La nave Starliner aterriza sin problemas (y sin astronautas)
El éxito de la misión espacial podría ayudar a destensar las relaciones entre la compañía Boeing y la NASA
La Starliner ha aterrizado sin problemas. Y esto es toda una novedad en su tortuosa aventura espacial. La nave de Boeing tocó tierra esta mañana a las 6.01 hora peninsular española, en el puerto espacial de White Sands, en Nuevo México. Lo ha hecho tres meses después de lo previsto y sin los dos astronautas de la NASA que viajaron en ella a la Estación Espacial Internacional (ISS). Los responsables de la agencia espacial decidieron no embarcar a Suni Williams y Butch Wilmore, en el Starliner para el viaje de regreso, después de que varios propulsores mostraran problemas en su viaje de ida. Williams y Wilmore pasarán otros cinco meses en la estación espacial antes de regresar a la Tierra en febrero con una nave de la competencia, la Dragon Crew de Space X.
El desacoplamiento y el aterrizaje de la Starliner se desarrolló sin contratiempos, respaldando la afirmación de los responsables de Boeing, que aseguraban que su vehículo era seguro para los astronautas. En la NASA no lo tenían tan claro y por eso decidieron que la tripulación permaneciera en la ISS y la nave regresara sola a la Tierra. Se ha filtrado a la prensa que la reunión en la que se tomó la decisión acabó a gritos. Steve Stich, directivo del Programa de Tripulación Comercial de la NASA rebajó esa idea en una rueda de prensa en la que no había ningún portavoz de Boeing, como en comparecencias anteriores. Pero acabó reconociendo que “había cierta tensión en la habitación”.
Descendiendo con tres paracaídas, la Starliner aterrizó en el puerto espacial de White Sands, en Nuevo México. Unos enormes airbags amortiguaron el impacto. Los equipos de recuperación empezaron entonces a trabajar para recuperar el Starliner y devolverlo a las instalaciones de la NASA en el Kennedy Space Center. Después de varias pruebas durante estas semanas, quieren seguir analizando la nave para entender qué falló en su despegue. En cualquier caso, nada parece haber salido mal en su aterrizaje. Después de encadenar una serie de fracasos y retrasos, podría decirse que la maniobra de anoche fue un éxito.
La operación empezó a las 0:04 de este sábado, hora peninsular española. Tras desacoplarse de la estación espacial, el Starliner realizó pruebas de encendido de 12 propulsores. Solo uno de ellos no funcionó perfectamente. Después se encendieron 10 de los propulsores del módulo de servicio, y todos respondieron como se esperaba. Por último, la nave inició un descenso guiado por control remoto, en la base espacial de White Sands (Nuevo México, EE UU).
Tras varias órbitas alrededor del planeta, los grandes propulsores del Starliner se encendieron durante casi un minuto para dejarlo caer fuera de órbita. A continuación, se desprendió de su módulo de servicio, el componente que contenía los problemáticos propulsores. La NASA emitió en directo todo el proceso que pareció desenvolverse sin contratiempos. “El vuelo está siendo suave”, dijo el comentarista.
A pesar de la buena noticia, queda en el aire la fecha en la que las naves Starliner podrán establecer una línea regular de vuelos espaciales tripulados a la ISS, como hacen las Crew Dragon de SpaceX, que operan desde 2020. Boeing quiso competir con la compañía de Elon Musk desarrollando su más ambicioso programa espacial hasta la fecha. El plan inicial era que esos vuelos fueran regulares en 2018, pero, tras múltiples retrasos y después del fiasco de la actual misión de prueba, está descartado que las Starliner entren en servicio antes del verano de 2025. El primer paso para conseguir que eso suceda y que la NASA recupere la confianza en Boeing, era aterrizar su nave con éxito. Parece que eso está conseguido, pero no deja de ser un pequeño paso para el hombre, para Boeing y para su particular carrera espacial.
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