Cenas de Navidad en clave electoral

Tensión en el PP en sus 10 actos diarios, calma en el PSOE en sus casi 100 copas navideñas, cenas por familias en Podemos y placidez en Ciudadanos

El presidente del Partido Popular, Pablo Casado (a la derecha), saluda a Adolfo Suárez Illana, en presencia del presidente de la Comunidad de Madrid, Ángel Garrido. Javier Lizón (EFE)

Ningún político necesita que se lo expliquen: si su teléfono deja de sonar es que su carrera se ha acabado. Ese viejo axioma, que rodea de silencio a los gestores dimitidos, despedidos o retirados, se demuestra estos días con frialdad despiadada en el PP de Madrid. A la espera de que Pablo Casado decida los candidatos de las elecciones de 2019, los dirigentes populares auscultan su futuro con el termómetro de las decenas de copas de Navidad que organiza la formación cada día. La tensión se torna tranquilidad en el PSOE, que celebrará unas 100 citas en estas semanas, casi tantas como agrupacion...

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Ningún político necesita que se lo expliquen: si su teléfono deja de sonar es que su carrera se ha acabado. Ese viejo axioma, que rodea de silencio a los gestores dimitidos, despedidos o retirados, se demuestra estos días con frialdad despiadada en el PP de Madrid. A la espera de que Pablo Casado decida los candidatos de las elecciones de 2019, los dirigentes populares auscultan su futuro con el termómetro de las decenas de copas de Navidad que organiza la formación cada día. La tensión se torna tranquilidad en el PSOE, que celebrará unas 100 citas en estas semanas, casi tantas como agrupaciones tiene en Madrid. Ciudadanos, por su parte, vive instalado en la calma que precede a la tormenta: con Ignacio Aguado y Begoña Villacís destacados como favoritos para encabezar las candidaturas a la Comunidad y el Ayuntamiento, las fiestas se han convertido en el escenario perfecto para su confirmación interna antes de que se desate la tensión de la campaña y de los pactos. Queda el Podemos de Pablo Iglesias, Iñigo Errejón y los anticapitalistas: pocas cenas navideñas, tantas como familias; eso sí, cada uno con la suya.

Quienes no son llamados hoy a representar al partido ante los afiliados interpretan que tampoco lo serán mañana para formar parte de las listas electorales. En consecuencia, el dolor por el aislamiento, sentido como una puñalada en la espalda, acompaña a los actores secundarios de las dos batallas del PP: la de la candidatura autonómica (que disputan Ángel Garrido y Antonio González Terol) y la del poder interno (que enfrenta al gobierno regional con la gestora del partido local).

“El año pasado me llamaron para 14 cenas. Este no me han llamado ni una vez. Eso lo dice todo”, lamenta un político con galones en la Comunidad, quejoso con la dirección interina que lleva el timón del PP de Madrid desde que Cristina Cifuentes dimitió como presidenta del partido por el escándalo del caso máster.

“La cohabitación entre el gobierno y el partido no es cómoda”, reconoce un veterano de la formación conservadora. “Pero en las cenas y copas de Navidad, donde se llegan a acumular entre cinco y diez convocatorias diarias, se está contando con quien quiere contar, porque a todo el mundo se le ha ofrecido que se apunte a lo que quiera”, añade.

Las dos batallas en el PP

Igual que las fiestas que siguen a la ceremonia de los Óscar, las copas de Navidad del PP se dividen según un escalafón invisible que separa a las apetecibles, copadas por los grandes nombres del partido, de las carentes de pedigrí, destinadas a los teloneros. La respuesta de los líderes nacionales a las distintas invitaciones ayuda a dibujar la geografía del poder popular en la región, señalando complicidades con alcaldes y políticos locales, y subrayando desencuentros.

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Este invierno, la cita con mayúsculas tuvo lugar en el distrito de Salamanca. Ocurrió el 12 de diciembre y tuvo como principal protagonista a Mariano Rajoy. La presencia del expresidente actuó como un imán: el presidente del Senado, Pío García Escudero; el de la Comunidad, Ángel Garrido; el secretario popular de política local, Antonio González Terol; consejeros madrileños, portavoces municipales… nadie se quiso perder una cita que marcó el quién es quién del partido en Madrid y sirvió como escenario para que midieran fuerzas los aspirantes a la candidatura regional.

“Quiero dar las gracias a Mariano Rajoy por saber gobernar en momentos difíciles y por confiar en mí para liderar la Comunidad de Madrid, el motor económico de España”, dijo Garrido, intentando convertir el respaldo pasado en un apoyo presente ahora que se juega la candidatura.

“Detrás de estas siglas está el trabajo de miles de afiliados anónimos que hacen grande nuestro partido”, apuntó Terol, que igualó el protagonismo de su principal rival en tan señalada cita tras recibir un premio de las Nuevas Generaciones madrileñas, cuyo secretario general, Ángel Carromero, le apoya como aspirante.

El repaso de las fotografías de esa cena es el examen de los protagonistas de la batalla de poder que dirime el PP de Madrid. No será la última. Cuando Casado decida quiénes aspiran a gobernar la Comunidad (Garrido o Terol), y la capital (José Luis Martínez Almeida, Adolfo Suárez Illana, Javier Maroto…) se abrirá la guerra por presidir el PP de Madrid. Hasta entonces, la tensión que preside la relación entre los dirigentes del Gobierno regional y los de la formación se mantendrá sin disimulos.

