Radiografía de los residuos textiles: apenas se reciclan y el año que viene todos los ayuntamientos tendrán que recogerlos por separado
Las grandes empresas de ropa probarán un proyecto piloto en espera de la futura obligación de reutilizar lo que producen, prevista para el año que viene
Las grandes marcas de ropa están buscando la mejor manera para impulsar la recogida y reciclaje de prendas usadas, la gran mayoría de las cuales acaba ahora en vertederos. Una decena de empresas pondrá en marcha en abril un proyecto piloto en seis municipios para comprobar la eficacia de varios métodos, desde poner contenedores en la calle —como ya existen en algunas urbes— a llevarlos a las tiendas de moda, los puntos limpios e incluso parroquias o ...
Las grandes marcas de ropa están buscando la mejor manera para impulsar la recogida y reciclaje de prendas usadas, la gran mayoría de las cuales acaba ahora en vertederos. Una decena de empresas pondrá en marcha en abril un proyecto piloto en seis municipios para comprobar la eficacia de varios métodos, desde poner contenedores en la calle —como ya existen en algunas urbes— a llevarlos a las tiendas de moda, los puntos limpios e incluso parroquias o centros comerciales. La iniciativa surge cuando el Gobierno tiene previsto aprobar un decreto para obligar a estas entidades a reutilizar lo que producen, mientras que el 1 de enero todos los ayuntamientos tendrán que recoger de forma diferenciada los residuos textiles. El sector avanza que estos cambios supondrán un crecimiento de las tiendas de segunda mano y un auge de las plantas de reciclaje de prendas.
Según el informe Análisis de la recogida de la ropa usada en España de 2021 —últimos datos disponibles—, en España se desechan unas 900.000 toneladas de ropa al año, y el 88% acaba en basureros; tan solo el 12% pasa por un proceso de reciclado (con grandes variaciones por comunidades: en el País Vasco supera el 24% y en Extremadura no llega al 3%). Los datos los elabora Moda re-, una entidad social de Cáritas que se hace cargo de alrededor del 40% de ese mercado. El Ministerio para la Transición Ecológica no cuenta con cifras diferentes. Mientras, la Comisión estima que la UE genera 5,2 millones de toneladas de residuos de este tipo al año (unos 12 kilos por persona y año), de los que alrededor del 22% se trata correctamente.
Fuentes del departamento de Teresa Ribera señalan que el Ejecutivo está esperando la modificación de la Directiva Marco de Residuos —que llegará en breve— para elaborar luego un decreto que obligará al sector textil a recoger sus residuos y excedentes. Se prevé su aprobación antes del próximo verano. Ese decreto obligará a la creación de Sistemas Colectivos de Responsabilidad Ampliada del Productor de residuos (Scrap), una figura que aglutina a los fabricantes y que ya existe en sectores como el plástico (Ecoembes) o el vidrio (Ecovidrio).
Mientras llega, diez grandes marcas de ropa —Decathlon, El Corte Inglés, H&M, IKEA, Inditex, KIABI, Mango, Primark, Sprinter/JD y Tendam— acaban de lanzar el primer Scrap de la moda, que han bautizado como Re-viste. “El Scrap es una herramienta clave para avanzar hacia la circularidad y una gestión responsable”, considera Transición Ecológica. Cuando se publique la norma, las demás marcas podrán sumarse a esa entidad o crear otras. “Vamos a poner en marcha una prueba piloto en seis municipios (grandes, medianos y pequeños) para aumentar el flujo textil de segunda mano”, explica Juan Ramón Meléndez, director general de Re-viste. Todavía están negociando con la Federación Española de Municipios y Provincias cuáles serán, pero calculan que, en total, llegará a unas 300.000 personas.
