La propuesta para frenar la pérdida de visión mundial en un 24% al 2030
Un estudio de la Agencia Internacional para la Prevención de la Ceguera arroja que una inversión de 7.100 millones de dólares podría recuperar casi 200.000 millones de dólares en cinco años


El envejecimiento progresivo en el mundo indica que la población con problemas de pérdida de visión será cada vez mayor, cuando ya roza los 1.000 millones de afectados en los países de ingresos medios y bajos, donde el acceso a la atención oftalmológica básica es insuficiente. La Agencia Internacional para la Prevención de la Ceguera (IAPB) plantea que intervenciones simples como los exámenes visuales en escuelas, la cirugía de cataratas y la oportuna entrega de gafas de lectura pueden no solo frenar la problemática, sino generar mayúsculos retornos económicos. El informe El Valor de la Visión, elaborado por la IAPB, la Fundación Seva y la Fundación Fred Hollows, presentado este miércoles durante la Asamblea General de la ONU, arroja que se requiere una inversión de 7.100 millones de dólares en seis medidas claves para recuperar casi 200.000 millones de dólares hasta 2030. Esto quiere decir que por cada dólar invertido, el retorno es de 28 dólares, lo que sitúa la salud visual al mismo nivel que la nutrición como una de las oportunidades de desarrollo más poderosas para las economías pequeñas y medianas.
El estudio analiza los beneficios que se pueden obtener en los próximos cinco años si se implementa la detección temprana mediante revisiones en comunidades, especialmente en escolares, conductores y mayores de 40 años, utilizando la infraestructura existente; la entrega inmediata de gafas de lectura cuando se requieren; un aumento de la capacidad del personal sanitario mediante inversión en formación y tecnología; el fortalecimiento de los flujos de trabajo para incrementar la productividad quirúrgica entre un 40% y un 50%; la eliminación de las barreras para recibir la atención que la gente necesita, como el coste o los estigmas; y la optimización de la cirugía de cataratas mediante técnicas innovadoras de formación, mayor uso de biometría y estándares mínimos para el cuidado postoperatorio.
Según el informe, presentado este miércoles en una reunión de alto nivel organizada por la IAPB y el Grupo de Amigos de la Visión de la ONU, la inversión en esas seis áreas -comenzando con 508 millones de dólares en 2026 y escalando hasta los 2.200 millones de dólares en 2030-, podría frenar la pérdida de visión mundial en un 24%, evitando 255 millones de casos en los próximos cinco años. En el plano económico, se traduciría en un crecimiento mundial de 447.000 millones de dólares anuales. Rabab Fatima, la Alta Representante de la ONU para los Países Menos Adelantados, planteó en la reunión en que se dio a conocer el informe que la discapacidad visual afecta a más de 2.000 millones de personas en el mundo y que al menos la mitad de casos “son prevenibles o no se tratan”. “Sin embargo, la salud ocular recibe menos del 0,06% de la financiación mundial para la salud, y nos enfrentamos a un déficit de financiación de 14.300 millones de dólares”, añadió.
En su intervención ante la Asamblea General de la ONU, el primer ministro de Antigua y Barbuda, Gaston Browne, recordó este miércoles que el organismo multilateral acordó en 2020 el plan ‘Visión para Todos’, en el que los países miembros se comprometieron a garantizar que la atención ocular llegue a los más necesitados. “Pero cinco años después, no se ha avanzado lo suficiente. Todavía hay niños que pierden oportunidades educativas porque no pueden leer un libro ni ver bien la pizarra. Todavía hay trabajadores que abandonan sus empleos porque no ven lo suficiente para estar seguros o ser productivos. Todavía hay personas mayores que no pueden ayudar a sus familias ni contribuir a la sociedad como podrían y deberían hacerlo”, lamentó, haciendo hincapié en que, a diferencia de otros temas políticos complejos, la salud visual ya cuenta con soluciones asequibles y aplicables.
Browne aprovechó la tribuna de la ONU para anunciar que Antigua y Barbuda será la sede de la primera Cumbre Mundial sobre Salud Ocular en 2026, con el objetivo de crear una plataforma para que gobiernos, socios internacionales, el sector privado y la sociedad civil se comprometan a tomar medidas concretas frente a esta problemática.
Peter Holland, director general de la IAPB, apuntó en el encuentro que los problemas de visión afectan casi todos los aspectos de la vida, desde la capacidad para aprender, encontrar empleo, generar ingresos -las personas que trabajan con deficiencias visuales no corregidas experimentan una reducción de la productividad en comparación con sus colegas con buena visión- y la salud mental. “Esto tiene un coste tangible no solo para las personas, sino también para las familias, comunidades y economías”, señala.
Según el análisis del informe, si se emplean las inversiones recomendadas, aproximadamente 2,1 millones de personas más podrían conseguir empleo, lo que se traduciría en 37.000 millones de dólares de ingresos adicionales en el periodo 2026-2030.
Un caso de cómo puede impactar un tratamiento adecuado para quedar marginada de la fuerza laboral es Ubaldina Donaire, de 59 años, nacida en una zona rural del sur de Bolivia que, debido a la pérdida de visión producto de una diabetes, no podía ver ni a la distancia de una palma, y ahora nos saluda desde 20 metros. Al principio se resistió a la idea de someterse a una cirugía, pero tras dos años de acompañamiento con la Fundación Ojos del Mundo, se operó con éxito. Recuperada, decidió emprender un pequeño negocio de venta de empanadas, donde es ella la que las prepara, mientras su hija las fríe, ya que la mujer aún teme acercarse demasiado al fuego por miedo a afectar su vista.
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