Así se come el verano a la primavera en España
La llegada de los 30 grados se adelanta entre 20 y 40 días por término medio en 71 años, según un estudio climatológico de la Aemet
En España hace calor, sí, pero cada vez hace más calor y llega mucho antes. Esta es la conclusión de un nuevo informe elaborado por el meteorólogo Benito Fuentes, de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), que revela que la entrada de los 30 grados en la España peninsular y en Baleares, no de forma aislada y puntual sino duradera y robusta. El calor veraniego se ha adelantado entre 20 y 40 días por término medio, según las zonas en los últimos 71 años. “E...
En España hace calor, sí, pero cada vez hace más calor y llega mucho antes. Esta es la conclusión de un nuevo informe elaborado por el meteorólogo Benito Fuentes, de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), que revela que la entrada de los 30 grados en la España peninsular y en Baleares, no de forma aislada y puntual sino duradera y robusta. El calor veraniego se ha adelantado entre 20 y 40 días por término medio, según las zonas en los últimos 71 años. “El verano se está comiendo a la primavera”, sentencia Rubén del Campo, portavoz de Aemet. La causa de este fenómeno, a falta de estudios en mayor profundidad, “no puede ser otra” que el cambio climático y el progresivo calentamiento de la Tierra, subrayan ambos expertos.
“Lo que está sucediendo encaja perfectamente con una situación en la que el planeta está más caliente”, analiza Del Campo. Por su parte, Fuentes no tiene “ninguna duda” de los 30° “no aparecen antes por arte de magia”, sino que son una consecuencia “directa y palpable del cambio climático”, que ha hecho que “el clima de España ya no sea como lo conocíamos: se ha tornado más extremo”. Al alargarse el verano hacia la primavera y el otoño y quedar el invierno reducido a la mínima expresión, las cuatro estaciones de España van a acabar siendo dos, verano y casi verano.
Este informe es “otra forma de demostrar que el verano se está adelantando y ganando terreno”, destaca Del Campo, que recuerda que “otros estudios de Aemet han cifrado que la estación cálida es 40 días más larga ahora que en los años ochenta y que esta mayor longitud se nota sobre todo en el inicio, que se adelanta más de lo que se prolonga su expansión hacia el otoño. Un verano actual comienza un mes antes que en los ochenta”.
A la hora de abordar el estudio, Fuentes explica que “llegar de forma esporádica al umbral de los 30° en mayo no es noticia, pero sí que cada vez se alcanza esta cota en fechas más tempranas. Y, lo que es más importante aún, también se está adelantando el periodo en el cual esta cota deja de ser rara y se convierte en algo habitual”. En busca de esos “habituales 30°″, este experto ha rastreado en el banco de datos del Programa de Observación de la Tierra de la Unión Europea Copernicus y ha determinado el punto en el que 29 localidades españolas han sumado su décimo día a 30° entre 1950 y 2021, ambos incluidos.
¿Por qué el décimo día? Para eliminar los fenómenos puntuales y anómalos. “Los primeros registros anuales de altas temperaturas son muy variables, a veces llegan antes y otras después, por lo que distorsionan el análisis. Al filtrarlos, se puede estimar la fecha en la cual los 30° ya son algo frecuente y no algo excepcional”, explica Fuentes. Es decir, la fecha en el que el verano se instala y le pega un tajo a la primavera.
“Es evidente que todas las temperaturas están subiendo y el resultado es que estos 30° llegan antes y que donde tenía que hacer 35° hace 40°”, resume Fuentes, que también apunta al calentamiento global como causa del actual episodio de calor extremo. Este viernes, Andújar (Jaén) ha marcado 40,5°. “Es la cuarta vez que se supera el umbral de los 40° desde que hay registros y todo ello en los últimos 23 años”, detalla Del Campo. Aunque en sentido estricto el actual episodio, “absolutamente extraordinario para mayo”, no es una ola de calor, el cambio climático se traduce en general en olas de calor más intensas, más frecuentes y más tempranas. “Hace siete años hubo un episodio muy similar al de ahora, lo que no le resta excepcionalidad, sino que la incrementa. Son dos episodios muy potentes de calor en tan solo siete años“, apunta Del Campo.
