Las elecciones en Venezuela profundizan la grieta entre las dos almas del Gobierno de Boric

El respaldo de un grupo de representantes comunistas al triunfo de Maduro chocan de frente con los cuestionamientos del presidente chileno a la transparencia del proceso

Nicolás Maduro tras anunciarse como ganador en las elecciones de este domingo, el 29 de julio en Caracas (Venezuela).Leonardo Fernandez Viloria (REUTERS)

El cuestionamiento del presidente chileno Gabriel Boric a la transparencia de los resultados de las elecciones del domingo en Venezuela que dan como ganador a Nicolás Maduro ha abierto un nuevo frente en su coalición de Gobierno. El escepticismo de Boric sobre las cifras entregadas por el Consejo Nacional Electoral (CNE), controlado por el chavismo, ha sido respaldado por todos los partidos que conforman su Administración, salvo por el Partido Comunista, piedra angular de la coalición. Un puñado de representantes comunistas han validado la victoria de Maduro, lo que ha sacado ronchas en el Socialismo Democrático, compuesto por los socialistas y otras formaciones de centroizquierda, que también ocupan puestos clave en su Gabinete. Sobre la diferencia de posturas, el mandatario descartó tener algún conflicto con algún partido de su Gobierno, pero aclaró: “La política exterior la dirige el Presidente de la República y eso lo tienen que tener claro todos los partidos“.

Ya hay voces oficialistas que cuestionan la viabilidad de compartir en una coalición con quienes avalan los resultados de los comicios en el país caribeño, profundizando aún más la grieta de la compleja relación política de las izquierdas.

Boric fue el primer líder internacional en pedir transparencia en el conteo y este lunes, desde Emiratos Árabe, donde está en una visita oficial, sostuvo que “elecciones que generan tanta expectación como esta [la venezolana], tienen que ser absolutamente transparentes y verificables”. “Todavía no se entregan todas las actas que podrían verificar esa elección. Mientras eso no se haga, nosotros como país nos vamos a abstener de hacer un reconocimiento a lo que ha señalado el Consejo Nacional Electoral”, apuntó. En respuesta a la postura del presidente chileno, compartida por varios líderes de América Latina, Caracas anunció la tarde del lunes el retiro de todo su personal diplomático del país sudamericano y de Argentina, Costa Rica, Perú, Panamá, República Dominicana y Uruguay. También, que estos gobiernos saquen de inmediato de sus representantes en territorio venezolano.

El canciller chileno, Alberto Van Klaveren, criticó duramente la decisión de Venezuela: “En un pie muy bajo, en un pie inédito. Solo propio de regímenes dictatoriales, no cabe la menor duda de eso”, dijo a CNN Chile. Cuando el embajador venezolano en Chile Arévalo Méndez abandonó la sede diplomática ubicada en Providencia, espetó: “Muera el fascismo”.

Mientras el presidente chileno señalaba que el régimen de Maduro “debe entender que los resultados que publica son difíciles de creer”, el diputado comunista Boris Barrera -quien se encuentra en Venezuela donde ofició como observador-, descartó una alteración de los resultados. “Cuando uno no reconoce a la persona que salió, significa que no está de acuerdo con la soberanía de la gente”, dijo Barrera en radio Duna. Sobre las declaraciones del mandatario afirmó que eran “complejas”: “Me preocupa porque en estos momentos creo que necesitamos afianzar las relaciones, no tensarlas más”.

Antes que la CNE comunicara los resultados, el presidente de la comisión de Relaciones Exteriores, Vlado Mirosevic, del Partido Liberal, de la centro izquierda, propuso emitir una declaración sobre la situación en Venezuela, para la que se requería la unanimidad de los integrantes. El comunicado no salió adelante por la oposición de la diputada comunista Carmen Hertz. “En ese país [Venezuela] hay cerca de 1.000 observadores electorales, entre ellos las Naciones Unidas, la fundación Carter y el expresidente colombiano Ernesto Samper a quienes supongo no pretenderán calificar de “chavistas””, escribió en X para justificar su rechazo al comunicado.

La tarde del lunes, luego de que Caracas exigiera la salida del cuerpo diplomático, que encabeza el embajador socialista Jaime Gazmuri de Venezuela, quien asumió hace un año tras cinco sin representación diplomática chilena en el país caribeño, el Partido Comunista rompió el silencio sobre los comicios venezolanos. En un comunicado en el que no menciona a Maduro, informó: “Tenemos la certeza que la institucionalidad electoral de Venezuela transparentará los mecanismos y procedimientos que validan el mencionado proceso, refrendado por la masiva y diversa presencia de veedores internacionales y la amplia cobertura de prensa”.

Consultada sobre las declaraciones de representantes del PC, la presidenta del Partido Socialista (PS), Paulina Vodanovic, calificó de “grave” que “aún defiendan el régimen de Maduro”. Dos semanas atrás, Vodanovic dijo a EL PAÍS que varias de las diferencias dentro del oficialismo de izquierdas eran “de fondo”, como las posturas disímiles frente a los gobiernos de Venezuela, Nicaragua y Cuba. El senador socialista Juan Luis Castro elevó el tono de la discusión con la formación liderada por Lautaro Carmona: “El pueblo se ha pronunciado en Venezuela. Maduro no puede violar la democracia y los derechos civiles. El presidente Boric y la cancillería han impugnado los resultados. Quienes avalan el fraude en Chile, no pueden estar en nuestra coalición”. En la misma línea, el senador Ricardo Lagos Weber, del Partido por la Democracia (PPD), sostuvo en Radio Infinita que las posturas de las fuerzas del oficialismo respecto a las elecciones en Venezuela “puede ser bien decidor”. “No quiero ser coalición con alguien que cree que lo de Maduro está bien hecho”, añadió.

La presidenta de las Juventudes Comunistas, Daniela Serrano, envió un “recordatorio” a los “aliados”. “Claramente tenemos diferencias en política internacional y esto se sabe desde un comienzo, así que algunos no se pasen de listos mandando mensajitos por prensa”. La portavoz del Gobierno, la comunista Camila Vallejo, por su parte, se vio obligada a abordar los choques entre el oficialismo y el PC: “No es nada nuevo la diferencia con los propios partidos en la historia de nuestro país y, por lo tanto, teniendo muy claro que la política internacional la fija el Presidente de la República, las diversas opiniones de los partidos no van a ser impedimento en la fijación y la mantención de esa posición”.

La derecha ha sumado presión para que Boric tome una decisión sobre su coalición de Gobierno con el PC. La alcaldesa de Providencia Evelyn Matthei, la principal carta presidencial de la derecha tradicional, le pidió al mandatario que entregue “señales claras” respecto al Partido Comunista, “un partido que apoya a un Gobierno ilegítimo como el de Nicolás Maduro”. Por su parte, el analista político Cristián Valdivieso, director de la encuestadora Criteria, aseguró que las diferencias entre el presidente y el PC “por los resultados truchos” en Venezuela hacen “insostenible” que la formación liderada por Lautaro Carmona siga en el Gobierno.

Este episodio de posturas contrarias entre representantes comunistas y la Administración de izquierdas llega tras unos meses marcados por varios desencuentros entre las dos almas de la coalición gobernante. A comienzos de mes, cuando líderes del PC criticaron varias medidas adoptadas por Boric, la ministra del Interior y Seguridad, Carolina Tohá (PPD), reconoció: “Ha habido diferencias, varias en el último tiempo. Espero que las superemos con madurez porque tenemos tareas muy importantes en común, pero creo que efectivamente han sido varias diferencias complejas, que se han una sumado a otras”. Este lunes se ha sumado otra más.

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