Cómo ahorrar con la nueva factura eléctrica sin volverse loco
El nuevo sistema empuja a poner lavadoras en fin de semana y permite contratar dos potencias distintas en un mismo domicilio para pagar menos
Guste o no la nueva factura eléctrica por tramos horarios, intentar ser más ecológicos y eficientes en casa va a salir a cuenta. Tampoco hace falta planchar de madrugada u otros extremos absurdos, pero sí que compensa analizar el perfil de consumo de cada hogar para ver cómo pagar menos. Con el nuevo sistema, merece la pena poner lavadoras en fin de semana y evitar consumir energía eléctrica en los tramos del día más caros, pero también aprender a usar de forma más eficiente los aparatos que no se pueden cambiar de hora o ...
Guste o no la nueva factura eléctrica por tramos horarios, intentar ser más ecológicos y eficientes en casa va a salir a cuenta. Tampoco hace falta planchar de madrugada u otros extremos absurdos, pero sí que compensa analizar el perfil de consumo de cada hogar para ver cómo pagar menos. Con el nuevo sistema, merece la pena poner lavadoras en fin de semana y evitar consumir energía eléctrica en los tramos del día más caros, pero también aprender a usar de forma más eficiente los aparatos que no se pueden cambiar de hora o revisar la potencia contratada en el domicilio. Aunque esto beneficia de forma clara al medio ambiente, algunos expertos advierten de que el nuevo modelo puede perjudicar a aquellos con menos recursos, a los que resulta más difícil invertir en eficiencia o no pueden permitirse enchufar un coche eléctrico en el garaje de casa.
¿Cuáles son los electrodomésticos cuyo uso merece realmente la pena cambiar a otras horas?
Lo que más energía eléctrica consume de las casas hoy en día son los electrodomésticos y el aparato que más gasta es el frigorífico. Según el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), la nevera supone el 30,6% de la electricidad consumida de media por todo el equipamiento de los hogares españoles y la explicación es que siempre está encendida. El segundo aparato que más gasta, de media, es la televisión (12,2%) y el tercero, la lavadora (11,8%). La plancha como tal ni siquiera aparece en los estudios del IDAE, pero está incluida dentro de la categoría otros, junto a la tostadora, la batidora…, que en conjunto representan un 3,5%. No es que este aparato para dejar la ropa sin arrugas no consuma mucho, todo lo contrario, sino que de media pasa poco tiempo encendida, o no se usa tanto como luego se dice. Por comparar, el modo en espera de los aparatos (el standby) supone el 10,7% del consumo de los electrodomésticos en España.
Con la nueva tarifa eléctrica, el precio de la electricidad cambia a lo largo del día según unos tramos horarios establecidos: horas punta (las más caras), horas llanas (de un precio intermedio) y horas valle (las más baratas). Y el fin de semana y los festivos son considerados en su totalidad horas valle. A partir de ahora, lo suyo es desplazar consumos de importancia al fin de semana o a los horarios menos caros, aunque esto solo resulta posible con algunos aparatos o determinados usos. Está claro que el frigorífico no se puede desenchufar. Igualmente, la televisión, el ordenador, la vitrocerámica de la cocina o las luces de la casa se encienden en el momento en que uno lo necesita, no cuando el kilovatio hora está más barato. Los dos electrodomésticos cuyo uso resulta por lo general más sencillo desplazar, y que más compensa, son la lavadora y el lavavajillas. Aunque tampoco parece muy lógico preocuparse por el gasto de lavar los platos y olvidarse luego del standby, que ahora mismo consume bastante más, según los datos del IDAE.
¿Cómo se puede reducir la factura con la lavadora y el lavavajillas?
Según las curvas de consumo elaboradas por el IDAE, por lo general en las casas españolas el lavavajillas se suele poner de 14.00 a 16.00 y, sobre todo, de 21.00 a 23.00, después de cenar. En cuanto a la lavadora, lo más habitual es ponerla a funcionar los días no laborables por la mañana. Entre semana, su uso está más repartido a lo largo del día, con picos a las 10.00, a las 16.00 y a las 19.00. Cada hogar puede decidir ahora, si quiere, en qué momento le resulta más ventajoso poner en marcha estos electrodomésticos. Algunos aparatos pueden programarse para que funcionen los días laborables en el horario más barato, de 0.00 a 8.00, pero a veces resulta molesto el ruido por la noche y no se puede dejar la ropa mojada mucho tiempo sin tender. Para los que madrugan más, existe la opción de aprovechar las horas valle de antes de las 8.00 de la mañana. No obstante, lo más sencillo es dejar lavadoras para el fin de semana (junto a la plancha) o planificar el uso de estos electrodomésticos los días laborables teniendo cuidado simplemente en esquivar los horarios más caros (las horas punta). De hecho, las horas intermedias (llanas) encajan bien con los actuales patrones de uso.
