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Del municipio más pobre de Santiago de Chile a ganar el mundial de K-pop

Soldier se hizo con el máximo premio del certamen en Corea del Sur. “El K-pop es danza, belleza, maquillaje,”

Antonia Laborde
La agrupación de bailarines Soldier posa el viernes 18 de diciembre en el Teatro Municipal de La Pintana.
La agrupación de bailarines Soldier posa el viernes 18 de diciembre en el Teatro Municipal de La Pintana.Cristian Soto Quiroz

Estos jóvenes no quieren ser una banda de chicos malos. Pertenecen a la generación que respira y transpira K-pop, el fenómeno musical surcoreano que conquistó a los centennials con sus performances y mensajes positivos. En La Pintana, el municipio más pobre de Santiago de Chile, vive Martin Silva, de 24 años. Es el líder del grupo Soldier, que imita las trabajadas coreografías de las bandas de este género, como la planetariamente conocida BTS. Tras seis años de entrenamiento, en 2019 formó su escuadrón de siete integrantes que bailan frente a espejos en distintos puntos de la capital. Este año, al igual que otro centenar de grupos del país, enviaron un vídeo a los organizadores del World Festival 2022, el mundial de K-pop que se celebra en Changwon, Corea del Sur. Superaron todos los cortes hasta quedar entre los ocho finalistas, siendo los únicos latinoamericanos. En octubre viajaron a competir y bailar, ya no frente a espejos, sino ante un público fervoroso. Los muchachos, de entre 17 y 24 años, regresaron a Chile como campeones mundiales de dance cover.

Soldier durante su presentación en el Teatro Municipal de La Pintana.
Soldier durante su presentación en el Teatro Municipal de La Pintana.Cristian Soto Quiroz

Son las 16.30 horas de este viernes y la banda extendida -17 integrantes; hombres y mujeres- recorre el Teatro Municipal de La Pintana, donde se presentarán por primera vez en la noche. Unos sacan el móvil para grabar las instalaciones, otros practican los pasos de baile cantando a capella las canciones y una le pregunta a Silva si ya pueden ir a comer. Alto, menudo, con el pelo teñido color amarillo divido en dos bloques, el líder de la grupo es tan cercano como exigente con sus compañeros. “Me costó llegar a esto. Durante años me metí a bandas que se disolvían porque no tenían objetivos claros y no quise repetir los mismos errores. Yo siempre les prometí que íbamos a ganar el mundial. Que éramos los mejores, que habíamos entrenado para esto, así que sentí una enorme felicidad y orgullo cuando nos dieron el premio”, relata con voz dulce. Cada integrante recibió unos 200 dólares por el primer lugar en la competencia.

Los jóvenes comparten una estética heredada de las bandas surcoreanas. Pero no solo se visten, peinan y maquillan como ellos o ellas, también consumen sus series, conocen su gastronomía y, lo más importante para Herrera, actúan con rectitud. “No podemos andar bebiendo, drogándonos o diciendo groserías en público. Nosotros estamos cambiando la comunidad. Aunque sea a una persona de entre 10.000, podemos mostrarle que hay oportunidades”, plantea el mayor de la banda, estudiante de acondicionamiento físico. “El K-pop es danza, belleza, maquillaje, vestuario…”, describe Silva.

Para los chicos se trata de romper con los moldes. Ellos ven que el K-pop surgió como una propuesta contestataria a la sociedad machista surcoreana y que eso se puede replicar en todas partes. En Latinoamérica han pegado con fuerza, siendo Chile uno de los principales destinos de la región para las bandas asiáticas, que suelen integrarse de solo un género.

El público disfruta de la presentación de Soldier en el Teatro Municipal de La Pintana.
El público disfruta de la presentación de Soldier en el Teatro Municipal de La Pintana.Cristian Soto Quiroz

Los ministerios coreanos de Relaciones Exteriores, Cultura, Deporte y Turismo, y la televisión pública KBS decidieron organizar el World Festival de K-pop en 2011 para propagar la cultura del país asiático al resto del planeta. Y han tenido éxito en su propósito. Fernando Herrera, de 21 años, integrante de Soldier, también nacido en La Pintana, decidió no rendir la prueba de selección universitaria y trabaja esporádicamente en la construcción, siempre dedicando sus fines de semana a bailar. Al igual que la mayoría del grupo, nunca había salido de Chile hasta este octubre, cuando cruzó medio mundo para asistir al certamen.

Las 35 horas que tardaron en llegar a destino no empañaron la experiencia. “El avión tenía de todo: películas, comida, baño, podías ponerte de pie, ver para afuera, no te aburrías”, cuenta Herrera con una ilusión contagiosa en las butacas del teatro. Por precauciones pandémicas, la organización impidió que los jóvenes pasearan durante las dos semanas de estadía. Los chicos compartían alojamiento con sus competidores de países como Alemania, Nigeria y Japón, con quienes se comunicaban a través de intérpretes. Pasaban los días ensayando, montando y grabando. “Yo pude salir un poquito”, apunta Herrera, que debido a una intoxicación estomacal fue trasladado a un hospital, ocasión que aprovechó para entrar a un centro comercial.

Herrera aún no sabe en qué quiere trabajar, pero tiene claro que el dinero que gane se convertirá en un pasaje que lo lleve de regreso a la península, de la que quedó prendado por su abundante naturaleza. A Sebastián Guzmán, de 21 años, vestido con una camiseta de tela negra translúcida y pantalones pitillo, le sorprendió la limpieza de las calles y, a modo de broma, dice que le dio vergüenza cuando regresó al centro de Santiago.

El primer lugar en el mundial les significó una invitación al palacio de La Moneda para conocer al presidente Gabriel Boric. “Estábamos todos súper tensos. Nos llevaron a una sala pequeña y Boric nos calmó. Quedé loco. Fue como hablar con un amigo”, relata Guzmán. El joven de Puente Alto planea rendir por tercera vez la prueba de selección universitaria. Mientras define qué hacer con su futuro, seguirá bailando con Soldier que, tras cuatro años de entranamiento, varios festivales, eventos y un primer lugar en el mundial de K-pop, ha comenzado a cobrar por presentar su espectáculo.

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Sobre la firma

Antonia Laborde
Periodista en Chile desde 2022, antes estuvo cuatro años como corresponsal en la oficina de Washington. Ha trabajado en Telemundo (España), en el periódico económico Pulso (Chile) y en el medio online El Definido (Chile). Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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