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Por Equipo de Comunicación

“Hay que contar las causas que llevan a la gente a dejar sus hogares”

Los periodistas de EL PAÍS ganadores de sendos premios Gabo 2021 defienden un abordaje profundo de la problemática migratoria en América y Europa

Migrantes esperan en la calle para acceder a un albergue en Nuevo León, México, en febrero de 2021.Mónica González

La mirada de EL PAÍS sobre la migración ha sido reconocida por los Premios Gabo de periodismo. En la categoría de Texto, el primer galardón se lo ha llevado el especial de EL PAÍS América La masacre de Tamaulipas: El sueño americano muere en México, firmado por Lorena Arroyo, Pablo Ferri, Eliezer Budasoff, Héctor Guerrero y Mónica González. El trabajo de María Martín y Javier Bauluz, informando de la llegada de 23.000 migrantes a las Islas Canarias entre octubre de 2020 y febrero de 2021, ha obtenido un premio de la categoría de Cobertura.

La migración es un tema habitual en el periodismo, evidencian los premios Gabo en su presentación de La masacre de Tamaulipas, pero matizan que en este reportaje “se describe el trasfondo y el contexto de un fenómeno de dimensiones continentales, y su reportería es extensa y extendida en el tiempo”. Se trata de un artículo publicado un mes después de la matanza de 16 guatemaltecos en Tamaulipas, a 60 kilómetros de la frontera con Estados Unidos, en la que estuvieron implicados policías de ese Estado. Los periodistas volvieron sobre los pasos de estas personas, desde sus casa en una aldea de Guatemala, atravesando México, hasta encontrar la muerte a escasos kilómetros de su destino.

Uno de los redactores de este trabajo, Pablo Ferri, describe que el reportaje tiene “la virtud de traspasar el límite habitual” al que llega el periodismo, en el cruce entre migración y violencia. Aporta la visión profunda de ambos extremos: “El final, triste en este caso, y el origen, inhóspito, alejado e igual de triste”. Héctor Guerrero, responsable del área de contenidos visuales en EL PAÍS América, explica que, cuando sucedieron los hechos, se dieron cuenta de que no podían ceñirse solo a informar de la masacre, pues el relato quedaba incompleto. “Siempre hay que contar las causas que llevan a la gente a dejar sus hogares, porque se piensa que los migrantes lo hacen de manera casual o irregular, pero no es así, se ven obligados a tomar estas rutas sumamente peligrosas”.

Las historias de estas personas representan los sacrificios que están dispuestos a hacer millones de migrantes para ayudar a sus familias. Así lo enfatiza Lorena Arroyo, otra de las autoras del especial, que añade que esta crónica también da luz a los aportes que los indocumentados hacen a la economía, tanto de sus países de origen con las remesas como en Estados Unidos haciendo los trabajos que otros no quieren, “aunque nadie los proteja”.

Los periodistas, incluida María Martín, premiada por la cobertura en Canarias, coinciden en que estos galardones vuelven a poner en primera plana no solo estos trabajos concretos, sino el debate sobre la problemática de la migración. A su vez, respaldan el compromiso y el foco de EL PAÍS en el tratamiento de la migración. El equipo americano viajó al origen y el destino de los migrantes para poder ofrecer una historia completa. En el caso de Martín y el fotógrafo Bauluz, se produjeron viajes constantes a lo largo de cuatro meses. “Eso fue una apuesta del diario, que lo hayan reconocido frente a otros trabajos, es un impulso muy importante para seguir adelante”, destaca Martín.

La redactora explica que la clave de la cobertura en Canarias fue “manejar dos ritmos”. El primero y más rápido, el de la llegada constante de embarcaciones a las costas canarias. A la vez, lograron profundizar en la actualidad, indagando en la la mala gestión que realizaron las autoridades y la violación de los derechos de estas personas. “Fue un trabajo desgastante, pero el resultado final es que logramos mantener ambos tiempos y no quedarnos en solo en lo urgente”.

La organización del premio ha destacado que se trata de “un trabajo periodístico estructurado, completo”, a través del cual EL PAÍS “presionó a unas autoridades poco preocupadas por el impacto de sus acciones en la prensa local”. Las fuerzas de seguridad se movilizaron y el muelle en el que esperaban los migrantes acabó desalojándose y se facilitó el acceso real al asilo. Y concluyen: “Es una excelente obra de cobertura cimentada en los múltiples formatos bien logrados, destacando la excelsa calidad en las fotografías, textos, entre otros, para que este trabajo, además de contar las dolorosas historias que denuncian los dramas padecidos por los migrantes rumbo a las Islas Canarias, se convierta en una pieza que no solo informa y denuncia sino que enseña. Una pieza periodística reveladora”.

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