Activistas de Poble-sec ocupan un bloque en el Paral·lel

El edificio es el "paradigma de la gentrificación" de donde fueron "expulsados" vecinos tras finalizar sus contratos de alquiler

Maribel, Sara y Eloisa en la escalera del número 1-3 de la calle Parlament.JUAN BARBOSA (EL PAÍS)

“Mi hija, de 15 años, solo pide una habitación para hacer los deberes. Por eso, le digo al fondo inversor que ha comprado este piso: De aquí no nos saca nadie, vamos a luchar hasta no poder más. No por nosotras, sino por la gente que no puede pagar 1.200 euros por un piso en Barcelona”, amenazaba ayer Maribel, la ocupa del principal primera del número 1-3 de la calle de Parlament, tocando el icónico Paral·lel, en el barrio barcelonés de Sant Antoni. El Sindicato de Barrio de Poble-sec, con el apoyo de la entidad Fem Sant Antoni, hac...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

“Mi hija, de 15 años, solo pide una habitación para hacer los deberes. Por eso, le digo al fondo inversor que ha comprado este piso: De aquí no nos saca nadie, vamos a luchar hasta no poder más. No por nosotras, sino por la gente que no puede pagar 1.200 euros por un piso en Barcelona”, amenazaba ayer Maribel, la ocupa del principal primera del número 1-3 de la calle de Parlament, tocando el icónico Paral·lel, en el barrio barcelonés de Sant Antoni. El Sindicato de Barrio de Poble-sec, con el apoyo de la entidad Fem Sant Antoni, hace un mes ocupó cuatro de los doce pisos del inmueble propiedad de un fondo inversor. En uno de los pisos vive ahora Maribel, una vecina de origen ecuatoriano que hace cuatro años abandonó su país en busca de una vida mejor y que topó, en la capital catalana, con un trabajo de media jornada que “no le alcanza” para sobrevivir.

La historia del número 1-3 de la calle de Parlament se parece, cada vez más, a la historia de decenas de edificios en Barcelona. Pau alquiló un piso del inmueble en 1989. “Entonces, la única condición especial, aparte del contrato, que me puso el administrador de la finca es que cuidase a las vecinas más ancianas: Asunción, Mari y Pepita. Señoras de más de 90 años a las que había que ayudar a subir la compra, la bombona de butano…”, recuerda el vecino. En 2012 una sociedad compró todo el edificio. “Nos convertimos en bichos y conforme se fueron venciendo los alquileres de 10 ó 15 años nos tuvimos que ir”, recuerda Pau. Desde entonces, y hasta diciembre de 2016, cinco pisos fueron quedando vacíos y fueron reformándose. En diciembre de 2016 una socimi adquirió el inmueble. En solo un año finalizaron los contratos de tres pisos más con idéntico final. “El edificio es el paradigma de la gentrificación”, denuncia Xavier Cavallé de Fem Sant Antoni. Cavallé mantiene que los propietarios realizaron obras mayores ilegales sin dar alojamiento a los inquilinos para así ir expulsando a más vecinos. Solo quedaban dos alquileres de renta antigua. “Una de las inquilinas falleció hace dos meses por lo que hoy solo queda un piso con alquiler indefinido. Hay dos vecinos nuevos que viven con un alquiler que supera los 1.500 euros y, el resto de los pisos, llevan años vacíos”, denuncia un antiguo vecino del bloque que, como el resto de sus compañeros, fueron expulsados.

Más información

Hace un mes que cuatro de los pisos fueron ocupados por el Sindicato de Barrio de Poble-sec. “Ocuparemos aquellos pisos que estén apropiados por la especulación porque está es la única manera de luchar contra estos fondos que intentan expulsar a las vecinas”, mantiene Julia del Sindicato de Poble-sec.

Maribel la ocupa del principal primera, sostiene que no quiere vivir “gratis” y su objetivo es poder hacer frente a un “alquiler social” y exige a la inmobiliaria que negocie con ellos un contrato de este tipo. Eloísa es la ocupa del principal segunda. Ella migró de República Dominicana en 2017 con su hijo  y su hija. Desde entonces, intenta “dar un futuro mejor” a su familia. Ha vivido en hostales y en otro edificio ocupado por el Sindicato del Poble-sec. La ocupa del ático primera es Sara. Vino de Marruecos hace cuatro meses con su marido y su hija de cuatro años. Vivían en una habitación pero tuvo que marcharse hace unas semanas. “Con una niña, nadie quiere alquilarte una habitación”, sostiene Sara. Acabaron en el piso de emergencia del Sindicato de Poble-sec. Ahora lleva cuatro semanas en el piso de Parlament 1-3.

La inmobiliaria, por el momento, no ha interpuesto denuncia de la ocupación. “Eso, a veces, es mala señal. Significa que quieren hacer un desahucio extrajudicial”, lamenta uno de los miembros del Sindicato del Poble-sec.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Más información

Archivado En