Barceló relee en color el ‘Fausto’ de Goethe

El pintor culmina la obra que edita Galaxia Gutenberg y ultima la ‘Metamorfosis’ para Gallimard para enero

Miquel Barceló hojeando su último libro, el 'Fausto' de Goethe.Alejandro García (EFE)

Se le ve contento, a Miquel Barceló (Felanitx, 1957), con su último trabajo, la ilustración de la segunda parte del Fausto de Goethe que acaba de publicar Galaxia Gutenberg. Por eso, no para de hablar y de contar experiencias personales y vivencias alrededor de las 74 acuarelas (casi la mitad de las que ha pintado para el libro) que acompañan el texto de esta tragedia, la más famosa del autor alemán y una de las grandes de la literatura universal; unas pequeñas obras pintadas en la India y Tailandia, donde se refugia unos meses al...

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Se le ve contento, a Miquel Barceló (Felanitx, 1957), con su último trabajo, la ilustración de la segunda parte del Fausto de Goethe que acaba de publicar Galaxia Gutenberg. Por eso, no para de hablar y de contar experiencias personales y vivencias alrededor de las 74 acuarelas (casi la mitad de las que ha pintado para el libro) que acompañan el texto de esta tragedia, la más famosa del autor alemán y una de las grandes de la literatura universal; unas pequeñas obras pintadas en la India y Tailandia, donde se refugia unos meses al año, dice, del turismo que inunda su isla en verano. “Estoy condenado a ser turista”. Barceló ha tenido que cambiar su querida África por estos países asiáticos “porque ahora están en manos yihadistas y no se pueden visitar”. El libro (bilingüe, alemán y castellano, 360 páginas, 125 euros) culmina un proyecto que empezó con la editorial en verano de 2017 y es el décimo con el que colaboran el pintor y el editor Joan Tarrida, entre ellos la también voluminosa Divina Comedia, de Dante Alighieri.

Barceló es un pintor culto y leído. “Leo mucho y duermo poco”, comenta. En sus viajes lo hace con ayuda de un iPad. “Antes me llevaba cajas enteras, pero las termitas se los comían; también las obras. Para ellas el papel es como el caviar. Para evitar que se los comieran los metía en una caja metálica, pero luego entendí que es una buena metáfora de lo que es la lectura. Ahora ya no hay problemas, pero sigo prefiriendo el papel”.

Portada del 'Fausto' de Goethe que acaba de editar Galaxia Gutenberg.

Barceló explica que él no hace viñetas. Tampoco que su intención sea “ilustrar lo que acabo de leer, porque está tan bien explicado que no hace falta, es más bien optar por una vida paralela”. Para el pintor, Fausto condensa toda la vida de Goethe y es alguien al que le interesaba todo. “En el libro hay botánica, meteorología, cristalografía, un poco de todo. Este es mi universo; soy alguien a quien le interesa desde la vida de las hormigas a todo lo relacionado con el campo y la filosofía”.

Está claro que Fausto es un personaje inquieto como ocurre con Barceló capaz de releer en clave artística un libro como el de Goethe o centrarse en sus cerámicas desechas o en instalaciones en las que las pinturas acaban desapareciendo, como las que ha realizado en diferentes puntos del planeta con su amigo Pascal Comelade. “En esta segunda parte Fausto se casa con Helena de Troya, viaja a Grecia, inventa el papel moneda, inventa un homúnculo [pequeños hombres creados en un alambique], el libro es como una película de Tarantino”, comenta risueño.

Tras el Fausto, a comienzos de año verá la luz la Metamorfosis de Kafka que publicará Gallimard y pronto se inaugurará una exposición que itinerará por Japón con sus obras, además de exponer sus últimas cerámicas en Málaga y otras obras en Basilea, Nueva York y Londres. En cuanto a Barcelona, asegura que no tiene nada previsto para el horizonte próximo. “No tengo galería”, explica. También que hace más de 10 años que no visita el Macba, porque no hacen nada interesante.

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Para su trabajo Barceló dice que ha consultado, “pero no mucho” a otros artistas que trataron el tema, como Doré o Dalí. Pero, sobre todo, a Delacroix. “Cuando fui por primera vez a París compré dos litografías suyas sobre el Fausto. Todavía las conservo”. Barceló, pues, cierra un círculo.

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