para saber de qué se habla. Y vuelves a caer. Otras 20 horas entre pecho y espalda. Ya piensas en la siguiente aventura. Y todo sin mencionar siquiera la interminable lista pendiente. Las series van camino de dejarme sin otro de los máximos placeres de mi vida: entrar en una sala de cine.

Es el Réquiem por un sueño de la vida moderna. Quizás vea series por encima de mis posibilidades. Sé que debería frenar. Sin embargo, no tardo en replantearme que como droga no está tan mal. Al menos mis padres no se avergüenzan. Quizás ahora las descargas hasta me convenzan para ir al gimnasio. Y podré justificarlo todo con aquel: "Lo hago por trabajo".

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