Las mutaciones de Von der Leyen
La presidenta europea promete invertir en vacunas contra las nuevas variantes del coronavirus
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha reconocido a este y otros diarios europeos su preocupación por las nuevas variantes del coronavirus, como la británica, la sudafricana y la brasileña. No es alarmismo, sino una llamada a invertir en investigación vacunal, y a hacerlo ya mismo. Una dirigente de esa altura tiene que intentar anticiparse a la realidad, un trabajo siempre difícil y arriesgado. Tras reunirse con la élite científica y la B...
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La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha reconocido a este y otros diarios europeos su preocupación por las nuevas variantes del coronavirus, como la británica, la sudafricana y la brasileña. No es alarmismo, sino una llamada a invertir en investigación vacunal, y a hacerlo ya mismo. Una dirigente de esa altura tiene que intentar anticiparse a la realidad, un trabajo siempre difícil y arriesgado. Tras reunirse con la élite científica y la Big Pharma, su línea de actuación es trasparente como el agua clara. Aumentar la lectura genómica del virus, que detecta cualquier nueva mutación, mantener los contactos entre la EMA (agencia europea del medicamento) y la industria y, sobre todo, invertir en investigación “para intentar adaptar las vacunas a las posibles variantes” y estimular su producción. Más allá de las críticas a su gestión con AstraZeneca, Von der Leyen tiene claras sus prioridades. La presidenta europea se apoya con fuerza en la mejor ciencia disponible y en la industria realmente existente. El secreto del éxito.
La tranquilidad política con las variantes del SARS-CoV-2 va a entrar pronto en franca recesión
Los datos que acaban de surgir de Suráfrica justifican la preocupación de Von der Leyen. Una de las nuevas vacunas que llegan por la tubería de producción es la de Johnson and Johnson (J&J), un gigante farmacéutico basado en New Jersey, Estados Unidos. La vacuna ha superado un ensayo de fase III con 44.000 voluntarios en Estados Unidos, Latinoamérica y Sudáfrica. Tiene varias ventajas, como funcionar tras una sola dosis, ser más rápida en otorgar inmunidad y poderse distribuir sin costosos alardes de ultracongelación. Pero su eficacia es del 72% en Estados Unidos, y solo del 57% en Sudáfrica. Puesto que la variante sudafricana domina en ese país, la hipótesis más simple es que la vacuna de J&J reconoce peor al virus mutante que al original. La vacuna de Novavax muestra efectos parecidos. Los científicos que han asesorado a Von der Leyen conocían muy bien estos datos. La tranquilidad política con las variantes del SARS-CoV-2 va a entrar pronto en franca recesión.
Nada de eso implica un rechazo a las vacunas anticovid actuales. Los expertos siguen aconsejando acelerar las campañas hasta tener vacunado al 70% de la población, pese a las diferencias de eficacia que muestren las vacunas en una u otra población. Lo que sí implica es que los laboratorios y sus financiadores tienen que anticiparse a los problemas previsibles, y las mutaciones del virus son uno de los más previsibles.
Algunos virólogos como Paul Bieniasz, de la Universidad Rockefeller en Nueva York, están convencidos de que el virus muta al suficiente ritmo para obligarnos a reformular la vacuna cada temporada, como hacemos ahora con la gripe. Nadie cree que eso sea necesario ahora mismo, pero crece la percepción de que lo acabará siendo tarde o temprano. Científicos públicos, privados y de la OMS están, de hecho, examinando los protocolos que se siguen cada año para actualizar el cóctel de la gripe. Los virólogos son conscientes del problema, pero necesitan la inversión prometida por Von der Leyen para rediseñar las vacunas ante las nuevas mutaciones. Así sea.
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