‘Becas Chile’: tiempo de actualizarlas
El programa no se ha adecuado a la escasez de recursos ni a los paradigmas modernos del trabajo remoto y la internacionalización de las ciencias, limitando el potencial de los becarios
Desde su creación en 2008, el programa de Becas Chile en el extranjero ha sido un pilar para el desarrollo académico y científico del país. Sin embargo, después de 16 años, el diseño base sigue siendo el mismo. Salvo algunas modificaciones, como la creación de áreas prioritarias, este no se ha adecuado a la escasez de recursos ni a los paradigmas modernos del trabajo remoto y la internacionalización de las ciencias, limitando el potencial de los becarios en la materia.
En 2008, Chile enfrentaba una escasez de académicos y tenía una oferta limitada de programas de postgrado. Hoy, el déficit de doctores es menor, pero la cantidad de graduados formados en Chile más los que regresan al país superan con creces las plazas de investigación disponibles. Esto se debe a diversos factores que no se solucionan en el corto plazo pues, según la OCDE, Chile es uno de los países con menor desarrollo industrial y baja participación de doctores; además, la inversión anual en inserción es baja y los problemas financieros de diversas universidades exacerban la saturación en la academia. Por lo tanto, la capacidad de retribución está estructuralmente limitada, siendo necesario pensar en la efectividad del sistema de retribución.
A continuación, describo algunas situaciones que demuestran lo anterior.
Imagine un científico chileno en el extranjero que obtuvo fondos millonarios para importar equipos e investigar sobre la actividad volcánica, un tema crítico en Chile. Sin embargo, el proyecto no puede continuar porque debe regresar al país, poniendo en riesgo la importación de maquinaria, algo especialmente difícil en regiones. ¿Vale la pena forzar a volver a alguien que tiene un proyecto en el extranjero que beneficia al país y que difícilmente podría replicar acá? ¿No sería bueno flexibilizar las modalidades de retribución en casos donde el beneficio desde el extranjero es mayor?
Ahora, imagine que regresa a Chile para trabajar en una universidad. Debido a la crisis en el sistema de educación superior, se le pide que dé más clases de lo estipulado y no puede investigar por falta de recursos. A pesar de esto, consigue fondos extranjeros para importar capital y trabajar en un sector estratégico de nuestra economía. El problema es que, al volver, la retribución obliga a no viajar por más de un periodo de tiempo, por lo que la agencia que gestiona el programa (ANID) le informa que ya lo excedió. Es decir, el proyecto no se puede implementar. En este caso, son las reglas que no permiten importar recursos inexistentes en el país. ¿Tiene sentido?
Estas situaciones son reales y no son aisladas. Producto de que Contraloría constató que ANID no mantiene información de, entre otras cosas, la retribución de las Becas otorgadas es que una asociación de becarios encuestó a más de 600 beneficiarios. En el documento se reportan más de nueve mil actividades de retribución desde el extranjero, incluyendo la producción de artículos científicos, la impartición de clases, la participación en discusiones parlamentarias y la adjudicación de fondos internacionales para investigar temáticas relevantes para Chile, por mencionar algunas. Por otro lado, también se reporta a cientos de colegas en el país sin trabajo. Es decir, la acreditación de residencia en el país –el único requisito actual de la Beca– no guarda relación con el éxito del programa; más aún, en diversos casos, lo puede truncar.
¿Vale la pena flexibilizar las condiciones para beneficiar la inversión del país? El Premio Nacional de Ciencias, doctor Sergio Lavanderos, ha destacado que un plan de retribución bien diseñado podría transformar a los becados en la diáspora científica que contribuya al desarrollo chileno en I+D. Similarmente, los senadores de Urresti y Chahuán también han invitado a estudiar cómo flexibilizar la retribución para centrarse en lo importante: maximizar el aporte de los becarios al país.
El talento global se potencia mediante la interacción con otros, algo que fue advertido por el Premio Nobel Michael Spence durante su visita a Chile, quien aludió a la existencia de capital avanzado, pero también destacó la necesidad de su exposición a los principales centros de desarrollo a nivel mundial. El Ministerio de Ciencias también lo intuye y por eso ha promovido programas de internacionalización y embajadores científicos. ¿Quién mejor que aquellos ya establecidos para hacerlo?
Por supuesto, lo anterior no significa desentenderse de las obligaciones adquiridas al aceptar una beca, ni tampoco que todo becario deba permanecer en el extranjero. Sin embargo, es tiempo de dejar solamente el enfoque en indicadores como la cantidad de investigadores por persona o en la creencia de que solo estando en Chile se trabaja por él. En cambio, los invito a pensar cómo se maximiza el beneficio para Chile: ¿es sólo volver al país o contribuir a su desarrollo?
Todo para indicar que es tiempo de actualizar las Becas.
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