Un centenar de manifestantes frena la salida de unas vacas de un santuario cántabro: “En la granja estaban al borde de la muerte”

El Juzgado de Instrucción de Medio Cudeyo y la Audiencia Provincial ordenaron al Seprona este miércoles recoger las reses del refugio y devolvérselas a su dueño, pero la movilización lo impidió

Manifestantes este miércoles a la entrada del santuario La manada cántabra para impedir la salida de las vacas.La Manada Cántabra

Patricia López, cofundadora de La Manada Cántabra, un santuario de animales localizado en Óruña de Piélagos (Cantabria), todavía se acuerda del día que el Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil la llamó por teléfono para que fuese a buscar cinco vacas que...

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Patricia López, cofundadora de La Manada Cántabra, un santuario de animales localizado en Óruña de Piélagos (Cantabria), todavía se acuerda del día que el Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil la llamó por teléfono para que fuese a buscar cinco vacas que iban a decomisar en una explotación ganadera de leche ubicada en la localidad de Sarón. Fue el 31 de marzo de 2022. “Cuando entramos en la cuadra para recogerlas, nos insultaron e increparon. Las tenían sin comida, tampoco contaban con agua, ni luz, porque las ventanas estaban tapiadas. Vivían encadenadas las 24 horas del día. Eran esqueléticas, estaban al borde la muerte y ahora se encuentran bien”, explica.

Pero seis meses después, un comunicado del Juzgado de Instrucción de Medio Cudeyo informaba a Patricia López de que las reses debían volver con su dueño. Recurrió para frenar el proceso, hasta que este miércoles un camión apareció en el refugio para llevárselas. Al grito de “estas vacas no se tocan”, un centenar de personas de distintos puntos de España, algunas de ellas encadenadas, bloquearon la entrada al santuario e impidieron el regreso de los animales a la granja.

Entre pancartas que rezaban “las queremos vivas”, “no al maltrato animal” y “la única justicia es su libertad”, varios agentes del Seprona, a quiénes por decreto ordenaron llevarse el miércoles a las vacas, se marcharon con el camión vacío por la negativa de los protestantes de dejar libre la vía. Por el momento, la movilización ha evitado la devolución de los animales.

“Los agentes me dijeron que trasladarían al juzgado que no habían podido entrar y que me avisarían si tenían que volver”, relata López, guardia civil de profesión. Asegura que cuando acudió a la cuadra de Sarón el 30 de marzo de 2022 había 20 reses en condiciones lamentables, comenta que algunas estaban peor que las decomisadas, pero el informe del peritaje de explotación ganadera solo ordenaba incautar cinco. “Hay muchas amenazas y coacciones por la zona”, aclara.

Cuando recibió una carta del juzgado, seis meses después de acoger a los animales en su recinto, ella no daba crédito. “La jueza decía que no había delito de maltrato animal para sobreseer la causa y ordenar la vuelta de las vacas a la granja”, relata. Por ello, contrató un abogado para recurrir el proceso, pero lamenta que no pudo declarar, ni ella, ni los agentes del Seprona, que habían documentado todo el proceso.

“Solo llamaron al ganadero, a su veterinario y al perito agropecuario”, cuenta López. Entre las alegaciones aportadas se reflejaba que las reses tenían una edad avanzada y que al estar gestando y produciendo se quedaban más delgadas.

Estado de las vacas decomisadas cuando fueron encontradas en la cuadra de Sarón (Cantabria).La Manada Cántabra

La Manada Cántabra también contrató a un veterinario que realizó una exploración a las cinco vacas el 31 de marzo de 2022. “Dichos animales aparentemente sanos, no demuestran signos de enfermedad, ni lesiones externas, pero a pesar de ello se observa que están en un estado de anorexia, con una pérdida de peso muy importante y debido probablemente a una escasez de alimento de calidad. Estos animales, que en teoría son de producción lechera, debido a su mal estado prácticamente se han secado y de seguir así acabarían en decúbito y muriendo”, recoge el informe del especialista.

Pero el desenlace del proceso judicial llegó el pasado diciembre, dos años después de la incautación, cuando López fue informada de que ella y sus compañeros tenían que entregar las vacas. “Hoy han venido a buscarlas, premian el maltrato y condenan el altruismo. Es una aberración”, reprocha. El Juzgado de Instrucción de Medio Cudeyo y la Audiencia Provincial de Cantabria no ven indicios de maltrato por parte del dueño. Esta última ha rechazado los recursos presentados por La Manada Cántabra.

López insiste en que forma parte de una entidad sin ánimo de lucro que sufre una sangría económica importante entre la manutención de los animales y el pago de las fincas. “El coste que asumimos con esas cinco vacas durante estos dos años asciende a 40.000 euros”, calcula. Le preocupa que acaben en el matadero si son entregadas.

Asegura que estas cinco vacas estaban desnutridas. “Cuando llegaron intenté ordeñarlas, no para obtener leche, sino para poder ponerles en las ubres un medicamento que evita las mastitis y no tenían leche”, rememora. Su idea inicial era quedarse con dos y enviar a las demás a otros refugios ubicados en diferentes puntos de España, por una cuestión de falta de espacio, pero las dificultades burocráticas lo impidieron: “Fue imposible, nos quedamos con las cinco, alguna venía embarazada y tuvieron tres terneros, ahora son ocho”.

La cría de una de las vacas decomisadas en el santuario cántabro.

Por ello, los miembros de La Manada Cántabra tuvieron que buscar una finca más grande, a parte de la que ya tenían, donde conviven 50 animales de granja, rescatados del abandono y del maltrato. “Pagamos un alquiler mensual solamente para estas vacas”, expresa la cofundadora de la entidad. También tienen burros, caballos, cabras, ovejas y cerdos que residen en otra parcela.

El santuario subsiste gracias a los donativos ciudadanos y a las aportaciones mensuales que realizan sus miembros y voluntarios. “Tuve que hipotecarme para comprar un terreno”, cuenta López. Las reses que estuvieron el miércoles a punto de ser decomisadas viven en un recinto cuyo alquiler asciende a 412 euros mensuales. “Antes estaban en los huesos, pero ahora son otras y valen 2.000 euros cada una”, explica con el temor de que el ganadero las lleve el matadero.

Confiesa que ha intentado negociar con el dueño de las vacas y con su abogado de forma extrajudicial para llegar a un acuerdo. Le dijo que no abrirían por la vía civil una reclamación de gastos, como tienen derecho a hacer, si les dejaba quedarse con los animales. Pero la negociación no tuvo éxito.

Tes manifestantes en la protesta de este miércoles.La Manada Cántabra

A pesar de estar indignada, se siente emocionada por el cariño recibido este miércoles. “Yo no solicité que la gente viniese a protestar, solo conté en la radio nuestra situación y muchas personas me pidieron venir a despedirse de los animales, les dije que podían hacerlo, pero no esperaba que llegaran con pancartas y cadenas”, confiesa. A esta protesta se han sumado también refugios de animales de otras partes de España, entre ellos La Candela de Sevilla, Frente L.A. de Lugo y Salvando peludos de Madrid.

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