CRÍTICA / LIBROS

Una buena caja de herramientas

La parte más jugosa del libro de Innerarity es aquella en la que enfrenta la realidad de la política a sus muchos tópicos

Si esta metáfora no estuviera tan manida, la mejor forma de reflejar el contenido de este libro es como una “caja de herramientas”. Porque en él se encuentran gran parte de las principales cuestiones que inevitablemente hemos de suscitar cuando hoy reflexionamos sobre la política y sus límites. Y el verbo elegido, reflexionar, lo empleo en su sentido más noble. Innerarity elude la mera descripción de lo existente para ir al fondo de las cosas. No se deja llevar tampoco por el gesto de lamentación moral ante un paisaje democrático tan alejado de su supuesto ideal, como si cualquier otro momento...

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Si esta metáfora no estuviera tan manida, la mejor forma de reflejar el contenido de este libro es como una “caja de herramientas”. Porque en él se encuentran gran parte de las principales cuestiones que inevitablemente hemos de suscitar cuando hoy reflexionamos sobre la política y sus límites. Y el verbo elegido, reflexionar, lo empleo en su sentido más noble. Innerarity elude la mera descripción de lo existente para ir al fondo de las cosas. No se deja llevar tampoco por el gesto de lamentación moral ante un paisaje democrático tan alejado de su supuesto ideal, como si cualquier otro momento histórico hubiera sido mejor. Su mirada no es, por tanto, ni la del politólogo al uso ni la del filósofo, sino una curiosa mezcla de ambas. Y para ello elige la forma de exposición que parece más adecuada al objeto analizado: el fragmento.

Si, como pretende el autor, urge hacer un diagnóstico de lo que pasa, no haríamos justicia a su complejidad encerrando su representación en un gran relato que permitiera el encaje de todas las piezas. No, la estrategia debe ser mucho más modesta a la par que analítica, ir a un despiece de los temas y conceptos para que luego el lector los recomponga como mejor sepa. Como nos dice en la introducción, los tiempos de indignación son tiempos de desorientación. Hemos perdido ya las viejas certidumbres y nuestra incomprensión del mundo en que vivimos tiende a excitarnos las pasiones más que el raciocinio. En parte porque, ya sea por las nuevas tecnologías, por el alocado tempo en que vivimos o por un espacio público lleno de ruido y furia, muchas veces somos incapaces de comprender cuanto nos rodea. Y esto es peligroso en un sistema que se predica como democrático; es decir, que nos concierne a todos porque estamos llamados a conformarlo y a participar de él. La cuestión no es cómo debemos vivir, sino qué hemos de comprender para salir de este estado de frustración.

Como nos dice en la introducción, los tiempos de indignación son tiempos de desorientación

La parte más jugosa es aquella en la que enfrenta la realidad de la política a sus muchos tópicos, como cuando habla de la clase política o de las muchas formas en las que esta se practica. El centro del libro es, pues, la “condición política” y sus múltiples ropajes. Aunque esto no es más que una fórmula para simplificar la riqueza de temas que se integran en él, desde la crisis de la acción política provocada por los mercados, pasando por la de los sistemas de intermediación política o la complejidad del gobierno multinivel, por sólo mencionar algunos cogidos casi al azar. Por concluir, diría que estamos ante un libro imprescindible por parte de uno de nuestros principales intelectuales públicos. Tiende además la ventaja de ser generoso con el lector: por su claridad y porque le permite entrar y salir de él leyendo los diferentes ensayos como piezas aisladas. Todo un acierto.

La política en tiempos de indignación. Daniel Innerarity. Galaxia Gutenberg. Barcelona, 2015. 352 páginas. 18,50 euros

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