“Cada caso es distinto, una casa de jubilados tiene un perfil de consumo totalmente distinto al de una familia con hijos que trabaje fuera”, comenta Pedro Prieto, director de Ahorro y Eficiencia del IDAE, que explica que hay hogares con sistemas de calefacción eléctricos o termos eléctricos que también pueden aprovechar las horas valle de la noche para acumular calor. Con todo, resulta evidente que no siempre es posible, o tiene sentido, desplazar el consumo. Pero aquí es donde puede compensar ser más ecológico o eficiente, para reducir el gasto por otro lado. “En el IDAE decimos que hay dos momentos esenciales para ahorrar con los electrodomésticos: en la compra del aparato (para escoger uno más eficiente) y durante su uso (sabiendo bien cómo funciona y escogiendo los programas más económicos)”.
¿Y qué pasa ahora que empieza a subir el calor?
¿Y qué pasa si uno tiene que cenar a las 21.00, en las horas más caras? ¿O si aprieta el calor por el día y la electricidad está por las nubes? La vitrocerámica o aire acondicionado son de los aparatos que no se ponen cuando el kilovatio hora está más barato sino cuando se necesitan. “No hay que volverse locos con grandes cambios”, destaca Manuel García, director de Política Energética y Minas del Ministerio para la Transición Ecológica, que asegura que “los precios actuales tan altos de la electricidad no tienen nada que ver con las últimas novedades introducidas”. “La tendencia es que con el aumento de las energías renovables la electricidad sea cada vez más barata”, defiende García, que insiste en que se están tomando otras medidas para reducir el precio de la electricidad. Para combatir el calor sin sufrir por la factura, el representante del ministerio aconseja apoyarse en las horas llanas (de precio intermedio) y tomar otras medidas para reducir el consumo. En estos casos, el IDAE recomienda refrescar las casas de noche, poner toldos en las ventanas, usar ventiladores, escoger aparatos de aire acondicionado más eficientes o mantener la temperatura entre 23 y 26 grados. Asimismo, Prieto recuerda otra recomendación básica para pagar menos en climatización que a menudo todavía se olvida: llevar una ropa acorde con la temperatura.
¿Cómo se puede ahorrar con la potencia eléctrica?
Para reducir su factura eléctrica, los particulares pueden desplazar algunos usos de aparatos a horas más baratas, ahorrar y utilizar de forma más eficiente en general la energía, poner unas placas fotovoltaicas para autoconsumir o actuar sobre la potencia contratada. Esta última opción depende del máximo de electricidad que se utilice en un mismo momento en una casa: cuántos más aparatos se conecten a la vez, más potencia se necesita y más hay que pagar. Así pues, otra forma de ahorrar es ajustar nuestros consumos para reducir la potencia requerida, alternando el uso de los equipos para no sobrepasar el límite contratado. De hecho, este cambio se puede realizar sin coste alguno. Pero, además, una de las novedades más importantes de la nueva factura eléctrica es la posibilidad de contratar dos potencias distintas para un domicilio. Es decir, se puede contratar una potencia baja para las horas en las que menos vamos a consumir y otra más alta para cuando necesitemos poner a funcionar más aparatos.
En cualquier caso, resulta clave saber cuánto es el máximo de potencia que necesitamos realmente a lo largo del día, para no pagar por más de la que se requiere. “Tenemos la percepción de que la gente suele tener sobrepotencia contratada”, señala García. En este punto, otro de los cambios es que, en breve, la factura deberá incorporar información sobre la potencia utilizada en cada uno de los tramos horarios. Esto está bien para ahorrar, pero para aquellos que quieran saber todavía más, Prieto explica que desde hace tiempo los consumidores pueden acceder a su curva de consumo a través de su comercializadora, para conocer hora a hora cuál es su gasto real de electricidad. Esta información resulta útil para distribuir mejor los consumos, pero también para identificar despilfarros inútiles: “Algunos descubren de pronto que también gastan electricidad a las 3.00 de la madrugada, cuando se supone que todo está apagado, menos la nevera”, comenta el director de Ahorro y Eficiencia del IDAE. “Suele ser el standby, quizá se trata de la impresora o la televisión enchufada, un consumo perdido”.
¿Cómo se ahorra con un coche eléctrico?
Si hay consumidores que se pueden aprovechar más de las horas valle nocturnas, son los dueños de vehículos eléctricos, que pueden recargarlos a partir de las 12.00 de la noche para que les salga más barato. Además, tienen la opción de contratar dos potencias distintas, si quieren concentrar más consumos de noche. Esto también genera algunas de las mayores críticas, pues no todo el mundo puede permitirse comprar uno de estos coches. Sin embargo, como incide Prieto, el mayor precio de estos vehículos puede compensarse justamente por el ahorro que supone frente a la gasolina. “El consumo energético del hogar es la suma del gasto de calefacción, de los electrodomésticos, de la iluminación, pero también de los desplazamientos. Se suele considerar por separado, pero más o menos el 50% del consumo de energía del hogar está en la vivienda y el otro 50% en el transporte”, comenta el director de Ahorro y Eficiencia del IDAE, que recuerda la existencia de ayudas para la compra de vehículos eléctricos y la instalación de los puntos de recarga.