En ese contexto, todo se mide en clave electoral. Nada se juzga como casual. Y hasta el protocolo sirve para marcar filias y fobias. El PP de Madrid prepara su cena de Navidad, que celebrará el 20 de diciembre, atenazado por la falta de candidatos: en consecuencia, solo Pablo Casado y Pío García Escudero tenían reservado un discurso en la organización preliminar, no fuera a ser que se malinterpretara que otro invitado empuñase el micrófono, bien porque ya hubiera aspirantes oficiales (y fueran otros distintos a los intervinientes), bien porque se mantuviera el suspense. Finalmente, Garrido intervendrá, en tanto que presidente regional. 

Ni siquiera la Navidad apacigua al PP, donde unos teléfonos no paran de sonar, hirviendo de rumores, y otros empiezan a dejar de iluminarse, avanzando el silencio que siempre acompaña al adiós de los políticos. Mientras tanto, una broma recurrente recorre las filas conservadoras: habrá que poner cuchillos de plástico, dicen unos y otros, para evitar incidentes.

Tregua en el PSOE

José Marcos

A la espera de resolver quién encabezará las listas al Ayuntamiento de Madrid, el PSOE de Madrid afronta los compromisos navideños sin el ruido interno que definía a la antigua FSM. El candidato a la presidencia de la Comunidad, Ángel Gabilondo, está claro desde hace meses. Lo mismo sucede con todos los alcaldables en las ciudades de más de 20.000 habitantes (salvo en la capital) de la región, a los que el partido presentó en Alcorcón el domingo en un acto al que asistió el secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos.

El invitado más solicitado por las agrupaciones es José Manuel Franco. El secretario general autonómico, de la confianza del presidente Pedro Sánchez, acumula más de 40 encuentros con militantes desde mediados de noviembre. En su agenda hay jornadas con vino, comida y cena en distintas agrupaciones. La de Leganés, una de las más importantes, hará entrega hoy de un premio a José Luis Rodríguez Zapatero.

Futbolín, karaoke y paella

Ana Marcos

Hay tantas formas de celebrar la navidad en Podemos como familias componen la formación de Pablo Iglesias. Los fieles al secretario general de Podemos se juntarán en la sede La Morada de Arganzuela, un espacio de encuentro donde se organizan actos culturales, cumpleaños, se ven partidos de fútbol. Cargos del partido, diputados y trabajadores de todas las sensibilidades se escaparán del día a día de Telegram (la red de mensajería que usan para comunicarse) y la política, cuentan desde la dirección. En La Morada, además, se organizan actividades y juegos navideños. El futbolín es el terreno de Iglesias. “Todos los años intentamos que pase por debajo, pero nunca lo conseguimos. Es muy bueno”, explican. El fin de fiesta siempre es en un karaoke y para cerrar la noche interpretan alguna de Camela.

El grupo de anticapitalistas tienen dos citas independientes. El viernes al mediodía, Miguel Urbán, diputado europeo y una de las cabezas visibles de esta corriente dentro de Podemos, hará una paella en la oficina europarlamentaria de Podemos en Madrid al que están invitados todos los trabajadores. “Miguel tiene una larga trayectoria de paellero en los movimientos sociales”, explican fuentes cercanas. Por la noche, los anticapis, como se les conoce, celebrarán la cena de navidad en su sede en la plaza de los Comunes de la capital. “Siempre hay opciones vegetarias, veganas y un espacio para los niños porque cada vez más compañeras son madres”, detallan. “Es una cena intergeneracional, nos juntamos de todas las edades”.

La tercera familia de Podemos, los denominados errejonistas, aprovechan las citas oficiales para recibir la Navidad. Es decir, celebran en la copa navideña que se organiza en el Congreso y en la cena de periodistas parlamentarios de la noche del martes. El equipo más cercano a Íñigo Errejón, sus asesores y el propio candidato a la Comunidad de Madrid por Podemos, también organizan una cena.

Villacís, aún sin rival

J.J. MATEO

De los cuatro principales partidos, Ciudadanos es el que afronta la cita electoral con menos marejada interna. Ignacio Aguado parte como favorito para ser el candidato en las elecciones autonómicas, puesto al que también aspira Juan Carlos Bermejo, como adelantó este diario. Decidirán los afiliados votando en primarias, que se programarán previsiblemente a finales de enero, salvo que la prolongación de las negociaciones de Ciudadanos con el PP para desbloquear la formación de Gobierno en Andalucía aconseje retrasarlas.

Lo mismo ocurrirá en el caso del número uno capitalino si alguien da el paso de medirse a Begoña Villacís, por ahora única aspirante. La portavoz municipal cuenta con el apoyo público de Albert Rivera, y tiene predicamento en las agrupaciones locales, lo que ha actuado como freno hasta ahora para que se presente cualquier otro aspirante.

Los estrategas de Ciudadanos afrontan la cita electoral de mayo de 2019 sabiendo que las posteriores negociaciones para formar gobiernos por toda España pueden entrecruzarse, obligando a cesiones en una región a cambio de lograr ventajas en otra. Al tiempo, en el equipo de Rivera también se admite que esas conversaciones se pueden enredar especialmente en Madrid, donde un posible pacto autonómico con el PP puede ponerse al servicio de lograr la contraprestación de la alcaldía de Madrid, y viceversa.

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