Cristóbal Huneeus: “Con el acuerdo de reforma de pensiones pierden los extremos políticos chilenos”

El excoordinador de la mesa técnica previsional dice que el debate en torno a las mejoras para los jubilados no terminará con la aprobación del proyecto de Boric pues el tema está “muy politizado”

Cristóbal Huneeus en su oficina en Santiago, Chile, el 20 de Enero.SOFIA YANJARI

El economista Cristóbal Huneeus (Santiago de Chile, 52 años), democristiano, de la centroizquierda moderada, y socio de Unholster, empresa de tecnología especializada en software, inteligencia artificial y Data Science, conoce los recovecos de la reforma de pensiones discutida en el Senado. Como asesor del ministerio del Trabajo coordinó durante 2024 la comisión técnica previsional —una instancia con representantes de senadores y técnicos de la cartera de Hacienda, la Dirección de Presupuestos y la Superintendencia de Pensiones— que elaboró dos informes para hacer ajustes al proyecto del Gobierno de Gabriel Boric, en el tercer intento en una década que busca mejorar las jubilaciones de los chilenos, la mayoría inferiores al salario mínimo.

Por eso Huneeus, ingeniero civil y doctor en Economía, dice que se sintió contento después de que el Ejecutivo y Chile Vamos, la coalición de la derecha tradicional, llegaron a un acuerdo el 15 de enero para avanzar en el trámite legislativo en la comisión de Trabajo del Senado. “¡No podía creerlo en un principio!”, dice en esta entrevista.

Pregunta. ¿Se puede hablar de perdedores y ganadores con el acuerdo entre el Gobierno y Chile Vamos?

Respuesta. Con el acuerdo de reforma de pensiones pierden los extremos políticos, porque quedan de algún modo fuera de la discusión y no se dio lo que estos sectores pretendían. Los dos extremos quedan de alguna manera aislados, pero esta discusión no terminará acá porque este es un tema muy politizado. La oposición gana porque puede decir que un 6% irá a las cuentas individuales de los cotizantes. Pero también el gobierno sale victorioso porque está creando un seguro social e introduciendo más competencias a las AFP [Administradoras de Fondos de Pensiones]. Es notable políticamente que un Gobierno en minoría [en el Congreso] pueda crear un seguro social.

P. Los ministros Jeannette Jara, del Trabajo, y Mario Marcel de Hacienda, confirmaron que se mantiene la intención de eliminar a la AFP. ¿Por qué es tan importante esto para el Gobierno?

R. Hay un anhelo de ciertos sectores, dado el origen de las AFP, nacidas en dictadura, de eliminarlas. Pero esta industria cambió con la introducción de la licitación de los nuevos afiliados —un tercio están administrados por AFP que no existían en los 90— y la propuesta de licitación de stock introducirá nuevos actores. Entonces, la industria cambiará, pero obviamente si tienes ahorros individuales tendrás gestores. En cierta forma, lo que se consolida es el sistema de ahorro individual y las dos coaliciones quedaron de acuerdo en que eso era así.

P. ¿Cuál es el impacto en un cambio en las AFP?

R. Es una discusión que sigue hacia adelante. Este Gobierno no logrará todo lo que quiso en un principio, porque es minoría en el Congreso. Muchas personas no entienden lo que implica la [indicación de] licitación de stock de afiliados, lo cual será muy potente cuando empiece a funcionar en 18 o 20 meses. Se crearán más competencias y se hará más eficientes a las administradoras de fondos previsionales.

P. ¿La idea de un inversor estatal por parte del Gobierno puede complicar el acuerdo con la derecha tradicional?

R. Lo del inversor estatal genera ruido en la discusión, pero no le veo mucho futuro en este gobierno.

P. ¿Qué se puede perfeccionar del proyecto?

R. En el Senado se están produciendo cambios. Pero mirando hacia adelante, el desafío es cómo mejoramos las pensiones sin depender tanto de la Pensión Garantizada Única (PGU). Fue una buena medida, introducida en el segundo Gobierno de Piñera (2010-2014 y 2018-2022), y ahora se está subiendo. Fiscalmente, es muy costosa, representa alrededor del 3 % del Producto Interno Bruto y si sigue subiendo al mismo ritmo, representará el doble para 2050. Eso es fiscalmente una bomba. El desafío es cómo mejoramos las pensiones sin depender tanto de la PGU, y allí hay que hincar el diente al mercado laboral, donde se encuentran las falencias.

P. ¿Qué efectos puede tener esta reforma en la economía chilena?

R. En el corto plazo el efecto más grande es el anímico, porque ha dado una señal de que es posible que este país puede resolver sus problemas y de que los partidos políticos se pueden poner de acuerdo. Eso permite ir al siguiente desafío: la inyección de los recursos al mercado financiero para dinamizar las tasas de los créditos hipotecarios. Eso, en el mediano plazo, ayudará a que la construcción se reactive, a la compra de casas a una tasa más baja. Es un círculo virtuoso.

P. ¿Qué puede suceder si el proyecto no es aprobado en el Congreso?

R. Las probabilidades de que los parlamentarios no se terminen de poner de acuerdo son bajas. A diferencia del segundo intento por reformar las pensiones durante el Gobierno de Piñera, este tercero ha funcionado porque la oposición quiere aprobar el proyecto y no cometer los errores del pasado. Hoy se quiere aprobar un proyecto viable para ambas coaliciones.

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