La Junta de Andalucía limpia la isla de toallitas y basura en medio del río Guadalquivir

La Consejería de Medio Ambiente ha retirado diez toneladas de desperdicios acumulados a lo largo de los últimos años en Córdoba y que las fuertes lluvias han hecho visibles

Desde la izquierda, islote de toallitas el día 19 de enero y en la actualidad la misma zona del río Guadalquivir tras su limpieza.Foto: Paco Puentes | Vídeo: Paco Puentes

Diez toneladas de limo, lodo, basura y, sobre todo, toallitas. Esa es la masa de la isla de residuos que había emergido a la vista de todos los cordobeses en el Guadalquivir, a escasos metros del Puente Romano, y que la Junta de Andalucía ha hecho desaparecer a lo largo de esta semana con la ayuda de una retroescavadora. Los 10.000 kilos de desperdicios y arenas contaminadas ...

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Diez toneladas de limo, lodo, basura y, sobre todo, toallitas. Esa es la masa de la isla de residuos que había emergido a la vista de todos los cordobeses en el Guadalquivir, a escasos metros del Puente Romano, y que la Junta de Andalucía ha hecho desaparecer a lo largo de esta semana con la ayuda de una retroescavadora. Los 10.000 kilos de desperdicios y arenas contaminadas por ellos han sido trasladados a un vertedero, donde serán tratados, según ha explicado a este diario un portavoz de la Consejería de Sostenibilidad, Medio Ambiente y Economía Azul. “Mientras se sigan arrojando toallitas y no se traten las aguas fecales, el problema persistirá”, advierte José Larios, destacado ecologista andaluz, que fue quien llamó la atención sobre la balsa flotante de detritos.

Fue una foto del islote de sedimentos publicada en sus redes sociales la que alertó sobre la masa de desechos, sobre todo toallitas higiénicas, que se asomaba en una zona que es un espacio protegido desde 2001. La isla de desperdicios se había empezado a formar en 2020 tras una enorme riada que acumuló basura en dos de los ojos del Puente Romano y en medio del río a la altura de la Torre de La Calahorra. “En 2021 se limpió la parte del puente, pero se decidió mantener la otra”, señala Larios, presidente de la Fundación Transición Verde.

La vegetación, alimentada por el limo y la tierra que es arrastrada por la corriente, ocultó la masa ingente de toallitas que había formado el nuevo atolón. Las lluvias de las últimas semanas limpiaron el barro y volvieron a sacar a la luz la base de basura de la isla. La Junta arguye que su limpieza estaba prevista dentro del proyecto Mantenimiento de la Biodiversidad en el Monumento Natural Sotos de la Albolafia para preservar la biodiversidad de ese espacio y que incluía la recuperación de los molinos de Enmedio y de Téllez, justo frente a la isla de desechos, eliminando la vegetación no autóctona, entre otras medidas.

La empresa Tragsa, encargada de ese proyecto, es la que ha dirigido las obras de disolución del islote de toallitas. Una retroescavadora ha trasladado los restos de sedimento y lodo contaminado al vertedero, mientras distribuía los limpios en las zonas interiores de los Sotos de la Albolafia. En la operación de desmantelamiento también han intervenido operarios que han realizado un trabajo manual. “Queremos aprovechar para concienciar del gravísimo problema que supone el mal uso de toallitas, que en ningún caso deben tirarse por el inodoro, porque suponen una amenaza ambiental y tienen un elevado coste de limpieza”, señala el portavoz de la consejería. El Ayuntamiento de Córdoba cifra en un millón de euros la cantidad que invierte para retirar este tipo de material.

“Mientras no se construya un tanque de tormentas que evite que se mezclen las aguas fluviales con las fecales y los ciudadanos sigan arrojando toallitas, el problema va a persistir”, advierte Larios, que llama la atención sobre la basura que se acumula en otras partes del río y que pasa más desapercibida por no haberse concentrado en un lugar tan simbólico como el tramo que hay en frente de la Torre de La Calahorra.

Vegetación de ribera sobre los desechos

Sobre las miles de toallitas había crecido vegetación de ribera típica de la zona como carrizo, enea, taray e incluso álamos. “Solo los que somos de Córdoba sabíamos que la isla no era natural”, puntualiza Larios. Y para los que, como él, se fijaban en la fauna de la zona, además de ver a ratas campar a sus anchas, también era habitual observar a algún avetorillo —la especie de garza más pequeña que anida en esa parte del Guadalquivir― con las toallitas enganchadas en su pico dentado.

Islote formado por toallitas y otros materiales aparecido tras bajar el cauce del río Guadalquivir a su paso por Córdoba capital. PACO PUENTES

El ecologista también llama la atención sobre los efectos de que las aves se alimenten de peces que han podido estar en contacto con los restos de heces y maquillaje que suelen acompañar a las toallitas. “Este material no se descompone y su tratamiento para las empresas de residuos es complicado porque no es del todo inerte si contiene heces, pero tampoco es orgánico”, advierte.

La isla de basura que pasaba desapercibida para muchos visitantes había atraído estos días la curiosidad de los vecinos al enterarse de que la vegetación que asomaba no crecía precisamente de la tierra. Los trabajos para hacerla desaparecer también ha tenido entretenidos a muchos cordobeses, turistas y medios de comunicación. “Que nadie se hubiera dado cuenta es cuestión de sensibilidad”, se lamenta Larios, que, espera que, al menos, haya servido para concienciar “del impacto ambiental y económico” que supone arrojar residuos.

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