“Sin factores humanos, borrando los gases de efecto invernadero, la Tierra debería estar enfriándose ligeramente, pero en su lugar observamos un calentamiento acusado en comparación con otros que sucedieron en el pasado. La velocidad es brutal a escala climática y son evidencias científicas, negarlo es como negar la gravedad”, advierte Fuentes. Aunque de forma cualitativa es un hecho que la mano del hombre está detrás de este fenómeno concreto, para cuantificar en qué medida se necesitan “estudios de atribución profundos y específicos”, en los que se compare su probabilidad en un clima no modificado y en el actual, como recuerdan ambos meteorólogos.
En los gráficos que acompañan al trabajo de Fuentes se aprecia con rotundidad cómo en las últimas décadas los habituales 30° “aparecen cada vez en fechas más tempranas”. Por ejemplo, en Sevilla la fecha promedio de su llegada en la década de los setenta del pasado siglo es el 19 de junio, mientras que, de 2010 a 2019, madruga al 27 de mayo, “una diferencia de más de tres semanas”. La tendencia en la capital andaluza, detalla el meteorólogo, es “un adelanto de 2,7 días por década, 19,4 días en el periodo estudiado de 71 años, una vida humana”.
Su estudio revela que este comportamiento de los habituales 30° no se da solo en las archiconocidas sartenes de España como la capital hispalense, sino que tiene “un carácter casi general” en España. Por ejemplo en Madrid, el adelanto es de 25 días en 71 años. Es más, la tendencia en ciudades poco sospechosas de intensos calores como Burgos “casi dobla a la de Sevilla”. El propio experto se ha sorprendido al comprobar que, si en las primeras décadas era rarísimo alcanzar allí el umbral de 30° por décima vez, “hasta el punto de ser imposible establecer un valor medio”, en las tres últimas “lo excepcional es lo contrario” ―27 de 30 años alcanzaron el umbral―. “Es pasar de lo curioso a lo normal”, comenta Del Campo.
Y no solo pasa en Burgos. “Donde más se acelera la llegada no es en Sevilla, Córdoba, Badajoz o Murcia, sino en las zonas menos cálidas del país, como en Burgos, Soria y el resto de la meseta Norte, en las zonas altas del valle del Ebro y en el sistema Ibérico”, destaca Fuentes, que tiene varias hipótesis para explicar este esprint, pero de momento ninguna conclusión. Espera dar con ella en posteriores investigaciones. “Esto no quiere decir que en Burgos o Soria haga más calor que en Sevilla o Córdoba, sino que si en estas ciudades andaluzas el adelanto es de 20 días, en las castellanas es de más de 40″, explica para hacer una analogía con una carrera ciclista: van ganando las de siempre, pero las últimas del pelotón acortan distancias.
Según su análisis, que en este punto confirma lo ya sabido, el valle del Guadalquivir es la primera zona de la España peninsular en alcanzar los 30° sostenidos, seguida de áreas del suroeste peninsular y el valle del Ebro. Sin embargo, en otros territorios hay que esperar nada menos que hasta agosto para verlos, por lo que una media de toda España no daría una imagen certera de lo que está ocurriendo. ¿Y cuánto se han adelantado los habituales 30? Según la tendencia de 1950-2021, detalla el experto, en áreas de la meseta Norte y del sistema Ibérico el adelanto es superior a 30 y 40 días. “En esas zonas el calor aparece en promedio un mes y medio antes que hace 72 años”, afirma el meteorólogo. Fuentes también ha estudiado la anticipación de los habituales 35° y “las zonas con mayor adelanto son, de nuevo, la meseta Norte y el sistema Ibérico”.
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