ENTREVISTA

‘Chusa’, la voz del metro de Madrid: “No lo cojo nunca porque me mareo”

María Jesús Álvarez, de 80 años, es la voz del transporte público desde sus inicios

Maria Jesus, periodista y voz del metro de Madrid, en su casa de Majadahonda. Carlos Rosillo

La voz del metro de Madrid no coge el Metro. María Jesús Álvarez, Chusa, llegó a la capital desde León en enero de 1961. Su idílica voz tardó en encontrar trabajo menos de 24 horas. “Al día siguiente estaba en radio Juventud y en radio Intercontinental”. Hoy, con 80 años, confiesa: “No me gusta salir en los medios. Además, estoy muy a gusto en Majadahonda y en una casita que tengo en la sierra. Y a Madrid voy tan poco…”.

— Pues tiene millones de oyentes en la capital…

— El metro lo he cogido poquísimas veces en mi vida porque me mareo con todo lo que se mueve y, claro, n...

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La voz del metro de Madrid no coge el Metro. María Jesús Álvarez, Chusa, llegó a la capital desde León en enero de 1961. Su idílica voz tardó en encontrar trabajo menos de 24 horas. “Al día siguiente estaba en radio Juventud y en radio Intercontinental”. Hoy, con 80 años, confiesa: “No me gusta salir en los medios. Además, estoy muy a gusto en Majadahonda y en una casita que tengo en la sierra. Y a Madrid voy tan poco…”.

— Pues tiene millones de oyentes en la capital…

— El metro lo he cogido poquísimas veces en mi vida porque me mareo con todo lo que se mueve y, claro, no voy a tomarme unas pastillas para subirme cada dos por tres.

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Acaba de renovar el carné del coche y le han dicho que está perfecta. “A veces las neuronas se me van de vacaciones”. Álvarez empezó su carrera profesional en RNE y TVE, donde estuvo 45 años. Aquí coincidió con su pareja de entonces, el periodista Luis del Olmo. “En aquella época las mujeres brillaban por su ausencia. Solo había hombres. Técnicos, regidores, realizadores...”. Cuando salían a hacer programas exteriores les manifestaba: “Yo me llamo Pepe, ¿eh?”. Y todos se reían. “La mayoría me quería invitar siempre a tomar algo y no me dejaba. Les decía: ‘Pero si cobro lo mismo que vosotros o más…'”.

Un día recibió una llamada. El metro de Madrid ideó instalar la megafonía y pensaron en su voz.. “Son encantadores. ¡Y los más fieles! Todavía hoy me siguen llamando cuando se inaugura una nueva estación o hay que emitir nuevos avisos”.

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—  ¿Locutó todas las líneas?

—  ¡No digas locutar! ¡Es una palabra horrorosa! La RAE tendría que cambiarla. Hay que promover el uso de sonorizar.

Álvarez sonorizó todo el metro. Y también los trenes de cercanías de media España, algunos trenes Talgo e incluso varios documentales para National Geographic. Dice que no se paga mal. En el 2000 le dijeron que Manu Chao había grabado su voz sin permiso en el disco Próxima estación: Esperanza. “Si me hubiese llamado, le habría dicho que sí. Y gratis. Pero estuvo muy feo”. Denunció a la productora, al cantante y a la distribuidora. Antes del juicio, en los pasillos de los juzgados, llegaron a un acuerdo económico si el artista se disculpaba públicamente. "La introducción en el referido álbum fue un error, pido disculpas”, escribió el cantante.

—  El trato económico…

—  Nos comprometimos a no decir nunca la cifra.

Conserva la voz perfectamente. “Es lo único que no envejece… Todo lo demás lo tengo hecho un desastre”. No ha fumado nunca. “Mi otorrino de toda la vida me decía: ‘Chusa nunca tomes cosas muy frías ni muy calientes y, si algún día tienes la garganta delicada, tómate zumo de limón con agua tibia, una cucharada de miel y haz gargarismos”.

Cuenta que al principio no le gustaba mucho que solo se la reconociera por ser la voz del metro. “A mis amigas les hacía así—hace el gesto de un suave codazo—porque también he estado 45 años en RNE”. Ahora, sin embargo, le encanta. “Me dicen: ‘Chusa te hemos oído esta mañana’ o ‘Chusa esta tarde te escuché en Cuatro Caminos’”.

Tras dejar la radio, descubrió la jardinería. “Eso de que ponga una semilla así de pequeña y me nazca una tomatera con unos tomates rojos preciosos me parece un milagro”. El huerto se lo cuida una familia marroquí que vive en su casa de la sierra madrileña. “Lo gordo de recoger y podar me lo hacen ellos, pero hay otras cosas a las que me resisto, como a cuidar de mis geranios.

 — ¿Cómo ve los cambios en RNE?

—  De cosas políticas prefiero no opinar.

Tiene dos nietos. Eduardo, de ocho años, y Carolina, de seis. “Mi voz se la tengo que agradecer a Dios, mi buena dicción, a haber nacido en León y el saber leer bien, a mi padre”. Uno de sus íntimos amigos fue Francisco Umbral—su mentor en León— cuando Umbral solo era Paco. Dice que un día le espetó: “No comprendo cómo llamándote María Jesús permites que te llamen Chusa”. Otro día, le dijo: “Espero que la vida no te haga perder la sonrisa”. Y le hizo caso.

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