El sueño de Douglas Tompkins: Chile da el punto de inicio a la Ruta de los Parques de la Patagonia
El proyecto a mediano plazo saca brillo a las 12 millones de hectáreas de naturaleza protegidas en el rincón austral del mundo para potenciar el turismo sustentable
La nitidez y limpieza del cielo en el norte de Chile son la materia prima de la Ruta de las Estrellas que hace gala de una única muestra astronómica en el mundo. Sus dos cordilleras, la de Los Andes y de la Costa, propician en la zona central valles cruzados por ríos donde se encuentran diferentes viñedos y bodegas, que confirman la Ruta del Vino. El millonario y filántropo naturalista estadounidense Douglas Tompkins (1943-2015), quien compró grandes extensiones de tierra en la Patagonia para convertirlas en parques protegidos, dijo antes de morir que para sacarle punta al potencial del pulmón ecológico de la zona austral chilena se debía hacer una ruta. Esa idea se materializa este miércoles con el lanzamiento del programa para crear la Ruta de los Parques de la Patagonia, un proyecto a mediano plazo que busca ofrecer los 17 parques nacionales como un solo destino turístico de conservación en las regiones de Los Lagos, Aysén y Magallanes.
Tras un primer año de diagnóstico, la Corporación de Fomento de la Producción (CORFO), una entidad estatal de apoyo a la producción, al emprendimiento y la innovación dará el puntapié inicial de la primera etapa del proyecto, que consta de tres años, de un total de nueve. La primera fase tiene un coste de 600 millones de pesos (unos 618.000 dólares), a lo que se suma un 20% financiado por privados. La gobernanza de la Ruta de Parques incluye a representantes públicos y privados de las tres regiones que pretenden funcionar como un solo laboratorio natural para la conservación de la biodiversidad y el desarrollo del turismo sostenible. Los pilares serán: impulsar la mejora de la accesibilidad, transporte y la dotación de infraestructura de la zona y fortalecer las competencias profesionales y potenciar la vinculación de las comunidades anfitrionas.
“Lo complicado que es llegar a este territorio es aparte de la oferta, pero no puede ser tan complicado que no llegue nadie”, sostiene Hugo Arias, gerente de asuntos estratégicos de Corfo. “La infraestructura, que puede ser pública o privada, es clave desarrollarla con sostenibilidad. Hay que combinar la protección del medioambiente con la actividad turística y eso requiere planificación de los distintos actores”, añade. La Fundación Rewilding, formada a partir de Tompkins Conservation en Chile y Argentina, es parte de la gobernanza. Carolina Morgado, su directora ejecutiva, y quien trabaja hace 30 años con la familia Tompkins, celebra la tradición presidencial de crear un parque nacional en cada mandato, pero advierte que “falta poner en valor” esas 12 millones de hectáreas protegidas, que juegan un papel relevante para contrarrestar las crisis climáticas y de biodiversidad que atraviesa el planeta.
Morgado pone de ejemplo lo que ha logrado el Parque Torres del Paine, que en los primeros nueve meses del año recibió 222.000 visitantes, y que financia más de la mitad de los presupuestos de los parques nacionales. “Ahí se invirtió y por eso hay tanta visitación. Sin inversión no van y si no van, no se genera desarrollo económico”, sostiene. “Lo más importante es cómo conectas la economía a las comunidades aledañas. La mayoría de los hoteles y los centros de visitantes se levantan en las zonas aledañas a los parques”, añade, sobre el potencial que existe para que surjan emprendimientos vinculados al turismo.
En la Patagonia chilena hay parques nacionales, como el Corcovado o el Hornopirén, que por falta de infraestructura o posicionamiento como destino, cuentan con muy pocos visitantes, afirma Raffaele Di Baese, presidente del Programa Estratégico Mesoregional (PEM) de la Ruta de los Parques de la Patagonia. “Son zonas muy sensibles a nivel biológico, por lo que tampoco el objetivo del programa es que se visiten todos de forma masiva. Como me dijo alguien: no es vender lo que los clientes quieran, sino también lo que los territorios necesitan”, apunta.
En el primer año del programa, explica Di Baese, se realizarán las gestiones iniciales de infraestructura, conectividad e involucramiento de las comunidades locales a través de capacitaciones. “Tenemos que ir cerrando brechas en temas de idioma, de formalización, de emprendimientos turísticos que necesitan el acompañamiento del Estado”, ejemplifica. Esto va a ir acompañado de la promoción de la ruta que concentra el 91% del espacio conservado en Chile para, a fin de cuentas, construir una oferta responsable, segura y formal que permitan abrir al mundo las características únicas y sensibles de la ruta de los parques.
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