“Cuando no se venden velas es en verano”

Silvia Misena regenta junto a su marido una cerería familiar que se remonta a 1893. Ambos resisten el embate de los tiempos innovando con nuevos moldes y figuras

Silvia Misena, propietaria de la Cerería Ortega, centenaria de la calle Toledo.KIKE PARA (EL PAÍS)

Silvia Misena (Madrid, 1976) lleva cinco años codo con codo junto a su marido José Manuel para sacar adelante el negocio familiar en el distrito de Latina: la Cerería Ortega, un establecimiento centenario que adquirió el abuelo de su esposo a finales del siglo XIX. Son los últimos cereros artesanales de la capital, dicen, y la cuarta generación de su negocio. Elaboran velas y cirios de todos los tamaños y colores e innovan para adaptarse al paso de los tiempos: "Nos renovamos y ya no solo hacemos la vela típica, la de toda la vida", añade Villena, quien asegura "estar pensando en abrir una tie...

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Silvia Misena (Madrid, 1976) lleva cinco años codo con codo junto a su marido José Manuel para sacar adelante el negocio familiar en el distrito de Latina: la Cerería Ortega, un establecimiento centenario que adquirió el abuelo de su esposo a finales del siglo XIX. Son los últimos cereros artesanales de la capital, dicen, y la cuarta generación de su negocio. Elaboran velas y cirios de todos los tamaños y colores e innovan para adaptarse al paso de los tiempos: "Nos renovamos y ya no solo hacemos la vela típica, la de toda la vida", añade Villena, quien asegura "estar pensando en abrir una tienda online para llegar a un mayor número de clientes".

La electricidad lo invade todo, ¿cómo aguantan el tirón?

Por la gente de la calle. Las iglesias no compran mucho. Antiguamente había una cerería al lado de cada parroquia. Ahora volvemos a notar un pequeño repunte de las cofradías pese al mal tiempo, pero cada vez se extiende más el uso del generador eléctrico. Eso sí, pierde toda la gracia, el humo, el ambiente que se crea...Para ellos es más cómodo porque si hace mal tiempo le ponen un plástico a la virgen de turno y no se preocupan de nada más.

Sin embargo, el interés por lo artesanal vuelve a crecer, ¿también lo notan?

Hubo una época muy mala y pensamos hasta en cerrar. Hoy, vamos renovando nuestros productos y no solamente vendemos la vela típica, la de toda la vida. Al negocio le ayuda la llegada de fechas señaladas como Navidad, San Valentín o el día de la madre. Nos hemos abierto a otros tipos de moldes y hacemos arbolitos, pinos, piñas, animales y cosas específicas por encargo, como figuras de nazarenos.

Es la única forma de diferenciarse de la competencia de las grandes cadenas

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Ellos venden las velas típicas gorditas y son objetos que los hace una máquina. Nosotros, en cambio, los hacemos artesanales. Los únicos en todo Madrid que fabricamos de esta manera. Y nuestras piezas se bañan, cubren, barnizan.... tienen un largo proceso. No podemos competir contra ellos porque compran al por mayor y logran bajar mucho los precios.

La herramienta centenaria con la que hacen las velas debe ser el mayor reclamo del negocio.

Su nombre es noque y tiene unos 125 años. La compró el abuelo de mi marido. A veces, los padres con sus hijos nos piden que se lo enseñemos. El aparato llama la atención porque cualquiera puede ver en Youtube moldes de velas pero no desde luego algo tan antiguo, es todo una rareza.

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¿Cuántas velas pueden fabricar en un día?

Es imposible de calcular. Solo con las más finitas tienes un mayor control del tiempo. Empiezas por la mañana y acabas antes de comer. Con las más grandes hay un momento que no podemos seguir porque la cera está muy caliente y se nos descuelga. Entonces paramos y las echamos al mostrador para seguir al día siguiente.

¿Cuál es figura más extravagante que les han encargado?

Lo más raro que nos han pedido han sido velas en forma de pene, de tipo esotéricas [risas].

¿Qué meses venden más?

Todas las épocas tienen algo, aunque noviembre, diciembre y después de las navidades suelen ser fechas de mucho curro. Lo que está claro es que en verano, sobre todo en julio y agosto, no se vende nada.

Y como todo, el coste de las materias primas sigue subiendo...

Aquí sube todo y cada año más. Por ejemplo, la cera virgen está carísima por muchas causas: que si no hay suficientes abejas, por el clima o por cualquier historia... nos pegan el palo. Por eso, los clientes aquí saben lo que están comprando, aunque el precio de algunos productos sea más elevado que en otros sitios. Lo que no hacemos es mentir, porque eso es absurdo.

Aún no se atreven a vender por Internet

Le estoy dando muchas vueltas porque renovamos la página web hace dos años. Hay que valorar si vender online nos da más curro que otra cosa. No podemos arriesgarnos a decirle a un cliente que las velas en forma de buda que acaba de comprar no se las podemos enviar en 24 o 48 horas. De momento, lo tenemos un poco parado.

¿Cómo se presenta la Semana Santa?

Rezo porque haga buen tiempo y todos los pasos salgan a las calles. Eso quiere decir que tendremos más pedidos para 2020. El año pasado no hizo muy bueno, así que muchas iglesias las habrán guardado. Hay muchos pedidos de la parte de Segovia y Toledo que es donde más vendemos durante esas fechas. También las parroquias de Madrid nos compran, pero cada vez menos.

Renovarse también por fuera

Silvia Misena sabe que el aspecto exterior de un establecimiento es clave en estos tiempos. Han renovado los viejos escaparates del exterior por otros "más atractivos". En el interior, también mejoraron las partes del mostrador más visibles al público. "Eso sí, no nos hemos desprendido de la caja registradora. Tiene 50 o 60 años, pero si se va la luz el cliente siempre podrá contar con su recibo", afirma.

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