Crónica

Quim-Inés, ‘with or without you’

Ahora que la líder de Ciudadanos se va al Congreso de los Diputados, Torra y Arrimadas se echarán de menos, porque se necesitan, y lo saben

Penúltimo capítulo de la relación Inés-Quim, este miércoles, en el Parlamento . Este jueves, la despedida.Andreu Dalmau (EFE)

Quim Torra e Inés Arrimadas se echarán en falta. Nada será igual para los dos cuando ella lo abandone por el Congreso de los Diputados. Arrimadas se despide este jueves con una intervención especial en el Parlament. ¿Sería posible que por la megafonía del hemiciclo sonara With or Without you, la desgarrada balada de amor y desa...

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Quim Torra e Inés Arrimadas se echarán en falta. Nada será igual para los dos cuando ella lo abandone por el Congreso de los Diputados. Arrimadas se despide este jueves con una intervención especial en el Parlament. ¿Sería posible que por la megafonía del hemiciclo sonara With or Without you, la desgarrada balada de amor y desamor de U2?

Se echarán de menos porque se necesitan, y lo saben. Quim Torra, a menudo incómodo en las respuestas a otros portavoces, se crece en cambio en el choque con la líder de Ciudadanos. Este miércoles, por ejemplo, pudo protagonizar gracias a ella el momento-chiste, cuando emuló a Albert Rivera en el debate de TVE: “¿Nota ese silencio? Es lo que queda de su paso por el Parlament: nada”. Mucho mejor eso que responder sobre la Renta Garantizada de Inserción, un concepto sin la menor épica.

La líder de Ciudadanos encabeza “la caravana de solteras y solteros” que huyen al Congreso buscando, no pareja, sino política real

Pero Arrimadas también está más cómoda en el uno contra uno con el president, porque puede hablar de la “Catalunya real”, para la que tampoco ha presentado un gran proyecto real, más allá de pedirle que no se pongan lazos amarillos y, tal vez, darle programas en castellano por TV3. Todos esos articulistas que sueñan con que Ciudadanos sea el partido liberal bisagra, como fueron el FDP alemán o el Liberal Party británico, deberían asistir a un par de sesiones de control en el Parlament para comprobar que donde este partido está de veras en su salsa es en el ring del procés, en el pressing catch infinito con el independentismo en sus diversas pieles.

Ese fue el origen de Ciudadanos, un partido catalán formado por unos intelectuales anticatalanistas, que por un instante pudo recordar a los republicanos de Alejandro Lerroux, sólo que aquél era un partido de masas con vocación popular y nació republicano en una monarquía. Es decir que, al menos al principio, se enfrentaba al sistema de la Restauración (luego ya corrigió el tiro).

En los pasillos del Parlament había quien que decía que, hoy, precisamente hoy, a quien habría que quitarle la Cruz de Sant Jordi es a Messi
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En Madrid, a Arrimadas le resultará complicado hablar todo el día del procés. Este miércoles ensayó metiéndose con Pedro Sánchez, al que ya no puede llamar presidente ilegítimo por haber llegado al cargo a través del aºrtículo 114 de la Constitución, 41 artículos antes del único que le importa. La jefa catalana de la oposición pareció a punto de repetir el mantra, “presidente ilegítimo”, pero volvió al carril y dijo “presidente elegido”, y se sintió obligada a añadir que “no está a la altura del gran país que es España”.

La líder de C’s encabeza la “caravana de solteras y solteros” que huyen al Congreso en busca, no de pareja, sino de política real. El último, Miquel Iceta, que presidirá el Senado: no parece casual que Sánchez ponga al frente de la cámara encargada del 155 al hombre que se atrevió a decir que si una mayoría indiscutible en Catalunya quisiera la independencia, algo habría que plantear.

El último favor de Arrimadas a Torra fue rebajar el protagonismo que, en caso contrario, habría tenido in absentia la expresidenta del Parlament Núria de Gispert, que ha tenido que renunciar a la Creu de Sant Jordi por su actividad desenfrenada en Twitter, desde donde ha querido echar de Catalunya —y de las tertulias de TV3— a la propia Arrimadas y a otros antiindependentistas. Más de una vez. Aunque, en los pasillos del Parlament, había alguno que decía que, ayer, precisamente ayer, a quien habría que quitar la Creu de Sant Jordi es a Messi.

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