“Cuatro pacientes agudos por habitación es inviable en salud mental”

El director del área del Hospital Virgen del Rocío en Sevilla, Benedicto Crespo, admite las carencias de su unidad

Benedicto Crespo, director de salud mental del hospital Virgen del Rocío de Sevilla, durante la entrevista.P. PUENTES

Considerada el patito feo para las inversiones por muchos gerentes sanitarios, la salud mental acusa los recortes en Andalucía. De las 20 unidades para pacientes agudos que hay en los hospitales de esa comunidad, la del Virgen del Rocío en Sevilla es con 40 camas la más amplia pero no la mejor dotada. El pasado verano el sindicato UGT denunció la masificación de pacientes —con tres y hasta cuatro camas por habitación— y el deterioro de sus instalaciones. Ahora el director de salud mental, Ben...

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Considerada el patito feo para las inversiones por muchos gerentes sanitarios, la salud mental acusa los recortes en Andalucía. De las 20 unidades para pacientes agudos que hay en los hospitales de esa comunidad, la del Virgen del Rocío en Sevilla es con 40 camas la más amplia pero no la mejor dotada. El pasado verano el sindicato UGT denunció la masificación de pacientes —con tres y hasta cuatro camas por habitación— y el deterioro de sus instalaciones. Ahora el director de salud mental, Benedicto Crespo (Salamanca, 1966), reclama paciencia para revertir la situación, pero admite las carencias.

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Pregunta. En su unidad las enfermeras critican la escasez de pijamas, mantas y sábanas, que las puertas no cierran, algunas persianas ni suben ni bajan, el aire acondicionado se estropea con regularidad, un solo enfermero para 39 pacientes de noche… ¿son sostenibles estas carencias en el hospital de referencia andaluz?

Respuesta. Absolutamente no. Eso es una realidad y hay un plan estratégico de choque con mantenimiento y reuniones periódicas, para que desaparezcan las rejas y camas. Es una unidad masificada y hay un plan para cambiar todo esto, para quitar las rejas, las llaves carcelarias, y que los sillones no tengan chinchetas, por ejemplo. Pero la sanidad pública va como va.

Para los adolescentes no tenemos camas propias, la zona común con los adultos es la misma y son irregularidades que existen, no podemos mirar para otro lado. Hay carencias, pero los que estamos arriba tenemos una visión constructiva, de cambio.

P. ¿Cómo puede mantener su hospital tres y hasta cuatro pacientes agudos por habitación, cuando el protocolo señala que si precisan sujeciones mecánicas deben estar solos en sus cuartos? ¿Se puede mantener la calidad asistencial?

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R. Tres es mucho, cuatro es inviable. No se puede tener cuatro pacientes por habitación en una unidad de agudos. Nuestro objetivo es dejarlo en dos en una progresión con un crecimiento de los recursos. Eso no es sostenible. Tenemos que diseñar planes estratégicos que nos permitan liberar esas camas. Está claro que es un tema que no es asumible y lo visualizamos todos.

P. El buen ambiente terapéutico brilla por su ausencia en gran parte de las 20 unidades de pacientes agudos de Andalucía y proliferan las mamparas que separan a los pacientes de la enfermería y los psiquiatras, según denuncian las sociedades científicas. ¿A qué se debe esa tendencia?

R. El aislamiento de enfermería se puede entender como una separación del paciente, pero también se debe entender como una forma de optimizar el trabajo de los profesionales.

P. Entonces está usted a favor…

R. Hay cristales que hacen que el profesional pierda el control y cercanía con los pacientes, ahí estoy en contra, pero si permite una cercanía y le da mayor autonomía para hacer su trabajo, estoy a favor. Es un equilibrio difícil. Si lo tienes abierto, el enfermero se encierra en un despacho que hay detrás. ¿quito la mampara? Es imposible.

“En una reunión de expertos me dijeron ‘En Andalucía estáis 40 años atrás’. Imagínate que nos dicen esto en cáncer o en ictus”

P. Hay precedentes de accidentes. ¿Sus superiores le escuchan?

R. No soy nada político y no me debo a ellos. Me escuchan, pero están muy encorsetados con la capacidad de adaptación del sistema público. Ellos son sensibles y conscientes del decalaje en la dotación hospitalaria y de las comunidades terapéuticas. Las cosas van a un ritmo que no va la medicina privada. Si queremos competir… hombre, no vamos a ir igual, pero al menos tener la misma visión.

P. Bastantes unidades de agudos en Andalucía carecen de patio, por lo que no hay espacio libre donde fumar o mejorar para tomar aire libre, y esto conlleva el enclaustramiento de los pacientes mentales…

R. Totalmente de acuerdo, el patio es una de las peleas, pero caen cascotes y hay riesgos para los pacientes. También es verdad que cuando hay mejoría en el diagnóstico, el paciente tiene salidas del hospital.

