Columna

Candidatos de carne y hueso

Se acerca la hora de las urnas y los políticos españoles están entendiendo que ya no pueden hacer campaña como se hacía en otra época

Alexandria Ocasio-Cortez, durante una rueda de prensa en Washington. SAUL LOEB (AFP)

Cada día cogemos el móvil, abrimos Instagram y nos encontramos con una colección de políticos que nos hablan, mirándonos virtualmente a los ojos, e intentan persuadirnos desde el asiento trasero de un taxi o desde el sofá de su casa, prácticamente en pijama. Políticos que nos desvelan su intimidad y se graban saliendo a correr por la mañana, llevando a sus hijos al cole o haciendo magdalenas un domingo cualquiera.

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Cada día cogemos el móvil, abrimos Instagram y nos encontramos con una colección de políticos que nos hablan, mirándonos virtualmente a los ojos, e intentan persuadirnos desde el asiento trasero de un taxi o desde el sofá de su casa, prácticamente en pijama. Políticos que nos desvelan su intimidad y se graban saliendo a correr por la mañana, llevando a sus hijos al cole o haciendo magdalenas un domingo cualquiera.

Se acerca la hora de las urnas y los políticos españoles están entendiendo que ya no pueden hacer campaña como se hacía en otra época, exclusivamente a base de mítines, entrevistas y spots de televisión. El juego electoral está cambiando a toda velocidad. El objetivo sigue siendo el mismo, ganar y gobernar, pero el tablero se ha transformado. Y quien no se adapte lleva todas las de perder.

En ese escenario cambiante, los políticos —como los que aspiran a ocupar Cibeles o la Puerta del Sol tras el 26 de mayo— están aprendiendo a usar las redes sociales como una herramienta para mostrarse más auténticos, espontáneos y accesibles.

Cuando un presidenciable regional sube una foto tomándose una caña con su tapa en un bar o en una plaza, está diciéndole a sus potenciales votantes: “Soy uno más, hago lo mismo que haría cualquiera de vosotros un fin de semana”. Una forma de humanizarse y presentarse como gente de carne y hueso.

Las redes también ayudan a los candidatos a hablar a su electorado en primera persona e incluso en directo, sin filtros ni intermediarios. Esa fórmula la están aplicando con éxito líderes de todas las tendencias en otros países, desde la joven congresista estadounidense Alexandria Ocasio-Cortez hasta el presidente brasileño, Jair Bolsonaro, quien prefiere anunciar medidas importantes a través de Facebook antes que convocar una rueda de prensa tradicional.

Sabemos que el voto es menos racional que emocional. Y la interacción a través de las redes facilita precisamente esa relación más cálida entre los políticos y sus seguidores. Cuando un aspirante a la Comunidad graba un vídeo llamando a votantes madrileños y diciendo “me gustaría escucharte”, busca transmitir un mensaje de cercanía y empatía. Vencer por la vía de las emociones.

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En este contexto, Instagram es la red ideal porque permite a los candidatos ofrecer un enfoque más personal y menos político. A diferencia de Twitter, una plataforma más dura donde se confrontan argumentos, opiniones y hasta insultos, Instagram es un entorno relativamente amable.

Y además, tiene la gran ventaja de que permite a los partidos aproximarse al público joven: 7 de cada 10 instagrammers están por debajo de los 35 años. Quizá un electorado decisivo para inclinar la balanza en una de las carreras más reñidas que se recuerdan en Madrid.

Luis Tejero es asociado de MAS Consulting.

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