España cierra el grifo: el consumo diario de agua doméstica por habitante desciende 32 litros en 20 años
Los expertos achacan la reducción a las campañas de concienciación y a la eficiencia de los nuevos electrodomésticos
Los españoles se han acostumbrado a cerrar el grifo más rápido. El consumo de agua doméstica, la que se utiliza para fregar, ducharse o lavar la ropa, ha caído 32 litros al día por habitante en 20 años, según el Instituto Nacional de Estadística (INE), con datos actualizados hasta 2020. Si en el año 2001 un español usaba de media a diario 165 litros, hoy tiene suficiente con 133. Los expertos creen que la rebaja se debe a que las campañas de concienciación...
Los españoles se han acostumbrado a cerrar el grifo más rápido. El consumo de agua doméstica, la que se utiliza para fregar, ducharse o lavar la ropa, ha caído 32 litros al día por habitante en 20 años, según el Instituto Nacional de Estadística (INE), con datos actualizados hasta 2020. Si en el año 2001 un español usaba de media a diario 165 litros, hoy tiene suficiente con 133. Los expertos creen que la rebaja se debe a que las campañas de concienciación para el ahorro de agua han calado en la población. También a las mejoras de la red de distribución para evitar pérdidas innecesarias de líquido en casa y al avance eficiente de electrodomésticos como lavadoras o friegaplatos. El sector y los expertos ven todavía margen de mejora y creen posible y razonable que en los próximos años la cifra pueda descender hasta los 100 litros, sobre todo en un contexto de emergencia climática como el actual. ”Cierra el grifo que estamos en sequía” es una frase que, parece, ha venido para quedarse.
Fernando Morcillo, presidente de la Asociación Española de Abastecimiento de Agua y Saneamiento (AEAS), que aglutina a las empresas del sector, celebra la reducción y pone en valor la mejora en la planificación de las Administraciones y empresas gestoras para un uso racional del agua. “Hoy, la concienciación en nuestro país es más alta, en parte gracias a las campañas de ahorro durante las sequías que hemos sufrido en los últimos años. Por poner un ejemplo: las duchas cortas en nuestro país se han generalizado”, dice Morcillo. En Europa, el suministro diario de agua a los hogares fue de 147 litros por persona en 2017, según los últimos datos recabados por la Agencia Europea del Medio Ambiente, que no desglosa el consumo por países.
Morcillo añade: “Siendo un país seco y con estrés hídrico tenemos más cuidado. Precisamente eso se ve en el consumo por territorios. En las comunidades y ciudades con mayores problemas de abastecimiento por sequía el consumo ha descendido más”. Autonomías con problemas históricos de falta de agua como Baleares (117 litros al día), Canarias (125), Cataluña (124) o Extremadura (120) tienen cifras por debajo de la media nacional. Sin embargo, también hay datos llamativos que cuestionan la teoría de que en la lluviosa España del norte se desperdicia más agua que en la seca España mediterránea del sur. El País Vasco, pese a ser una comunidad muy lluviosa y no sufrir restricciones de agua, es la única autonomía que en el último informe del INE ha conseguido rebajar la barrera psicológica de los 100 litros diarios, la cifra que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) considera suficiente para que los ciudadanos de países desarrollados puedan cubrir sus necesidades vitales.
David Saurí, catedrático de Geografía Humana de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) y experto en gestión de agua, aprovecha el buen dato del País Vasco para poner de relieve que también en el ahorro de agua, la diferencia va por clases. “Es una comunidad [Euskadi] con una renta per cápita muy alta. Por lo que puede invertir más en mejorar las redes de distribución para evitar fugas y en sistemas de ahorro doméstico”, detalla el catedrático, quien destaca que en los hogares con electrodomésticos como lavavajillas o inodoros con doble sistema de pulsación se ahorra significativamente mucho más. Eso se traduce en que familias más desfavorecidas consuman más agua, no por falta de concienciación, sino por falta de sistemas eficientes. El gerente de la empresa municipal de aguas del barcelonés municipio de El Prat, Aureliano García, calcula que el agua que se va por el váter supone hasta un 25% del total que se consume en los domicilios. Poner el lavaplatos en marcha cuando está lleno ahorra más agua que lavar los platos a mano a diario.