P. El Plan integral de Salud Mental está en un cajón desde hace años, ¿prevé rescatarlo la Junta?

R. Creo que es un buen plan, la teoría es buena. Es muy amplio y genérico, con una línea estratégica de la prevención, la dificultad es implementarlo. Cuando veo las acciones para la prevención, son pocas. Efectivamente, es papel mojado.

P. ¿No le inquieta esa parálisis?

R. Ahí soy nuevo y todo esto está muy politizado y en Andalucía ha prevalecido la misma ideología. Habría que hacer un replanteamiento reflexivo que contextualice dónde queremos que esté la salud mental en 2019. No tengo ninguna duda de que la salud mental debe estar en la prevención y los episodios iniciales, en la adolescencia y eso hoy día es una gran área de mejora.

P. ¿Cómo influye la ideología en el prisma asistencial de la salud mental?

R. Si tú tienes una visión de que todo el esfuerzo hay que hacerlo en fase tardía para personas con dependencia y el grueso de los recursos, que son limitados.

“Si mi hijo tiene una psicosis aquí o en Barcelona ¿hay alguna diferencia? Si es así, pues hagamos algo. Hay que poner recursos”

P. ¿Eso está ligado a la izquierda o la derecha?

R. No, no tiene que ver. Tiene que ver con mantener las cosas y cómo las has hecho. En este caso coincide que ha sido de izquierdas y su modo de trabajar les ha llevado aquí. El tema es cómo abordamos un cambio. ¿Cómo estamos de unidades de adolescentes o de trastorno alimentario? De infantojuvenil no hay unidades específicas, te quedas asustado, en Sevilla no hay unidades específicas.

En una reunión reciente nacional con unidades de referencia en infantojuvenil como el Gregorio Marañón o el Clinic de Barcelona me decían hace poco ‘Estáis muy atrás’. Imagínate que nos dicen esto en cáncer o en ictus… ¡No es que Andalucía no tenga la última máquina, es que estás 40 años atrás! En dispositivos, en red asistencial, en programas específicos ¿Y qué hacemos? Ese es el mensaje. Para hijos con autismo o trastorno alimentario. Si mi hijo tiene una psicosis aquí o en Barcelona ¿hay alguna diferencia? Si es así [gesticula] pues hagamos algo. Hay que poner recursos. No olvidemos que para 2050 para la OMS los problemas de salud mental serán superiores al cáncer y corazón, porque hacia ahí van.

P. Un hombre atacó a otro en Málaga y le sacó los ojos, otro se mutiló el pasado mayo en Granada… ¿Qué habría que cambiar en las unidades de agudos para que los graves episodios de los últimos años no se repitan?

R. Entendiendo el drama y la alarma social, son episodios anecdóticos. En una unidad de agudo hay protocolos que estamos actualizando para evitar estos episodios trágicos. Tenemos que hacer un análisis posterior de qué ha pasado. Los profesionales están muy encima y a veces hay episodios que ocurren.

P. ¿Se abusa de los fármacos?

R. Tenemos que ir a un uso más racional de los fármacos. Es otra línea nuestra: la optimización de los fármacos. Muchas veces dar más dosis no mejora el paciente, sino que multiplica los efectos secundarios. Es la optimización de dosis, un programa informático que permitirá al médico saber si las dosis que da están en las líneas de seguridad. Hoy en día no se sabe, ni aquí ni en ningún sitio. Yo no puedo pretender que mis pacientes ganen calidad de vida si los tengo dormidos, obesos o con hipertensión o con una expectativa de vida reducida de 20 años por suicidio o tabaquismo.

P. ¿Es el patito feo la salud mental respecto a recursos en las Administraciones?

R. Yo diría que sí. Necesitamos que los dirigentes se conciencien de que la salud mental es una parte de la medicina que necesita recursos apropiados. La sociedad sevillana no aceptaría la diferencia en la tasa de mortalidad de determinados cánceres de un 20 al 50% de mortalidad, pues en salud mental los enfermos infantojuvenil no reciben la atención que deberían. No quiero alarmar, pero claramente hay una deficiencia en infraestructuras y dotación. Los profesionales excelentes, pero los equipos hay unos déficits comparado con Barcelona o Madrid, donde están mucho más desarrollados. Hay una capacidad de mejora tremenda, hay que plantear análisis específicos.

P. ¿Es necesario que un enfermo mental esté en pijama todo el día?

R. Es un tema que se hace por seguridad, para evitar fugas. Puede ser una norma que puede cambiar. Sería ideal que el paciente no pierda dignidad, pero a veces por seguridad debe estar en pijama. Lo ideal sería clasificar. Tenemos que trabajar y estudiarlo.

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