¿Por qué se quiere desplazar el consumo a la noche?
Una de las cuestiones más difíciles de entender para la gente es por qué se quiere favorecer el consumo nocturno y se penalizan horas clave del día, como el momento de la cena, en el que se necesita la electricidad para cocinar. Como detalla el director de Política Energética y Minas del Ministerio para la Transición Ecológica, los tramos horarios punta, llanas y valle han sido decididos por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) en función del mayor o menor uso de las redes eléctricas, para evitar congestiones que supongan costes añadidos para el sistema. No obstante, existen otros beneficios ambientales y económicos para explicar que se quiera reducir los picos en los que hay más gente consumiendo electricidad a la vez. La factura eléctrica incluye tres conceptos: el coste de la electricidad, una parte regulada y los impuestos. Los cambios de tarifa por horas forman parte de la parte regulada, pero el precio final depende también de lo que ocurra a lo largo del día en el mercado mayorista al que acuden a vender su energía todas las centrales. Los parques eólicos y fotovoltaicos ofrecen una electricidad barata porque, una vez construidos, el viento y el sol les salen gratis. Sin embargo, las plantas de gas aportan kilovatios mucho más caros porque el combustible que utilizan sí se paga, y ahora mismo a precios muy altos (a lo que hay que sumar el precio del CO₂). Cuando la demanda puede cubrirse con muchas renovables, porque el consumo es bajo o porque están produciéndose muchos kilovatios hora con eólica y solar, entonces la electricidad sale muy barata. Pero si de pronto aumenta mucho el consumo y hay que recurrir a las plantas de gas o las de carbón (que son también las que más contaminan) entonces sube el precio.
¿Y no tiene más sentido desplazar el consumo a los momentos del día donde hay más plantas solares funcionando?
Según Pedro Linares, profesor de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería ICAI y director del centro de estudios Economics for Energy, para conseguir una electricidad más barata (y mejor para el medio ambiente) lo ideal sería ajustar la demanda todo lo que se pueda a la producción de renovables. Es decir, desplazar los consumos a cuando haya mucho viento que haga funcionar los parques eólicos o mucho sol para las centrales solares. Hoy todavía no se dispone de suficientes renovables para poder hacer esto de forma continua. Asimismo, como señala Linares, por las noches hay centrales nucleares y de gas que se prefiere mantener encendidas a baja producción con precios más bajos para evitar apagarlas. ¿Qué pasará según vaya aumentando el número de parques solares? “Los periodos horarios se han definido teniendo en cuenta el perfil de demanda actual, pero serán revisados periódicamente con el fin de tener en cuenta la incorporación progresiva de la producción renovable”, indica la CNMC.
¿Merece la pena autoconsumir en casa con unas placas solares?
Para aquellos que puedan invertir, cada vez resulta más interesante ponerse en casa unas placas fotovoltaicas para autoconsumir. De esta forma, uno puede disponer de su propia energía en los momentos del día en los que hay más sol, pero también aprovechar la electricidad de la red eléctrica por la noche en las horas más baratas.
¿Por qué todo esto puede perjudicar a las personas con menos recursos?
“La mayoría de las críticas que se están haciendo son un poco frívolas, pero existe una cuestión seria de fondo”, comenta Linares, que asegura que “el nuevo sistema tiene cosas buenas y malas”. Como explica, en el precio de la electricidad, aparte de los kilovatios, también se incluyen unos costes fijos del sistema y de otros conceptos como las primas a las renovables aprobadas en el pasado. Con los cambios introducidos, el profesor considera que, si se reduce el consumo de electricidad, disminuirán también los ingresos para estos conceptos, lo que podría obligar a subir el precio. Y si la gente con más poder adquisitivo opta por un equipamiento más eficiente o incluso por poner placas fotovoltaicas para no pagar por la electricidad de la red, este experto advierte que puede ocurrir que “cada vez suba más el precio justamente para la gente que menos pueda ahorrar”. Para evitar esto, el director del centro de estudios Economics for Energy cree que esos cargos deberían pagarse con los Presupuestos de Estado o cobrarse a los consumidores como un cargo fijo, aunque en función de algún indicador que refleje el nivel de renta, como el IBI (el impuesto de bienes inmuebles). “Luego hay otra cuestión más filosófica”, comenta Linares. “No se trata de conseguir cuanta más eficiencia mejor, sino la eficiencia correcta, no hay que dejar de consumir por completo, sino alcanzar un punto apropiado de eficiencia que satisfaga nuestras necesidades sin comprometer la economía o el medio ambiente”.
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