Los 10 días del palacio presidencial de Viña del Mar como escuela de los niños damnificados por los incendios
El histórico inmueble de Cerro Castillo, construido para el descanso de los mandatarios, culmina este viernes la apertura tras recibir a más de medio millar, según las estimaciones del ministerio de Educación
El Palacio Presidencial de Cerro Castillo, un emblemático recinto en Viña del Mar destinado al descanso de los mandatarios y reuniones de alto nivel de los ministros de Estado, se ha convertido durante 10 días en una escuela de verano para los niños damnificados por los incendios que azotaron la zona costera, 120 kilómetros al norte de Santiago. El presidente Gabriel Boric ordenó que por primera vez el Monumento Histórico abriera sus puertas para contener, alimentar y realizar actividades, principalmente deportivas y culturales, a niños y adolescentes que se hospedan en albergues luego de que las llamas consumieran sus casas. Mientras, sus padres limpian sus terrenos y lidian con las consecuencias de la catástrofe que dejó hasta ahora 132 muertos. La inédita medida finaliza este viernes tras recibir a más de medio millar de menores, según la proyección del ministerio de Educación, cuando todavía faltan dos semanas para el inicio del año escolar y está pendiente retirar el 55% de los escombros de la llamada ciudad jardín.
Es martes por la mañana y decenas de pequeños viñamarinos juegan alegres con enormes paños de colores en el jardín del palacio. A sus espaldas tienen el castillo construido en 1930 y el Océano Pacífico. En la cima del cerro Castillo, ubicado en el centro de la ciudad, no huele a humo ni cenizas. La tragedia está a kilómetros de la escuela abierta que estos días cumple por sobre todo el papel de un espacio de recreo. A los niños los acompañan Fiu, la popular mascota de los Juegos Panamericanos Santiago 2023, y monitores de la Fundación Integra, uno de los principales prestadores de educación parvularia perteneciente a la Red de Fundaciones de la Presidencia.
Los chicos lucen distraídos, entregados a la dinámica. En otras instancias, como en las actividades psicomotrices, expresan su sentir sobre la catástrofe. “Les pasamos papel y lápices y dicen que quieren dibujar su casa”, cuenta Jessica Jeldres, educadora de párvulos y jefa del Departamento de Educación de Fundación Integra. “Cuentan que se les quemó todo y que están muy tristes porque se les quedó su gato adentro, así que dibujan el gato”, añade.
Además de los monitores, han estado psicólogos y terapeutas ocupacionales pendientes de las señales que entregan los niños para abrir un espacio de contención y conversación. Intentan que las intervenciones sean en el mismo espacio de recreación, de forma natural, para respetar los espacios y tiempos de los pequeños damnificados. Las edades varían desde bebés hasta adolescentes de 16 años. Los dividen en grupos para que unos jueguen en las canchas de basquetbol o tenis, mientras otros recorren el simbólico inmueble que solo se abre al público un día al año, en el marco del día del Patrimonio Nacional, y a otros les leen cuentos. Todo el palacio está a su disposición y a la del pequeño puñado de padres que también quiso subirse al bus cuando los recogieron en alguno de los 13 albergues desplegados en las zonas más afectadas, como Viña del Mar, Quilpué, Villa Alemana.
A lo largo de las casi dos semanas de la escuela abierta en Cerro Castillo, se sumaron varios deportistas de élite chileno para acompañar a los niños en las actividades, como la lanzadora de bala Natalia Duco, el karateca Rodrigo Rojas y la atleta Valentina Toro, seleccionados nacionales. También los tenistas Fernando González y Nicolás Massú, medallistas de oro en dobles en Atenas 2004, y Luis Viñales, de tenis adaptado.
El lugar de esparcimiento y escucha cierra las puertas este viernes. El ministro de Educación, Nicolás Cataldo, explica a EL PAÍS que “los niños ya tienen que empezar a prepararse para el año escolar. Eso es algo fundamental y no renunciable. Todas las escuelas que están siendo utilizadas como albergues y como escuelas abiertas debieran dejar de funcionar en esas condiciones” una semana antes del primero de marzo, cuando los pequeños y adolescentes vuelven a las aulas. Las llamas afectaron siete establecimientos educacionales, lo que impacta a un millar de alumnos. De estos, tres presentan daños menores que se pueden solucionar a la brevedad y cuatro con secuelas más graves. “La idea es poder comenzar con la mayor normalidad posible. Auguramos que en marzo va a haber un inicio satisfactorio”, apunta Cataldo.
Las escuelas abiertas son un programa de la Junta Nacional de Auxilio Escolar y Becas (Junaeb) que se realiza todos los años, en invierno y verano. El ministerio de Educación junto al de Deporte se organizaron para replicarlas en Cerro Castillo y otros seis establecimientos. El edifico histórico es el primero en cerrar las puertas. Los demás lo harán el próximo 23 de febrero.
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