El catedrático de Ingeniería Química en la Universidad Autónoma de Madrid Juan José Rodríguez coincide con su colega Saurí en que el avance de la tecnología ha sido, probablemente, el principal motivo de esta reducción en las últimas dos décadas. “Conozco a gente joven que defiende las ballenas pero luego se tira media hora en la ducha…”, dice. Rodríguez pide avanzar en este sentido y pone un ejemplo de una medida que él ya ha implantado en su casa: instalar grifos con temporizador, un sistema ya muy extendido en comercios, hoteles y restaurantes.
El catedrático coincide con el presidente de AEAS en que llegar a un consumo de 100 litros en los próximos años es posible, aunque advierte del peligro de que la falta generalizada de agua en España venga asociada a una subida de precios. “¿Nos van a convertir el agua en un bien mercantil? Tocar los precios tiene que hacerse con mucha cautela…”, alerta. El aumento de la producción de agua desalada en España, que lleva a un consumo energético elevado, ya trae facturas con demasiados decimales a los agricultores. “No nos salen las cuentas”, se quejaba a este diario hace una semana el secretario de la comunidad de regantes de Alhama (Murcia), Alfonso Romero.
El coste unitario del agua (que tiene en cuenta tanto los gastos asociados al alcantarillado, depuración o cánones de saneamiento o vertido) se situó de media en España en 1,92 euros por metro cúbico en 2020, un 0,5% más que en 2018. Comunidades con mucho estrés hídrico como Cataluña (2,66 euros por metro cúbico), Baleares (2,52) y la Región de Murcia (2,51) son las que tienen los precios más altos.
Los datos de consumo de 2020 hubieran sido, en opinión de Saurí, probablemente menores de no ser por el confinamiento por la covid. Con todo, pese a las restricciones de movilidad, el consumo doméstico no creció respecto al de 2018. “Será interesante ver qué cifra de consumo quedará tras este periodo de sequía”, dice. El catedrático pide ampliar la mirada y empezar a mirar hacia las climáticamente inciertas futuras décadas. Sobre el objetivo de llegar a 100 litros de consumo diario, el catedrático advierte de una posible fatiga de los ciudadanos. “Hay algo que me inquieta mucho. Nos estamos acercando ya a unos niveles bajos de consumo. Sería contraproducente llegar a un límite en el que después, en caso de ser necesario, la gente ya no tenga margen para hacer un mayor esfuerzo... El problema del agua en España es endémico desde hace más de un siglo”, recuerda.
Zaragoza, la más eficiente entre las grandes ciudades
Zaragoza es, de entre las cinco ciudades más pobladas de España, la urbe con menos consumo por habitante. En 2012, consiguió bajar de los 100 litros diarios (entonces la media nacional se situaba en 137). La cifra de dos dígitos se mantuvo hasta 2020, cuando el confinamiento por la covid la elevó a 102. El catedrático en geografía David Saurí pone a la ciudad maña como “un ejemplo de consumo eficiente”. La consejera de Infraestructuras y Medio ambiente del Ayuntamiento de Zaragoza, Patricia Cavero, cree que es resultado de dos factores: una ciudadanía cada vez más concienciada con la escasez del agua, algo a lo que ayudó la celebración de la Exposición del Agua en la capital autonómica en 2008, y al plan integral del Ayuntamiento para renovar los 1.269 kilómetros de tuberías que conforman la ciudad y evitar fugas. “Ha sido un trabajo conjunto durante décadas de todos los gobiernos municipales”, dice.
Barcelona es la segunda gran ciudad de España con unas cifras más sostenibles: 105 litros por habitante, según el último informe anual del Ayuntamiento de Barcelona de consumo de agua en la ciudad. Un punto de inflexión en la reducción de consumo se produjo en la gran sequía de 2008, que supuso restricciones de agua en la capital catalana. La ciudad mediterránea está a un paso de declarar de nuevo el estado de alerta por sequía. La Agencia Catalana del Agua calcula que la declaración puede llegar a mediados de septiembre.