“La idea es probar cuatro vías de recogida: los contenedores en la calle (como ya hay en algunos municipios), los puntos limpios, las tiendas de ropa y calzado, y otros lugares como parroquias o centros comerciales. Y hacerlo durante todo un año para ver el efecto de cambio de temporada —cuando más ropa se desecha— y del turismo”, prosigue Meléndez. En su opinión, “en una zona urbana puede tener más sentido ir a la tienda de ropa, que pilla a mano; en urbes medianas puede ser el centro comercial, mientras que quizá en un pueblo tenga más sentido la parroquia”. También quieren medir qué ocurre en algunos lugares que ya cuentan con contenedores de ropa por las calles.
La entidad lanzará campañas para concienciar a los ciudadanos. “Hasta ahora, la gente pensaba que solo había que reciclar la ropa en buen estado, pero es importante que toda la ropa usada pase por este circuito, también la que está mal”, apunta el director de Re-viste. “Es fundamental meter esas prendas en una bolsa cerrada, para protegerlas de la humedad y facilitar que los zapatos o calcetines lleguen juntos, y llevarla al contenedor o punto más próximo”, añade. Ecoembes suele recibir críticas de los ecologistas por no reciclar suficientes envases. ¿Pasará con Re-viste? “Intentaremos aprender de lo que ya funciona para que nuestro Scrap sea eficiente y funcione bien desde el principio, y se convierta en cómodo tanto para el ciudadano como para los ayuntamientos”, responde.
Nuevas plantas de tratamiento
Manuel León, coordinador de Moda re-, considera que este cambio va a impulsar muchísimo este tipo de infraestructuras de tratamiento: “Esperamos que el Scrap pague a las plantas de reciclaje por cada kilo de ropa tratado, lo que ayudará a su sostenimiento y les permitirá crecer y tratar cada vez más ropa”. En la actualidad hay menos de diez instalaciones para realizar estas labores en toda España. “Si aumentamos el porcentaje de ropa para reutilizar, que ahora no supera el 12%, harán falta decenas de nuevas plantas”, aventura.
Cada instalación recibe toneladas de prendas, que clasifica. En el reparto actual, alrededor de un 10% de la ropa se considera en muy buen estado y se vende luego en tiendas de segunda mano; otro 70% se suele exportar (sobre todo a África y Oriente Próximo), mientras que otro 10% se separa en hilos para generar hilaturas recicladas. El resto se quema, en lo que se denomina revalorización energética. “Nuestra intención es que en el futuro todo el material sea reusado y reutilizado en España; si se exporta, debe ser para venderse como segunda mano, no para acabar en un vertedero”, dice Meléndez.
La ropa tratada que se encuentra en mejor estado acaba en tiendas de segunda mano en España. Moda re- cuenta con unas 170 —tanto propias como en supermercados—, Humana tiene 50, mientras algunas entidades sociales también venden vestidos reutilizados. Oxfam, en cambio, probó a abrir nueve locales pero los cerró en 2018 (en otros países los mantiene). “En España no conseguimos los resultados esperados. En otros países, una de las claves es el IVA reducido para la segunda mano”, dice Paco Juan, de Oxfam. León apunta: “Aunque los jóvenes cada vez compran más ropa usada, todavía estamos lejos de países como Reino Unido o Alemania. Solo en la ciudad de Londres hay miles de tiendas de este tipo, mientras en España no superamos las 300. Queda mucho por hacer, esperemos que cambie a partir del año que viene”.
Además, a partir del próximo 1 de enero la ley de residuos obliga a que todos los ayuntamientos —también los pequeños— cuenten con recogida separada de residuos textiles. En muchas de las grandes ciudades ya son habituales (según el último recuento hay unos 21.000, casi todos de entidades sociales), pero la mayoría de medianas y pequeñas lo están dejando para el final. “La norma obliga a que al menos el 50% de esa recogida la hagan empresas de inserción o sin ánimo de lucro, y por ahora muchos municipios no lo están licitando así. Hemos llevado a muchos de ellos a los tribunales”, concluye el coordinador de Moda re-.