Comienza la segunda ola de calor del verano, con lo más duro en la zona centro y el cuadrante suroccidental
Se esperan hasta 42° en el valle del Guadalquivir; 39°-40° en los del Tajo, Guadiana y Genil; 39° en el sur de Galicia, 38° en el Ebro; 36° en la meseta Norte, y de 37°-39° en la meseta Sur y el resto de Andalucía occidental
El primer día de la segunda ola de calor del verano, que arranca este martes, se presenta duro en los termómetros, especialmente en la zona centro y en el cuadrante suroccidental peninsular, con la diana de las altas temperaturas apuntando a la campiña cordobesa, donde se esperan unas temperaturas máximas de hasta 42°. Según advierte la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), el ascenso térmico, tanto de las temperaturas nocturnas como diurnas, será generalizado en la Península, donde más en el valle del Ebro. Las máximas se situarán por encima de 39°-40° en los del Tajo, Guadiana y Guadalquivir y en la cuenca del Genil. Los valores serán también altos en el sur de Galicia, con 39°; en el Ebro, con 38°; en el sur de la meseta Norte, con 36°; y en la meseta Sur y el resto de Andalucía occidental, con de 37° a 39°. Y la noche será también terrible, ya que no se bajará de entre 22° y 25° en los valles de los ríos de la mitad sur y zonas afectadas por vientos terrales.
Con estas previsiones, 12 comunidades se encuentran bajo aviso meteorológico, que es naranja, el segundo nivel de tres, en Andalucía, Castilla y León, Castilla-La Mancha, Extremadura, Galicia, Comunidad de Madrid y Comunidad Valenciana. En Canarias, Aragón, Cataluña, Navarra y La Rioja, en cambio, el nivel del aviso es menor, amarillo, el mínimo. Con este pronóstico de Aemet y el estudio de las máximas a partir de las cuales se disparan los fallecimientos, el Ministerio de Sanidad publica un mapa de alertas, en el que este martes hay 1.881 municipios en zonas con riesgo alto por calor (23%), 2.502 en riesgo medio (31%) y 2.121 en bajo (26%). Entre las grandes ciudades en riesgo máximo destacan Madrid, Sevilla y Vigo.
La causa de este fenómeno, que no está provocado por el cambio climático pero sí potenciado, es la de siempre: un potente anticiclón y las muchas horas de sol de estas alturas del año bastan para activar el horno ibérico, que en este caso, a diferencia de la semana pasada, no ha necesitado de la ayuda externa de una masa de aire cálido procedente del Sáhara. Según explica Aemet en su aviso especial, el desplazamiento del anticiclón africano en niveles medios y altos sobre la Península se ha traducido en una gran estabilidad. “Este factor, unido a la alta insolación de esta época, la ausencia de nubosidad y los vientos flojos o en calma, inducirán un aumento de las temperaturas que, a partir de este martes, se situarán en valores elevados en amplias zonas del centro y sur peninsulares, presentando un riesgo importante para las personas expuestas al fenómeno”.
Esta lengua de fuego se amplificará el miércoles, que será el pico del episodio. “Las temperaturas continuarán ascendiendo, salvo en el extremo norte, aunque más moderadamente, por lo que se espera que las máximas alcancen los 40°-42° de forma generalizada en el centro y cuadrante suroccidental, sin descartar puntualmente los 44° en los valles del Guadalquivir y del Guadiana”, detalla la agencia. Pero el azote del calor será también muy intenso en el del Ebro y en el interior de Valencia, donde se llegará a 39°-40°; en el sur de Ourense y la meseta Norte, de 37° a 38 °; y en el interior del sureste peninsular, de 38° a 39°.
Y, aunque en Canarias no se cumplen los criterios de ola de calor, las temperaturas serán muy elevadas tanto el miércoles como el jueves, con 35° en vertientes sur de las islas. En el mapa de avisos, el naranja se generalizará y afectará a una vasta zona que abarca Andalucía, Aragón, Castilla y León, Castilla-La Mancha, Cataluña, Extremadura, Galicia, Comunidad de Madrid a Comunidad Valenciana y Canarias. Solo habrá tres regiones en amarillo, Murcia, Navarra y La Rioja.
Sin embargo, a día de hoy persisten las dudas que ya manifestó el lunes Aemet sobre lo que ocurrirá el jueves, que es la clave que determinará si finalmente será una ola de calor o no. La agencia establece que, para que se dé este fenómeno, tienen que superarse tres umbrales: intensidad (las máximas deben superar al 5% de los días más cálidos registrados en julio y agosto), extensión (deben hacerlo en al menos el 10% de las estaciones meteorológicas) y duración (un mínimo de tres días). En este caso, no está claro que se alcance el tercer día requerido porque una masa más fresca comenzará a penetrar por el extremo suroccidental peninsular el jueves y se desconoce si refrescará lo suficiente y en las suficientes zonas como para que no sea ola. Esta incertidumbre hace que Aemet haya otorgado al fenómeno una probabilidad media de cumplimiento, de entre un 40% y un 70%.
¿Por qué se avisa a la población si la probabilidad no es alta? “Vienen tres días de muchísimo calor por encima de lo normal en amplias zonas del país y es seguro que el martes y el miércoles se cumplen los requisitos, por lo que el aviso está justificado. Que haya decretada una ola por parte de Aemet es condición sine qua non para activar las alertas a la población de Protección Civil y, en este caso, se considera necesario que se tomen las medidas preventivas y sanitarias para proteger a la población. Cuando acabe el verano, y con una visión climatológica, se estudiarán tanto este episodio como el primero, que también está en duda, para ver si finalmente han sido ola de calor o no”, explica Jesús Riesco, portavoz de Aemet. “No estamos hablando ni mucho menos de una de las peores olas que ha habido, pero sí que está dentro del rango de ola”, añade este experto.
Así, de momento el jueves se espera que comience “un descenso de las temperaturas en el tercio suroeste“, cuya magnitud y extensión no se puede determinar. A pesar de este alivio, las temperaturas “seguirán siendo elevadas en amplias zonas de la Península y, especialmente, en áreas del centro y de los cursos medio y alto de los grandes ríos del sur, así como en la meseta sur”, donde los termómetros seguirán en 39°-41°. En la zona baja de los valles del Guadiana y Guadalquivir, hará de 38° a 39° y es posible que hasta 40°, mientras que en la meseta norte, valle del Ebro y extremo sureste las temperaturas serán de 37° a 39°. Hay activos avisos naranjas en Andalucía, Castilla-La Mancha, Extremadura y Comunidad de Madrid; y amarillos en Canarias, Aragón, Castilla y León, Cataluña, Galicia y Comunidad Valenciana.
En todo caso, Aemet da por concluido el episodio de temperaturas el viernes, cuando lo más probable es que las temperaturas “continúen descendiendo, especialmente en el tercio suroriental peninsular”. No obstante, alerta la agencia, las temperaturas continuarán siendo elevadas en amplias zonas del interior peninsular, especialmente en zonas del centro, donde el riesgo para la población “podría continuar siendo importante”.
Un aspecto llamativo y diferenciador de esta ola son las altas temperaturas que se alcanzarán en la zona centro, donde podrían batirse varios récords, incluido el de Madrid capital, donde nunca se han sufrido más de 40,7° en julio, cota que se alcanzó en 2022, y la previsión para el miércoles es de 41°. “Los récords en el suroeste están muy caros y difíciles de superar y es complicado que ocurra en los valles del Guadiana y del Guadalquivir, no así en la zona centro”, confirma Riesco.
Puedes seguir a Clima y Medio Ambiente en Facebook y X, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal